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| - thumb|304px|Depredador noble de la Cúspide. Incluso en la pesadilla viviente del Submundo, sientes un escalofrío cuando oyes nombrar a los Depredadores. Los padres consiguen que sus hijos los obedezcan con la simple mención de su nombre y los adultos enmudecen cuando escuchan relatos de sus ataques. Para los habitantes del Submundo son demonios de la oscuridad, diablos bañados en sangre que se lanzan sobre las bandas de guerra sin escrúpulos o compasión. Estas criaturas no son demonios o fantasmas y los habitantes del Submundo lo saben demasiado bien. Son los hijos e hijas de las Familias Nobles que gobiernan Colmena Primus y la totalidad de Necromunda desde la fortaleza de la Cúspide. Estos hermanos de sangre noble son arrojados al purgatorio para que demuestren que son lo suficientemente fuertes e ingeniosos como para ganar una posición en el seno de las familias gobernantes. En una Colmena en la que habitan billones de individuos, solo los más dinámicos e implacables pueden gobernar o simplemente sobrevivir. Los Depredadores se envían en equipos más allá del Muro. Una vez en el Submundo, no pueden solicitar ayuda y no disponen de dinero o recursos, solo cuentan con el equipo que llevan y sus conocimientos naturales para sobrevivir. La única ayuda que suelen recibir es la aparición ocasional de la matriarca o del patriarca de la familia que haya patrocinado el equipo, que a veces se aventuran en el Submundo (uno de ellos o los dos) para comprobar de primera mano cómo se efectúan las cargas y echarles una mano cuando se enfrentan a oponentes especialmente peligrosos. Por supuesto, un Depredador de la Cúspide no va equipado con la armadura habitual, sino que usa combinaciones rituales de armas y armaduras que favorecen diferentes estilos de combate. Todas las piezas de equipo se construyen meticulosamente fuera del planeta y son artefactos asombrosos producto de tecnologías medio olvidadas y que bien valen su peso en créditos. El equipo se automantiene y autorrepara, además de usar munición integral, y está construido con multiplicadores que se activan a medida que mejora el dominio de su portador. Estos multiplicadores funcionan de manera diferente para cada depredador, ayudando a que haya una gran diversidad de estos grupos de poderosos individuos. Un equipo de Depredadores solo puede volver a cruzar el Muro cuando haya conseguido su objetivo, ya sea matar a media docena de guerreros del Submundo o sobrevivir en los Desiertos durante un cierto período de tiempo, o algún otro juramento similar. Sus armaduras de combate graban todo lo que ocurre en las profundidades y verifican sus asesinatos, por lo que no puede darse el caso de duplicidad; los Depredadores han de cumplir su objetivo o morir en el intento. En el Submundo son odiados y temidos, pero en la Cúspide se celebrará su vuelta y los supervivientes del equipo ocuparán un puesto en la poderosa elite que gobierna Necromunda. Más adelante, podrán llegar a convertirse en matriarcas o patriarcas de pleno derecho y regresar al Submundo para sentir la emoción de la cacería una vez más. Muchos equipos de cazadores no pueden soportar una espera tan larga y regresan al Submundo con una avidez de sangre y muerte que les estimula la adrenalina y que en la Cúspide no podrían satisfacer.
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