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| - Ix'thar'ganix, el Verdugo de Destinos, es un Señor de la Transformación, un Gran Demonio de Tzeentch. Este señor demoníaco dirigió a una legión de Demonios contra el mundo imperial de Omegath. El Señor del Destino concedió a su diabólico sirviente una visión presciente de un niño nacido en dicho mundo, que crecería para convertirse en un poderoso oráculo. Ix'thar'ganix ansiaba los poderes del niño, y desencadenó toda su magia arcana para abrir una fisura Disforme hasta el espacio real para permitir a los impíos poderes del Caos derramarse sobre Omegath. A pesar de toda su presciencia, el Verdugo de Destinos no conocía la ubicación del muchacho predestinado, y por 20 días sus lacayos demoníacos barrieron la faz de Omegath en busca del oráculo predestinado. Para los comandantes de las fuerza
- Ix'thar'ganix, the Slayer of Destinies, is a Lord of Change, a Greater-Daemon of Tzeentch. This daemon lord led forth a daemonic legion against the Imperial world of Omegath. The Master of Fate granted his daemonic servant a prescient vision of a child born upon this world who would grow to eventually become a powerful oracle. Ix'thar'ganix coveted the power of this child and unleashed all his arcane magic to open a Warp rift into realspace to allow the fell powers of Chaos to spill forth into Omegath. Yet for all of his prescience, the Slayer of Destinies did not know the location of the predestined child, and for 20 days his daemonic minions swept forth across the face of Omegath seeking the preordained oracle-to-be. The daemons appeared random in their attacks to the commanders of the d
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| - Ix'thar'ganix, el Verdugo de Destinos, es un Señor de la Transformación, un Gran Demonio de Tzeentch. Este señor demoníaco dirigió a una legión de Demonios contra el mundo imperial de Omegath. El Señor del Destino concedió a su diabólico sirviente una visión presciente de un niño nacido en dicho mundo, que crecería para convertirse en un poderoso oráculo. Ix'thar'ganix ansiaba los poderes del niño, y desencadenó toda su magia arcana para abrir una fisura Disforme hasta el espacio real para permitir a los impíos poderes del Caos derramarse sobre Omegath. A pesar de toda su presciencia, el Verdugo de Destinos no conocía la ubicación del muchacho predestinado, y por 20 días sus lacayos demoníacos barrieron la faz de Omegath en busca del oráculo predestinado. Para los comandantes de las fuerzas defensoras, los ataques de los Demonios parecían aleatorios, ya que las fuerzas imperiales no entendían la verdadera naturaleza de su adversario. Los soldados de la milicia defensiva de Omegath lucharon contra los Demonios con todo lo que tenían a mano, pero no fueron capaces de idear una estrategia efectiva de ataque propia. Tras veinte días, los Demonios desaparecieron tan misteriosamente como habían aparecido, sin que las fuerzas defensoras supieran lo que había ocurrido: Ix'thar'ganix había conseguido finalmente encontrar su ansiado premio y había robado sus poderes de precognición. La población de Omegath quedó herida y enloquecida tras la extraña incursión del Caos.
- Ix'thar'ganix, the Slayer of Destinies, is a Lord of Change, a Greater-Daemon of Tzeentch. This daemon lord led forth a daemonic legion against the Imperial world of Omegath. The Master of Fate granted his daemonic servant a prescient vision of a child born upon this world who would grow to eventually become a powerful oracle. Ix'thar'ganix coveted the power of this child and unleashed all his arcane magic to open a Warp rift into realspace to allow the fell powers of Chaos to spill forth into Omegath. Yet for all of his prescience, the Slayer of Destinies did not know the location of the predestined child, and for 20 days his daemonic minions swept forth across the face of Omegath seeking the preordained oracle-to-be. The daemons appeared random in their attacks to the commanders of the defending armies, who were unable to comprehend the true nature of their foe. The soldiers of Omegath's defensive militia fought the daemons when they were able, but were unable to divine an effective plan of attack of their own. After twenty days had passed, the daemons disappeared as mysteriously as they had appeared. Ignorant of what had transpired, Ix'thar'ganix had finally found his coveted prize and usurped the boy's powers of foresight. The populace of Omegath were left bloodied and bewildered in the wake of the strange Chaotic incursion.
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