A primera vista, hay poco que distinga al Atavío de Bruma Astral de una holoarmadura normal, excepto que parece estar tejido con hilos de plata líquida. Cuando el portador se mueve, queda envuelto en una nube brillante de luz estelar reflejada que ciega y confunde al enemigo. Este efecto se ve magnificado cuando el Arlequín que lo porta se mueve con rapidez, un borrón brillante que se convierte en una corona ardiente casi imposible de ver.
A primera vista, hay poco que distinga al Atavío de Bruma Astral de una holoarmadura normal, excepto que parece estar tejido con hilos de plata líquida. Cuando el portador se mueve, queda envuelto en una nube brillante de luz estelar reflejada que ciega y confunde al enemigo. Este efecto se ve magnificado cuando el Arlequín que lo porta se mueve con rapidez, un borrón brillante que se convierte en una corona ardiente casi imposible de ver. De esta forma el portador imita a Aelos, la estrella celestial que el propio Cegorach arrojó contra Ghaevyll, el traicionero ayudante de Vaul, y le cegó por sus engaños.