Luego del final de la Guerra Sudamericana, el gobierno de Eduardo Frei Montalva acogió la idea presentada por un sector del oficialismo para elaborar una nueva constitución que consagrara plenamente los valores democráticos y simbolizara el comienzo de una nueva etapa para el país.
Luego del final de la Guerra Sudamericana, el gobierno de Eduardo Frei Montalva acogió la idea presentada por un sector del oficialismo para elaborar una nueva constitución que consagrara plenamente los valores democráticos y simbolizara el comienzo de una nueva etapa para el país. Los partidos de la Confederación de la Democracia se sumaron en su totalidad al proyecto, si bien algunos grupos no eran entusiastas con la idea y mantuvieron su visión critica pero sin romper la unidad de la coalición. Por su parte en la oposición, hubo grupos dentro de lo partidos del Frente Social Demócrata y del Movimiento Democrático Popular que declararon su respaldo a elaborar una nueva constitución, pero exigiendo que se realizara una asamblea constituyente para tal efecto. Sin embargo, el gobierno se declaro contrario a tal idea, y es lugar se propuso que la elaboración de la nueva carta magna quedaría mejor si estuviera a cargo de una comisión, integrada por importantes representantes del mundo académico y político.