El hechicero Shang Tsung me había asesinado y consumido mi alma. Permanecí atrapado dentro de su ser, atormentado por su maldad, junto con muchas otras victimas de su vampírico drenaje de almas. A través de los ojos de Shang Tsung, observamos el combate con Raiden, que se sacrificó a si mismo para detener a Onaga. La explosión de Raiden destruyó a Shang Tsung, y nuestras almas eran libres de ascender hacía los cielos. Sin embargo, yo permanecí en Outworld para ayudar a mis amigos en la lucha contra el Rey Dragon.
El hechicero Shang Tsung me había asesinado y consumido mi alma. Permanecí atrapado dentro de su ser, atormentado por su maldad, junto con muchas otras victimas de su vampírico drenaje de almas. A través de los ojos de Shang Tsung, observamos el combate con Raiden, que se sacrificó a si mismo para detener a Onaga. La explosión de Raiden destruyó a Shang Tsung, y nuestras almas eran libres de ascender hacía los cielos. Sin embargo, yo permanecí en Outworld para ayudar a mis amigos en la lucha contra el Rey Dragon. ¿Por qué alguien profanaría mi tumba y reanimaría mi cuerpo?, es algo que no se decir. De alguna manera mi cadáver retiene mi conocimiento de las artes marciales y ha asesinado a muchos inocentes. A pesar de que no soy el perpetrador de esta matanza, no puedo evitar sentirme responsable de la brutalidad cometida por mi forma corporal. La batalla entre el cuerpo y la mente ha comenzado.