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| - [[Archivo:Segmentum_Solar_Mapa_Wikihammer.jpg|thumb|300px|Mapa del Departamento Cartográfico del Segmentum Solar.]] La Caza de Kharfra el Antípata fue una campaña militar llevada a cabo por el Imperio en el 330.M39, para dar caza al traidor Cardenal Kharfra y su aquelarre de cultistas del Caos. Después de que el intento fallido de asesinato contra la vida del Eclesiarca Vasille Nyber revelara la corrupción del Cardenal Kharfra, el falso sacerdote y su culto al Caos, secreto hasta entonces, huyeron de la justicia imperial, sembrando la destrucción a su paso por todo el Segmentum Solar. Declarado Traitoris Extremis desde cada púlpito que pregonara la palabra del santo Adeptus Ministorum, la caza a lo largo y ancho del Imperio del Antípata y sus seguidores duraría décadas. Serían los miembros del Capítulo de Marines Espaciales de los Guerreros Mantis quienes acabarían finalmente por encontrar al maldito Kharfra. Los datos de inteligencia arrancados de las almas de los corsarios renegados por los Bibliotecarios del Capítulo dieron las primeras pistas de la ubicación del escondrijo del Archienemigo de la Humanidad: Kharfra había encontrado refugio entre los renegados adoradores del Caos de los Páramos de Golgotha. Este descubrimiento fue el pistoletazo de salida para una persecución de cinco años por parte del Capítulo, que finalmente llevó al descubrimiento de una fortaleza secreta enclavada en unas ruinas pre-imperiales del mundo letal de Parasis. Infiltrándose en las selvas infestadas de fétidos hongos que rodeaban la fortaleza, los Guerreros Mantis atacaron sin previo aviso, aniquilando a una fuerza de herejes y mutantes cinco veces superiores en número en un mortífero asalto nocturno. En cuestión de pocas horas, la fortaleza fue tomada. A pesar de que estaba cubierto con los cadáveres de sus defensores, los Guerreros Mantis encontraron a su presa. Kharfra se había convertido en una enorme masa de carne cubierta de ampollas por los retorcidos poderes de aquellos a quienes servía, había quedado abrasado al refugiarse en las apestosas alcantarillas que discurrían por debajo de la fortaleza, y todavía gruñía con arrogancia y soberbia. El prisionero fue llevado, encadenado, por los Guerreros Mantis a la fortaleza-prisión de la Inquisición en Valsingam para su examen final y enjuiciamiento, cosechando el Capítulo los más elevados elogios por parte de la Eclesiarquía.
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