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| - ¿Cómo me pasó esto? Me desperté sobresaltado en medio de la noche, al mirar mi reloj me di cuenta de que eran las 3 am, ya que me encontraba solo (hace unos días mis padres salieron con mi hermano) aproveché para prender mi PC ya que no tenía sueño y estaba aburrido. Luego de varias horas en la red me encontré un juego llamado: "El último juego", ya que no tenía nada que hacer, me descargue el juego y comencé a jugarlo. Al empezar, un demonio apareció en la pantalla y me comenzó a explicar que ese juego era para mejorar la inteligencia. -¡Genial, ya tengo muchas pruebas solo esta semana!-me dije a mí mismo. El demonio me dijo que tenía que salvar a 5 personas o "quedarían sin alma", que para salvarlas tenía que responder como mínimo 3 preguntas correctamente. Para ganar el juego tenía que salvar 3 personas como mínimo. Las condiciones eran las siguientes:
* Si salvaba a 5 personas: cuando muriera iría al cielo.
* Si salvaba a 4 personas: me quedaría en el limbo.
* Si salvaba a 3 personas: viviría lo que me queda de vida triste y iría al limbo.
* Si salvaba a 2 personas: viviría para siempre pero sin alma.
* Si salvaba a 1 personas: iría al infierno.
* Si salvaba a 0 personas: seria torturado en el infierno eternamente. Comencé el juego sin hacer caso a las ridículas advertencias de aquel demonio. La mecánica se mostraba así: cada pregunta de era una materia: matemática, ciencias, lenguaje, historia y inglés. Logré salvar a la primera persona con todas las preguntas correctas, puso una cara radiante de alegría y se fue volando, pensé que tenía posibilidades... Cuánto me equivocaba. A la segunda persona la salvé solo con 3 preguntas correctas, fallando en ingles y historia. Esbozó un gesto como diciendo que se conformaba con eso y se fue caminando. A La tercera no la salvé, respondiendo correctamente matemática y ciencia entonces comencé a desesperarme, puso cara de tristeza y se fue a paso lento. En La cuarta oportunidad solo respondí bien matemática y me entró pánico, ya que en esta ocasión la persona rompió a llorar y se quemó. Me distraje cuando se cayó un lápiz que tenía en el escritorio, miré a la persona que estaba en esa ocasión y que seguramente no iba a salvar. Cuando vi quién era, di un grito y me caí del asiento... La última persona era... Yo.
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