contenido
| - i el título de este texto te resulta familiar, entonces quizás, al igual que yo, hayas tenido el enorme placer de conocer a los skaal de Solstheim, un pueblo asombroso.
Nada más conocer a estos hombres tan agrestes como amables, me impresionó su gran hospitalidad. Me dieron la bienvenida a sus hogares sin el más mínimo atisbo de sospecha o incertidumbre. Parece que la confianza es algo natural en los skaal.
Por su aspecto, resulta evidente que los skaal proceden de los nórdicos. Sin embargo, su cultura presenta importantes divergencias, siendo su fe la que más destaca. Los skaal nunca adoptaron el panteón del Imperio y solo reconocen a una deidad a la que llaman Creador.
Para los skaal, el Creador es la fuente de toda la vida y la creación. Cuando una criatura muere, su espíritu regresa con el Creador, que le da una forma nueva y lo devuelve a Mundus. Los skaal desconocen el concepto de muerte como final de la vida; para ellos, la muerte solo es el comienzo de la siguiente etapa de un viaje infinito.
Este gran respeto que sienten por la vida es evidente en una de sus creencias más importantes, un concepto que los aldeanos llaman "Unidad con la tierra". Los skaal intentan vivir en armonía con su entorno, causando el mínimo impacto que sea posible. Por ejemplo, cuando un aldeano skaal sale para recoger leña, elige las ramas caídas de árboles muertos. Cuando cazan, solo lo hacen por necesidad, nunca por deporte. Sienten un gran respeto por toda la vida y solo emplearán la violencia como último recurso.
Comprensiblemente, esto les ha llevado a mantener un estilo de vida bastante austero para esta gente sencilla y bienintencionada. Para los skaal, el concepto "lujo" les es ajeno. Sin embargo, me sorprendí al comprobar que un miembro de su comunidad, Edla, se dedica a intercambiar bienes básicos por pequeños artículos de lujo con los viajeros que pasan por la aldea. Una actitud como esta es una novedad para los skaal.
Aunque me entristece concluir este relato con un comentario tan sombrío, es imposible negar la dura realidad de que el número de skaal se está reduciendo. En un siglo o dos, es posible que su modo de vida tan único se pierda para siempre y nos quede como un simple pie de página en esta gran época de la historia.
No se puede decir que esto sorprenda, dadas las grandes dificultades que entraña la vida en unas condiciones tan extremas. Para los skaal, sobrevivir en el clima de invierno perpetuo del norte de Solstheim ya es una lucha diaria, pero además, recientemente han surgido otras complicaciones.
La ceniza del Páramo de Vvarden ha cobrado su tributo a las plantas y animales de los que depende la supervivencia de los skaal, y ahora la vida es más dura para todos los que habitan en Solstheim.
Por tanto, ruego humildemente a todos los estudiantes de historia que encuentren este modesto texto que viajen a Solstheim y aprendan todo lo que se pueda aprender de esta noble gente y sus antiguas costumbres. Quizás la existencia de los skaal no se prolongue demasiado, pero debemos asegurarnos de que su orgulloso y noble legado perdure en el futuro.
|