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| - Aunque la piedra nazca de ceniza enfebrecida,
- Con escoplo, sogas, piolets y piquetas,
- Cuando la montaña se alza buscando el cielo,
- En esa madriguera me arrastraré,
- Los que lo intentan acaban tirados en la ladera;
- Mi amor es el agua que hurga, el hielo
- Pero el agua paciente suavemente abre
- Por eso algunos desdeñosos dicen, "no existe",
- Pues el burdo asalto no podría penetrar
- Pues yo he vivido entre las rocas,
- Una cima se alza orgullosa en la cordillera,
- Una súplica susurrada y anhelante
- Y así, su corazón no muestra amor,
- en la escarpada piedra de mi ciudad.
- en la guardada profundidad de su interior.
- invencible, y no escalada por nadie.
- l corazón de mi amada es de piedra inmóvil
- los alpinistas, conquistadores, se suben a ella.
- los riachuelos de sus ojos oblicuos corren.
- marcará el tiempo hasta mi irrupción.
- ni calidez a quien se abraza y lo busca.
- obligan a la roca a rendirse cual doncella.
- que se oculta en hielo fuera de la vista.
- que se quiebra con los ciclos del sol.
- un canal furtivo hacia el corazón.
- una vez formada no quema ni chamusca.
- y calentaré el alma que es mi hogar.
- y otros susurran, "tal vez sí exista".
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