En su día fueron humanos, pero fueron infectados con el virus T, y como resultado, resucitaron. Han perdido su capacidad de razonar, y la piel está en constante descomposición, por lo que se les llama zombies. Con el brote del virus, empezaron a surgir en gran número.
Su hambre insaciable incita a estos portadores a buscar organismos vivos de los que alimentarse, lo cual propaga aún más la infección.