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| - "Mi escuadra fue una de las honradas con formar parte del contingente de la Guardia del Cuervo de la primera oleada del asalto, la vanguardia. Nuestro desembarco sería dirigido por el propio Ferrus Manus y nuestro objetivo eran las líneas de defensa justo a los pies de la fortificación; un poco más cerca y nos habríamos estrellado contra sus escudos de vacío. Teníamos una sola misión: asaltar la línea, entretener al enemigo mientras el grueso del desembarco llegaba por detrás de nosotros y emprender la retirada; atraer su atención y sus disparos sobre nosotros. No era una misión con muchas probabilidades de supervivencia, pero nos presentamos voluntarios, todos lo hicimos, así que el propio Lord Corax tuvo que hacer un sorteo para ver quiénes de nosotros lucharíamos en la vanguardia y quiénes irían con el grueso de la Legión.
- El héroe tiene por tumba la galaxia entera.
- "Fue solo matar a partir de ahí, sobrevivir; no había espacio para maniobrar ni para tácticas. Su armadura era tan buena como la nuestra, nuestras armas estaban igualadas, era un desgaste sangriento, sin ventajas, sin cuartel, sin respiro, solo muriendo. Nos quedamos sin balas en cuestión de minutos, después tenías que saquear a los muertos si podías y seguir luchando.
- El desembarco en la zona de asalto fue un infierno, un infierno como nunca antes había visto. Como nada de lo que ninguno de nosotros había visto antes, sospecho. Legión contra Legión por primera vez, nuestro enemigo éramos nosotros mismos en nuestra peor versión. Nuestros propios pecados clamaban por nosotros.
- Y la sangre de su hermano clamará por él desde la tierra y exigirá venganza...
- "Entonces llegó el fuego. Eran los Avernii, los Avernii de los Manos de Hierro los quemaron, nos los quitaron de encima con llamas. El fuego me cubrió y sentí cómo me quemaba en un centenar de sitios donde mi armadura se había quebrado, pero yo lo soporté y los humanos no. Las cenizas de sus cuerpos me cubrieron como barro seco, envolviéndome. Se partieron y cayeron como madera podrida cuando me levanté, nunca olvidaré ese sonido. Lo escucho en mis sueños.
- "Ordené la retirada, mi Sargento estaba muerto y yo era el siguiente en la cadena de mando. Atacar y desaparecer habían sido nuestras órdenes, el estilo de nuestra Legión. El cielo estaba oscurecido por las naves de desembarco, habíamos hecho lo que podíamos por ellas. La horda vino tras nosotros como una marea. Mi Garra tenía a la vista a la punta de lanza del asalto de los Manos de Hierro cuando la carne de cañón de los Traidores nos alcanzó y nos retuvo.
- "Mi Garra se abrió paso, cinco caídos, cinco aún luchando. Los supervivientes fuimos a por los cañones antiaéreos que habíamos visto desde la órbita, a salvo bajo los escudos, pero no desde el suelo, no para nosotros; nada importaba excepto eso, pero el tiempo jugaba en nuestra contra, habíamos agitado el nido de avispas. Con rifles de fusión a bocajarro y cargas de fusión destruimos tres cañones centinela y la conexión de una batería Icarus, pero eso fue todo, estaban sobre nosotros, derramándose desde los búnkeres, surgiendo de túneles en las trincheras. Centenares de ellos, miles, nos estaban aguardando. Soldados Imperiales...antaño, ahora medio locos, había Legionarios entre ellos, Hijos de Horus creo, empujándoles con látigos como si fueran esclavistas.
- En solitario, un Legionario es un enemigo formidable tan superior al hombre como el lobo lo es a las ovejas. Unida, atada por lazos de lealtad inamovible, una Legión es una fuerza capaz de extinguir las estrellas sacudir los mismos cielos.
- "La Cápsula de mi Garra se había salido de su rumbo por un impacto de metralla y aterrizamos con dureza, quedando medio enterrados en el muro de contención de un reducto de las trincheras, y empezamos a recibir disparos antes siquiera de abrir las puertas. Salimos disparando en modo automático en medio de una tormenta de balas y en cuestión de segundos estábamos encima de ellos; Hijos del Emperador, pero no como los recordaba. Habían cambiado, estaban retorcidos. Su armadura estaba salpicada de hollín y sangre seca, y algunos tenían collares de huesos y trofeos como si fueran cazadores de cabezas tribales. Nos aullaban, reían incluso mientras nos abríamos camino a través de ellos, podías oír la risa incluso por encima de los tiroteos, amplificada de algún modo por sus cascos, sonaba errónea... enloquecida.
- "Había luchado ya en unos treinta y tres desembarcos con cápsula en territorio hostil, pero nada había sido como esto. Ni los Orkos de Belfagor ni los disidentes Terocrati de Lux Majoris, lo peor que había visto, igualaron la furia que nos recibió, fue como caer contra un muro de disparos incluso aunque el bombardeo de supresión hubiera caído justo antes que nosotros. No sé cuántas Cápsulas de Desembarco fueron derribadas de los cielos antes de poder aterrizar, y sin las Deathstorm no habríamos podido salir con vida de la zona de desembarco.
- "Mi armadura estaba fatalmente dañada, tuve que desconectar la unidad de energía y regresar a las líneas para reaprovisionarme. Así fue como sobreviví: tras rearmarme luché con la retaguardia para defender la zona de desembarco, y escapé de allí con Lord Corax. Ninguno de los que asaltó la fortaleza vivió hasta el final. Solo yo sobreviví de toda mi Garra, yo fui el último.
- "El cronógrafo de mi armadura se había quedado fundido por el calor de los lanzallamas Avernii. Solo me di cuenta después. Siete minutos. Todo lo que os he contado ocurrió en siete minutos, tanta muerte en tan poco tiempo, y tanta más que estaba por venir.
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| - Transcripción auto-lingua, Conducto Astropático Trans-Episolon Thule, Retransmisión Sol-Lorin
- Extracto del Manual Memoriam del Ejército Imperial, por el Iterador Kha'rhy Rakal
- Lorgar Aureliano, Primarca de los Portadores de la Palabra
- Extracto del testimonio juramentado de Jaquos Zanak, Legionario Veterano, 5ª Garra de Ataque, 19ª Compañía de Batalla, Legión de la Guardia del Cuervo, asignado a la vanguardia del asalto a Istvaan V
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