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| - thumb|350px|Señor de la Transformación de Tzeentch. El Culto del Ángel de Fuego fue una secta que surgió en el planeta Karsk IV en los inicios del M41. Renunciando al Culto Imperial, los líderes del Culto del Ángel de Fuego pregonaban que estaban en contacto con un ser conocido como el Ángel de Fuego, que a su vez era un mensajero del Emperador. El Culto se hizo popular rápidamente en todo el planeta. Los ciudadanos erigieron miles de santuarios al Ángel por todas sus Colmenas, y en las más grandes se levantaron enormes estatuas que dominaban el paisaje. Mediante inteligentes válvulas de gas, las alas de esas efigies siempre estaban envueltas en llamas luminosas. Incluso los Guardias Imperiales que llegaron a Karsk IV como parte de la Cruzada Machariana se quedaron impactados por un momento al verlas. A medida que el Culto del Ángel de Fuego obtenía más y más control sobre la población de Karsk, los rituales de adoración al Ángel empezaron a incluir sacrificios humanos en los que civiles y prisioneros de guerra eran quemados vivos en jaulas-horno. Peor aún, los sumos sacerdotes resultaron ser poderosos psíquicos no autorizados especializados en la piromancia, y se opusieron a la anexión del planeta por el Imperio causando graves bajas a las fuerzas de la Guardia Imperial que lo ocupaban. thumb|left|350px|El Lord Comandante Solar Macharius dirigiendo a las tropas de su Cruzada.El Inquisidor Hieronymo Drake sintió la verdadera naturaleza del Ángel de Fuego, y dedujo que el Culto estaba preparando un ritual de invocación en la ciudad de Hierrogrado que permitiría a un Demonio manifestarse en el Materium. El Lord Comandante Solar Macharius encabezó una segunda invasión de la ciudad y se enfrentó a la criatura, que se reveló como un Señor de la Transformación, mientras Drake y su séquito combinaban sus poderes psíquicos para proteger cuanto podían al Lord Comandante. Macharius consiguió desterrar al Gran Demonio, y a continuación la resistencia del culto se derrumbó. No está claro si los cultistas y sus líderes fueron alguna vez conscientes que su fe era solo una artimaña del Dios del Caos Tzeentch.
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