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| - Cuando los Tau encontraron un camino para cruzar la mortal línea de la nebulosa conocida como el Golfo de Damocles, encontraron la frontera del Imperio de la Humanidad. Allí hallaron una cultura que consideraban moribunda: eficiencia e innovación eran cualidades largamente olvidadas por esos mundos fronterizos; incluso la esperanza se había evaporado con el paso de los años. Pensaron que les llevaria años abrir sus ojos a un nuevo futuro, la gente de esos planetas fueron lentamente atraídos por los ideales y negociaciones de la Casta del Agua Tau. Los rigores de un desencantado Imperio había hecho sus mentes terreno fértil para las semillas de un nuevo orden. Mundo tras mundo cayeron bajo las lenguas de plata de los embajadores Tau. Aquellos que se resistían fueron rapidamente respondidos por las armas del fuego a su vez. Cuando llegaron a Terra noticias del avance de la raza xeno que había usurpado varios mundos largamente reclamados por la humanidad, el Imperio reaccionó como siempre había hecho: con una fuerza descomunal. Usando viajes astrales hacía el vector de invasión, un grupo de batalla de Adeptus Astartes y Astra Militarum echaron a los Tau de sus asentamientos en los mundos que habían reclamado, y llevaron la lucha directamente al corazón de las tierras del Imperio Xeno. Los Tau retrocedieron, sus defensas habían sido sobrepasadas y su kor'vattra, su armada, desesperadamente superada. El juggernaut que era el grupo de batalla Imperial aplastó a traves de estaciones orbitales y colonias por igual, reduciendo eficientes y prosperos mundos a ruinas humeantes. En Dal'yth, la Cruzada de Damocles finalmente trajo un alto de la violencia. La Casta Etérea, maestros supremos de la raza Tau, habían enviado a sus mejores mentes militares para liderar el esfuerzo de la guerra ahí. Dal'yth era un planeta capital, una joya de la corona del Imperio Tau. Meses de desatada destrucción siguieron a los Marines Espaciales del Imperio, igualada su violencia y fuerza contra el verdadero poder de un mundo natal Tau. Al final, fue enteramente otra fuerza la que trajo el conflicto a su final: los Tiranidos. Invadiendo desde los confines del borde este, forzaron al Ejército Imperial a retroceder para poder defender las fronteras de su propio Imperio. Los Tau, seriamente heridos por el conflicto, estuvieron contentos de ver su propia recuperación. Una paz no oficial fue establecida, y tras doscientos cincuenta años, la Cruzada de Damocles ha sido totalmente olvidada por los señores del Imperio. Los Tau, en su ambición, no han olvidado. Ellos cruzaron el Golfo una vez más en su Tercera Esfera de Expansión, esta vez liderados por el Etéreo Supremo Aun'Va y la Comandante O'Shaserra. Como antes, varios mundos cayeron. Las ruedas de la justicia Imperial empezaron a girar una vez más, lentamente, pero con fuerza imparable. Esta vez, la batalla se libro sobre Agrellan, un mundo estéril a causa de las doce masivas ciudades colmena cuyos picos lanzaban humaredas de su propia polución. Allí, los Marines Espaciales trajeron una rápida y terrible muerte a muchos escuadras Tau, con regimientos de Astra Militarum y los gigantescos Caballeros Imperiales de la Casa Terryn prestando su fuerza a la causa Imperial. Una vez más, sin embargo, la Humanidad encontró en los Tau un enemigo adaptable y astuto; la brillante estrategia de O'Shaserra vio doce colmenas imperiales conquistadas en un solo día. Algunas fueron asediadas, otras fueron seducidas a la rebelión o voladas por completo por armas planetarias. Los Marines Espaciales encontraron rota su supremacía en el campo de batalla al verse superados contra la masa desplegadas de XV104 Cataclismo, poderosas armaduras de combate gigantescas que inclinaron la balanza de toda la guerra en favor de los Tau. El Señor del Capitulo Corvin Severax de la Guardia del Cuervo ordenó la retirada, y Marines Espaciales, regimientos de Astra Militarum y Caballeros Imperiales por igual fueron forzados a retirarse de la lucha. Renombrado Bahía Mu'gulath por sus conquistadores, Agrellan fue masivamente inducido en el propio Imperio Tau. Los comandantes de los ejércitos imperiales estaban enfurecidos debido a que Agrellan había sido tomado del todo, abandonado por un espacio corto de tiempo. Después de reagruparse, varios dignatarios designados para reclamar los mundos perdidos imperiales organizaron un concilio de guerra. Estuvieron de acuerdo en establecer una lenta retirada hacia el planeta feudal de Voltoris, atrayendo hacia ellos la flota de O'Shaserra en una zona donde ella sería sobrepasada por completo. El Imperio dejó una emboscada mortal usando la mejor zona defendible de Voltoris, la fortaleza de Furion Peak, como su puerto. Los Tau, muy seguros de sus propios escaneos de reconocimiento orbitales, subestimaron demasiado a sus enemigos. En los bosques y hondonadas de las orgullosas montañas estaban los luchadores de la jungla de Catachan del coronel Straken, la Guardia del Cuervo del Capitán Sombrío Shrike, y los Cicatrices Blancas de Kor'sarro Khan, todos ocultos de la vista por los misticos poderes psiquicos del Vidente de las Tormentas Sudabeh. Cuando el ejercito de O'Shaserra aterrizó en el planeta al pie de Furion Peak, las mandíbulas de la trampa Imperial se cerraron. Siendo inertes psíquicamente, los Tau fueron desconcertados por las tormentas mágicas de los Cicatrices Blancas, quienes lideraron la carga para encontrarse con sus enemigos a corta distancia. Puños de Combate, espadas sierra e incluso cuchillos de combate cobraron un gran peaje en los acosados Tau. O'Shaserra cazó y asesinó al Vidente de las Tormentas Sudabeh, ocasionando la desaparición del hechizo de niebla, pero por entonces las puertas de Furion Peak se habían abierto de par en par. Numerosos Caballeros Imperiales salieron, sus cañones destrozando los ejercitos Tau hasta que el camino al bosque fue un chamuscado campo de cráteres. Muchos de los equipos de mayor confianza de O'Shaserra tuvieron que dar sus vidas para asegurar su huída. Ella juró que honraría su sacrificio redoblando sus esfuerzos en la Tercera Esfera de Expansión.
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