El signo dá á conocer y á veces es natural; la señal advierte y siempre es arbitraria. Los movimientos del rostro son comunmente signos de lo que pasa en el corazon; la campanada es una señal que llama al canónigo á la iglesia. Con los mudos y sordos se esplica uno con signos; y se conviene en cierta señal para entenderse con los que están lejos.
El signo dá á conocer y á veces es natural; la señal advierte y siempre es arbitraria. Los movimientos del rostro son comunmente signos de lo que pasa en el corazon; la campanada es una señal que llama al canónigo á la iglesia. Con los mudos y sordos se esplica uno con signos; y se conviene en cierta señal para entenderse con los que están lejos.