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| - Jones era un hombre de tierras lejanas al Caribe, amante de navegar en sus tiempos libres. Tan enamorado estaba de esta tarea, que no dudó en alistarse cuando el capitán de la Armada Real estaba reclutando hombres para un nuevo viaje, sin saber que su disfrute no sería tanto. Fue admitido y llevado a alta mar ese mismo día, sus habilidades como navegante eran resaltantes y el capitán no pudo negarle la entrada para una aventura al Caribe. Sin embargo, ninguna capacidad legendaria como marinero podría mantener el control en una tormenta como la que vendría. El cielo se inundaba de nubes cenizas, mientras que el viento aumentaba su fuerza y sacudía la embarcación. Jones fue mandado a encargarse de las cuerdas del lado derecho del barco, y como buen marinero, obedeció la orden de inmediato.
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| - Jones era un hombre de tierras lejanas al Caribe, amante de navegar en sus tiempos libres. Tan enamorado estaba de esta tarea, que no dudó en alistarse cuando el capitán de la Armada Real estaba reclutando hombres para un nuevo viaje, sin saber que su disfrute no sería tanto. Fue admitido y llevado a alta mar ese mismo día, sus habilidades como navegante eran resaltantes y el capitán no pudo negarle la entrada para una aventura al Caribe. Sin embargo, ninguna capacidad legendaria como marinero podría mantener el control en una tormenta como la que vendría. El cielo se inundaba de nubes cenizas, mientras que el viento aumentaba su fuerza y sacudía la embarcación. Jones fue mandado a encargarse de las cuerdas del lado derecho del barco, y como buen marinero, obedeció la orden de inmediato. Comenzó la lluvia y la visibilidad se hizo poca. Sólo confiaban en los ojos de su vigía, mientras el viento y las olas chocaban contra el casco y sus rostros. De repente, un grito a todo pulmón: - ¡Capitán, un monstruo marino! Jones se precipitó: no creía lo que decía el vigía a gritos, pero la conmoción entre los demás marineros le hizo dudar de sus ideas. Se acercó a la proa del barco, y el miedo paralizó su cuerpo y ahogó sus sentidos al detallar a la colosal bestia con una caótica apariencia similar a la de un crustáceo, que se alzaba de las aguas y acentuaba las olas con sus extremidades. El capitán le mandó de regreso a su puesto en un grito angustiado, pero él lo desobedeció. Miró a su capitán con tristeza apenas el pánico se atenuó y pudo moverse, con una expresión demacrada y lágrimas mezclándose con el agua salada en su rostro, para luego sentenciar: - Nunca más volveremos a ver otro día soleado, mi capitán. Hoy moriremos todos, por obra de los dioses. El viejo marinero escuchó sus palabras, mientras un rayo iluminaba a la bestia que cada vez llegaba más cerca y sacudía el barco con mayor intensidad. Separó sus labios como si quisiera decir algo, pensando que moriría por culpa de aquel "crustáceo". Pero no dijo eso. Abrió sus ojos a más no poder, dando su orden. - ¡No! ¡Preparen los cañones, también los arpones! -Los marineros miraron a su capitán, mientras este buscaba su lugar.- ¡Hoy vamos de pesca, muchachos! Jones le miró boquiabierto por unos instantes, pero mejor era no perder el tiempo y obedeció sus órdenes al momento. Dirigieron la embarcación hacia la bestia, comenzando el brutal encuentro con ella. Esta no cedía ante sus proyectiles, y en un arranque de furia, golpeó el barco en el centro, matando a varios hombres con el impacto o arrojándoles al mar. Jones disparaba los arpones al rostro de la bestia, cuando su acción fue interrumpida por una voz espectral que llegó a su cabeza. Su mirada se centró en la de la bestia. Apuntó el último arpón aún con el barco sacudiéndose, y disparó al ojo del monstruo atravesando su cráneo de lleno. La bestia se desplomó contra el barco, pero Jones y el capitán saltaron al mar casi ilesos, sujetándose de las maderas flotantes y procurando no separarse mientras se alejaban. Observaron cómo el ser hundía los restos del barco hasta que no se veía el mástil mayor. Los dos hombres quedaron inconscientes ante el cansancio, y para cuando abrieron sus ojos nuevamente, estaban en una isla. Jones se levantó con mucha dificultad mirando a su alrededor, y pudo mantenerse de pie. Sin embargo, su brazo izquierdo se sentía pesado y apenas podía alzarlo, y para cuando pudo verlo, el grito que soltó retumbó en toda la isla. El capitán despertó por completo al escuchar a su marinero gritar de esa forma, y se apresuró en incorporarse e ir hacia él para socorrerlo. También gritó de la misma forma al ver la enorme tenaza que ocupaba el lugar de la extremidad de Jones, mientras este recordaba las palabras que escuchó antes de dar muerte al monstruo. Miró al capitán, hablando con tono firme. - Tomé su lugar; debo ir de inmediato al océano. - ¿¡Acaso estás loco!? -Cuestionó el mayor, mirándole extrañado.- ¡No puedes volver al mar! Jones no le hizo caso, y comenzó su lento caminar d regreso al agua. Sin embargo, el capitán se lanzó contra él en un acto desesperado y le golpeó en el rostro buscando hacerle recuperar la cordura, pero sólo consiguió enfurecer a la nueva bestia. Jones llevó su nueva tenaza a su cuello, rompiéndolo y dándole fin al viejo marino, para luego adentrarse al mar. Él aceptó su destino, y con cada año que pasa, su cuerpo se transforma más y más en aquella bestia. Si gustas de navegar, especialmente en el Caribe, ten cuidado; puedes encontrar al hombre que recibió el regalo marino, la nueva bestia de estas aguas. Categoría:Animales
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