ada vez es más difícil encontrar pescado decente. Si no encuentro un buen lugar pronto, no creo que sobreviva al próximo invierno, así que me dirigiré al sur, hacia el lago Ilinalta. La gente dice que está maldito. Dicen que, una vez, todo un fuerte del Imperio se hundió, y que las ruinas están encantadas desde entonces.
Cuando pregunto, solo me cuentan historias de fantasmas. Cuentos de gente que se acercó al lago y nunca regresó. Dicen que los espíritus rondan los pasillos del fuerte hundido y que roban niños de las cunas de sus madres. Ni todo el oro del mundo podría convencer a ninguno de los aldeanos de por aquí para que me enseñe el camino, así que seguiré el río Blanco.
Los Divinos me protegen. Espero que las historias no sean ciertas.