abstract
| - Un pequeño zumbido azota mis oídos y mis párpados empiezan a abrirse lentamente. Estoy en mi habitación, tumbada boca arriba. No estoy sola, noto algo extraño detrás de mí que no puedo ver. Intento incorporarme, pero no puedo, es como si alguien o algo estuviera encima de mí. De repente escucho una voz masculina diciéndome: “No saldrás de aquí”. En ese momento mi corazón empieza a latir mas rápido, puedo notar como me golpea la sien. Vuelvo a intentar incorporarme, esta vez con todas mis fuerzas, pero solo consigo moverme unos miseros milímetros. Mis ojos se posan en el techo, casi con resignación, entonces veo algo fuera de lo común que a mi mente le cuesta asimilar, unos cojines levitan en el techo, estáticos. No me lo pienso dos veces e intento estirar el brazo para coger el más bajo... No se cómo pero consigo levantar el brazo derecho y aferrarme al cojín, a la vez que escucho un gruñido inhumano. Mi cuerpo se despega de la cama y queda completamente pegado al cojín, el cual no se mueve ni un ápice y desde esa perspectiva puedo ver que no hay nadie en la habitación, por lo menos nadie que yo pueda ver. En ese momento escucho una risa estruendosa y grave que proviene de mi armario. Mi cuerpo pesa cada vez más, pero mis ansias por salir de mi cuarto no dejan que me rinda. Me estiro con todas mis fuerzas hacia la puerta, pero desde ahí me es imposible llegar y caigo en picado sobre la cama de nuevo. Esta vez me encuentro boca abajo, me cuesta respirar en esta posición, pero ahora estoy mas cerca de la la puerta, si estiro el brazo puedo tocar el marco. Intento estirar mi brazo lo máximo posible, pero el peso hace que tarde más de lo debido. Unos pasos se aproximan hacia mí, mientras yo sigo aferrándome a la libertad, cuando un golpe en seco hace que me dé la vuelta y me deja de nuevo boca arriba algo mareada. Las costillas me arden pero apenas puedo levantar la cabeza para mirarme, pero bien puedo ver como en la cama se van formando pequeños huecos, como si alguien se posara encima, dirigiéndose hacia mi. El terror me invade, mi respiración se acelera y sigo sin poder moverme mientras la desesperación me consume. Las hendiduras se detienen a mi lado y acto seguido siento un peso sobre mis caderas, ahora los huecos están a ambos lados de mi cuerpo, está encima de mi. Noto sus manos por mi cuerpo, puedo ver como mi piel se hunde a su tacto y cuando esto sucede mi piel arde. No se deja un rincón por explorar haciendo que mi cuerpo entero se retuerza por el quemazón. “Te dije que no saldrías de aquí, eres mía” -Vuelve a decir de nuevo esa voz profunda. -Déjame en paz, ¿por qué me haces esto? -Mi voz suena ahora rota por el llanto y la desesperación. ”Tú me llamaste” -Y en ese momento mi mente recordó una noche como cualquier otra, una noche en la que estaba absorta leyendo un libro antiguo de tapa roja, un libro en el cual había inscripciones en latín y hablaba de demonios. Mi familia guardaba ese libro desde generaciones, pero teníamos prohibido leerlo ya que creían firmemente en estas cosas, menos yo. Ahogo un grito que quiere abrirse paso por mi garganta y parpadeo varias veces haciendo que las lágrimas rueden por mis mejillas. Otra risa azota mis oídos haciéndome ensordecer. Puedo notar su aliento rozando mi cara mientras sus manos siguen con su trabajo. Esta vez siento algo punzante en mi piel, algo que lentamente se abre paso por mi carne haciéndola sangrar. Ahora si, un grito ensordecedor sale por mi garganta dejándome sorda a mi misma. Puedo notar como el ser que está encima de mi disfruta con ello, así que no duda en repetirlo hasta la saciedad. Mareada por la perdida de sangre, empiezo a ver borroso y a vislumbrar una sombra encima de mi. Por fin los cortes han cesado. Tiemblo de frío aunque noto mi sangre caliente brotar de mi cuerpo lentamente. Ahora sus manos están posadas en mi cuello, quiero que esto termine cuanto antes, estoy cansada. “Esto no termina aquí, es solo el comienzo” -Otra vez esa voz se clava en mi oído provocan dome retortijones. Cada vez noto mas presión en mi cuello, cada vez me cuesta mas respirar. Me convulsionó y abro mucho los ojos al mismo tiempo que la boca en busca de aire inútilmente. Esa sombra sigue encima de mí, puedo ver sus ojos amarillos posados en mí. Cada vez veo mejor su figura alada, sus colmillos sobresalen de su boca, tiene apariencia humana pero no lo es, me sonríe mientras le miro. Ya no veo nada, ahora es todo negro... Espera, veo una luz que se acerca... Un zumbido, el mismo de antes. me ensordece de nuevo. Me adentro en la luz, mis ojos se ciegan pero poco a poco se acostumbran al resplandor. Puedo verme. Puedo verme a mí misma tumbada en la cama, inerte, ensangrentada, con ese demonio sobre mí, el cual podía ver ahora a la perfección. -Soy libre…- En mi hombro noto como algo se posa y me arde. Miro asustada y efectivamente, tengo de nuevo sus garras encima de mí, solo que ahora puedo verlo. Categoría:Demonios
|