Estas armas disparan rayos capaces de calcinar el tejido nervioso en un instante agónico. No hay armadura que proteja de estas armas, pues las eluden completamente. En realidad un enemigo víctima de un neurodisruptor no presentará ningún signo externo de violencia, salvo por las fuertes convulsiones que sufrirá cuando caiga al suelo desplomado.
Estas armas disparan rayos capaces de calcinar el tejido nervioso en un instante agónico. No hay armadura que proteja de estas armas, pues las eluden completamente. En realidad un enemigo víctima de un neurodisruptor no presentará ningún signo externo de violencia, salvo por las fuertes convulsiones que sufrirá cuando caiga al suelo desplomado.