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| - La principal estrategia de los Caballeros Grises a la hora de desterrar a un Demonio de vuelta a la Disformidad consiste en conocer el nombre verdadero de dicha bestia. Saber el nombre verdadero de un Demonio otorga un gran poder sobre él, motivo por el cual la mayoría de Demonios adoptan engañosos seudónimos o títulos, y nunca cometen el error de utilizar su nombre real. En manos de un místico experimentado, el nombre verdadero de un Demonio puede invocarse para esclavizar o incluso para expulsar a la criatura en cuestión. Por lo general, este proceso requerirá semanas (en ocasiones incluso meses) de cuidadosos preparativos y rituales, para que el invocante no se vea corrompido por el poder del Demonio al que está intentando domeñar. Invocar el nombre verdadero de un Demonio equivale a establecer una especie de pacto, aunque se trata de un pacto en el que una de las dos partes (el Demonio) está en clara desventaja. Para un Caballero Gris, sin embargo, el nombre verdadero de un Demonio es un arma tan fiable y eficiente como el Bólter de Asalto que lleva en su mano izquierda. Incluso los Caballeros Grises de menor rango son capaces de invocar el nombre verdadero de un Demonio casi de forma instantánea, desorientando y debilitando a la bestia, que quedará lista para recibir el golpe de gracia de un arma de energía Némesis. Un veterano consumado del Capítulo será capaz de invocar el nombre verdadero de un Demonio para aniquilar la forma física adoptada por la bestia, o incluso para devolverla de cabeza a la Disformidad, dejando en su lugar apenas un ligero olor a azufre y unos pocos residuos ectoplásmicos. Desterrar a un Demonio de este modo es, para los Caballeros Grises, lo más parecido a una victoria duradera: un Demonio al que se mate físicamente será capaz de volver al mundo real mucho antes que uno que haya sido desterrado a la Disformidad en cuerpo y alma. No obstante, si bien es verdad que los nombres verdaderos son el arma más poderosa de que disponen los Caballeros Grises para hacer frente a los Demonios, también es cierto que son la más difícil de adquirir. Al igual que ocurre con todas las cosas relacionadas con lo demoníaco, un nombre verdadero nace en la Disformidad, y su reflejo en las mentes y las lenguas de los hombres mortales es tan cambiante y mutable como la bestia con la que está relacionado. En las cámaras del Augurium de los Caballeros Grises, a la tenebrosa luz de las velas, un verdadero ejército de escribas ataviados con largas túnicas negras trabaja incesantemente para descifrar las transcripciones de las visiones de los Prognosticadores del Capítulo, buscando pistas sobre los nombres verdaderos de diversos Demonios. Es un proceso largo y peligroso ya que cada escriba puede trabajar únicamente en un solo fragmento de un nombre verdadero, a fin de evitar ser corrompido por el poder demoníaco que emana de él. Cada gramo de información que se logra extraer es inscrito en un pergamino que se ha bendecido previamente con múltiples sellos y protecciones creadas con la sangre del propio escriba (la simple tinta no serviría para contener el conocimiento demoníaco). A continuación uno de los Bibliotecarios Superiores del Capítulo recopila cada pergamino, lo interpreta y lo encuaderna como parte de uno de los sacrosantos grimorios del Sancta Sanctorum.
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