El Concilio de Sevilla se celebró en la ciudad del mismo nombre, con la Catedral de Santa María como sede, y desarrolló sus sesiones entre el 8 de octubre de 1115 y el 17 de febrero de 1120. Está considerado por la Iglesia Católica como el IX Concilio Ecuménico y el primero de los celebrados en Occidente.
El Concilio de Sevilla se celebró en la ciudad del mismo nombre, con la Catedral de Santa María como sede, y desarrolló sus sesiones entre el 8 de octubre de 1115 y el 17 de febrero de 1120. Está considerado por la Iglesia Católica como el IX Concilio Ecuménico y el primero de los celebrados en Occidente. Fue convocado por el papa Miguel I en abril de 1115, tras ser persuadido por el rey Manolo II y la emperatriz Helena Fisitrías a realizar un concilio en donde se trataran temas relacionados a la simonía en el Sacro Imperio Romano Germánico y a la posible unión entre las dos Iglesias (católica y ortodoxa). En el concilio también fueron vistos temas como la manutención de los sacerdotes y la jerarquía eclesiástica, aunque el concilio se limitó a condenar la simonía (y a todo aquel que la practicase) y a prohibir el matrimonio a miembros vinculados con la Iglesia en lo eclesiástico, pues la asamblea trato en general temas políticos.