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| - "No estará pensando en..."
- Y ahí estaba el hermano capitán, metiendo la mano en el motor del Furia para echarse el cabello hacia atrás con el aceite de motor. Es un individuo...excéntrico.
- Excelente, capitán, las puertas han caído...y casi todo el muro frontal", dijo el hermano Kaledor tras lanzar un grito de victoria. "No obstante, aún tienen la Tormenta."''
- "No, capitán. De hecho los tenemos a buen recaudo, en..."
- Adrius se quedó callado unos segundos, mirándome fijamente a mí primero y después a las celdas de los hrokees, guardadas por los hombres del coronel Taas. Abrió la boca y la cerró de inmediato.
- "El Inquisidor Xiver va a estar muy disgustado", comentó Adrius con una amplia sonrisa tras comprender mi plan. "Quería a los hrokees para experimentar y..."
- Con un asentimiento, Adrius se dirigió hacia las celdas de los alienígenas, ordenando a gritos a todo el mundo que se preparara.
- Créeme, Adrius, cuando te digo que cada vez comprendo menos a nuestros hermanos de otros Capítulos. Orgulloso de su Compañía como un niño con un juguete nuevo, el capitán Tratton insistía en un ataque frontal con abundante apoyo blindado. Parece ser que no comprende lo que es una fortaleza con baterías de 150mm. Él mismo, oye, su ofensiva, sus bajas.
- ¿Qué problema hay, Xamun? Hemos liberado el mundo y no hay un condenado orko en toda la superficie de este lugar. Qué falta de decoro ni qué infiernos, capellán. Ayúdame con la hombrera, Roy, ¿Quieres?. No, hermano capellán, no pienso considerarlo más tiempo. Llevo meses encerrado en la servoarmadura, sin darme un condenado baño, y ante nosotros se extiende un océano que cubre todo el planeta. ¡Venga, hermanos! ¡El primero en llegar al océano se lleva las raciones del último que llegue!
- Coraje y astucia. Confiamos en nuestros bólteres, en nuestras espadas sierra y en nuestras armaduras, pero nuestras mejores armas son el coraje y la astucia que el Emperador ha otorgado a sus vástagos.
- Los predicadores y la propaganda infravaloran y ridiculizan a los enemigos del Imperio. Craso error. Es esencial conocer al rival lo más profundamente posible, aprender a contrarrestar sus puntos fuertes y explotar sus debilidades. El Imperio hubiera extinguido ya a sus enemigos si los respetara y conociera.
- ¿Ignace Drastos? Ignace Trastos diría yo. No sé qué afición tiene a improvisar en lugar de limitarse a usar el material del Arsenal, como debería ser. Pero no hay mal que por bien no venga; al menos gracias a sus manías tenemos los Victrix-5.
- "Pobres desgraciados. Bombardeados por sus propios cañones", le corté. Aquello le arrancó una feroz carcajada. "Suelta a los perros."
- "Sólo ha habido tres supervivientes, Adrius. Debe de habérsete olvidado."
- ''"Me parece que los transportes de los prisioneros hrokees han sufrido un desafortunado incidente, ¿no es cierto, Kaledor?"
- Sonreí de nuevo y contacté con Taas para que lanzara salvas de obuses de humo hacia El-hrok'aard. Pese a su confusión, actuó rápidamente, y sus piezas de artillería empezaron a atronar.
- Miré a Adrius con una sonrisa, disfrutando del momento. Él me miró sin comprender y se encogió de hombros. "¿Y bien, capitán?", dijo. Yo bajé los magnoculares, pero sin apartar la vista de la condenada fortaleza, que despedía grandes columnas de humo y polvo mientras sus sirenas atronaban.
- No puedes esperar que el enemigo actúe tal y como el Codex Astartes estipula. Es una fuente respetable y extremadamente útil de tácticas e información, pero es sólo eso; una guía. La experiencia y el conocimiento deben ser lo que moldee a un guerrero, y no un dogma inflexible.
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| - Tecnomarine Tertiarius Xos Garabian, sobre el capitán Ignace Drastos.
- Capitán Ignace Drastos, extraído de Reflexiones sobre la senda de la guerra
- De las memorias de Ignace Drastos
- Hayato Fukai, sobre Ignace Drastos.
- Ignace Drastos, extraído de De la táctica, la filosofía y la ignorancia
- Ignace Drastos, extraído de Pugna aeterna. Una guía para el guerrero imperial del Milenio de Pesadilla
- Ignace Drastos, en una conversación informal con Adrius Kaledor.
- Ignace Drastos, tras la liberación de Sideria V, mundo oceánico.
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