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| - En tan auspiciosa compañía es donde se llevan a cabo los banquetes en las fechas señaladas para el Capítulo, bajo bóvedas llenas por doquier de todo tipo de trofeos conseguidos en los campos de batalla: armas, estandartes, fragmentos de armadura y artefactos tan inusuales que resultan irreconocibles a simple vista. Sin embargo pocos de dichos galardones son de naturaleza demoníaca, sino que en su mayoría han sido capturados de las manos de enemigos mortales. Aunque los Caballeros Grises estén especialmente centrados en la amenaza demoníaca también han luchado en innumerables contiendas contra alienígenas, mutantes y herejes, y los objetos que decoran la Sala de los Campeones son un testimonio mudo de dichas victorias.
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| - En tan auspiciosa compañía es donde se llevan a cabo los banquetes en las fechas señaladas para el Capítulo, bajo bóvedas llenas por doquier de todo tipo de trofeos conseguidos en los campos de batalla: armas, estandartes, fragmentos de armadura y artefactos tan inusuales que resultan irreconocibles a simple vista. Sin embargo pocos de dichos galardones son de naturaleza demoníaca, sino que en su mayoría han sido capturados de las manos de enemigos mortales. Aunque los Caballeros Grises estén especialmente centrados en la amenaza demoníaca también han luchado en innumerables contiendas contra alienígenas, mutantes y herejes, y los objetos que decoran la Sala de los Campeones son un testimonio mudo de dichas victorias. La mayoría de trofeos arrancados a criaturas de la Disformidad están encerrados en las más profundas y seguras cámaras del complejo. La única (y notable) excepción a esto es la ennegrecida calavera de Iremn'ath, el Demonio Rajah de Nalu, cuyos repetidos asaltos contra el planeta laberinto de Ibb llevaron a los Caballeros Grises a tener que librar una de sus más largas y costosas campañas hasta la fecha. Ahora el alma maldita de Iremn'ath está encerrada en una prisión creada en su propio cráneo, el cual reposa sobre la mesa del Gran Maestre de la Hermandad como elemento decorativo. Esta jaula virtual se mantiene activa por los incesantes cánticos de tres acólitos, cuya existencia se centra de manera exclusiva en asegurarse de que las protecciones mágicas que mantienen prisionero al maligno ser no fallen jamás. Para los Caballeros Grises, la calavera de Iremn'ath representa un rayo de esperanza en que la victoria final contra los Demonios no es imposible. Para Iremn'ath, en cambio, supone el más amargo de los castigos imaginables. Incapaz de escapar, debe contemplar cómo los Caballeros Grises celebran ante él cada nuevo triunfo, mientras el Demonio los maldice en silencio presa de la rabia y la impotencia.
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