About: 232   Sponge Permalink

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#232 is the two-hundred thirty-second figure in the M.U.S.C.L.E. toy series.

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  • #232 is the two-hundred thirty-second figure in the M.U.S.C.L.E. toy series.
  • El dos cientos treintaidós (232) es el número natural que sigue al 231 y precede al 233. Categoría:Números
  • Lena versucht vergeblich, ihre Umwelt von Annette Entführung zu überzeugen. Erst als sie in Ingo Beisein eine weitere zertretene Rose findet, wird auch Ingo klar, dass Robin lügt und nicht mit Annette in Italien ist. Während er mit der Clique redet, taucht Robin auf und stellt Lena eine unglaubliche Forderung. Oliver lässt Diana abblitzen und leugnet seine Schuldgefühle. Er geht zwar mit zur Beerdigung, verhält sich aber nach wie vor kühl und abweisend. Als Julian Diana im Zentrum aufsucht und sich besorgt nach ihrem Wohlergehen erkundigt, kann Diana ihre Tränen nicht mehr zurück halten. Vanessa gerät mit Deniz aneinander und ist wenig erfreut, als sie erfährt, dass Deniz künftig in der Eishockeymannschaft mittrainieren wird. Mit seinen lockeren Machosprüchen hat er die restliche Mannschaf
  • A la mitad del oeste norteamericano, en una larga hilera de unidades de uno de los muchos negocios de almacenaje que puntean el paisaje, se encuentra la unidad 232, el concreto delante de la puerta deslizante está arañado, como si hubieran arrastrado algo inconmensurablemente pesado en dirección a la entrada. Un observador aún más atento, notará que la unidad 232 parece haber sido construida con un estilo arquitectónico más antiguo que los almacenes a su alrededor, dando la impresión de que se está delante del tipo de construcciones con las que el negocio comenzó, varias décadas atrás.
  • Maggie awakens early in the morning and finds Joe at her bedside. She appears to be feeling much better, but Joe is still concerned for her well-being. He tells her that she slept restlessly throughout the night, and details an earlier argument that she had with her father. Maggie remembers nothing of this.
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  • A la mitad del oeste norteamericano, en una larga hilera de unidades de uno de los muchos negocios de almacenaje que puntean el paisaje, se encuentra la unidad 232, el concreto delante de la puerta deslizante está arañado, como si hubieran arrastrado algo inconmensurablemente pesado en dirección a la entrada. Una inspección más minuciosa revelará algunos detalles extra al observador minucioso: la guía sobre la que la puerta corre está doblada de tal forma que la puerta no podría deslizarse ni un centímetro y la puerta misma muestra una pintura de una tonalidad opaca, sobre una textura que puede describirse como “picada”; es necesario acercarse para notar eso y las diversas capas de antigua pintura que asoman bajo las grietas. Un observador aún más atento, notará que la unidad 232 parece haber sido construida con un estilo arquitectónico más antiguo que los almacenes a su alrededor, dando la impresión de que se está delante del tipo de construcciones con las que el negocio comenzó, varias décadas atrás. El dueño tiene una historia sobre la unidad 232, aunque no disfruta contarla. Cuando era mucho más joven, alguien rentó esa unidad y nunca volvió. Tales cosas son normales en este negocio, por todo tipo de motivos, así que el siguiente mes, él y sus muchachos se dispusieron a forzar las cerraduras, para vender las pertenencias abandonadas en el intento por hacerse de algo de dinero extra. Pero incluso con él y sus dos empleados jalando, la puerta no cedió. Molesto, el dueño rentó maquinaria pesada para arrancar la puerta. Del otro lado no había nada más que un muro de acero. La cortadora había despachado fácilmente el aluminio de la puerta, pero apenas y arañó el metal. Cortes al azar alrededor de los muros revelaron que la investidura interna se extendía sobre todo el espacio interno; los muros parecían haber sido vertidos desde dentro y parecían ser de una sola pieza. El siguiente descubrimiento fue el de un cerrojo localizado en el lado opuesto a la puerta. Se contrató un cerrajero para forzar la enorme chapa, y en el momento en que el hombre comenzó a trabajar en el orificio con sus herramientas, se desmayó. Cuando volvió en sí, había pasado una larga hora y se encontraba tendido en una cama de hospital. Tenía la vista borrosa y la lengua adormecida. Pasados cerca de quince minutos, perdió la capacidad de formar una oración discernible y tras media hora, comenzó a delirar. Terminó internado en el hospital psiquiátrico Frieda L. Reagan (por aquellos tiempos, el dueño cree recordar que aún era un manicomio), donde se las arregló para colgarse con una toalla pasados un par de meses. Habiendo tenido suficiente del asunto, se llamó a un equipo profesional de demolición para tirar toda la unidad con una topadora, pero una vez el vehículo fue colocado en posición, el motor dejó de funcionar. Se intentó reparar la maquinaria ahí mismo e incluso se cambiaron varias refacciones, pero todo fue inútil. Vencidos ante la imposibilidad del hecho, los trabajadores trajeron una grúa para remolcar el enorme armatoste, y a unos quince minutos sobre la carretera, este se encendió solo, provocando un accidente que casi cobra un par de vidas. Asustados por los rumores que ya circulaban sobre el lugar, los trabajadores se negaron a regresar al sitio y cuando el resto de las compañías se enteraron, el dueño se quedó sin nadie que estuviera dispuesto a intentar abrir aquel cubo de metal. Naturalmente, el dueño terminó rentando otra topadora y ordenando a uno de sus empleados que lo utilizara para concluir con el trabajo, su propio hijo. Justo aquí, el dueño se pierde en sus pensamientos completamente. De presionarle a continuar con la anécdota, su vista se pierde por una de las ventanas de su pequeño despacho y comienza a comportarse como si estuviera solo; dicho estado continúa por el resto del día, y para la mañana siguiente, el dueño asegura no recordar nada de la charla anterior. Tras insistir por cerca de una semana sobre el tópico, el dueño se aclaró la garganta: Terminé reconstruyendo los muros yo mismo, después de lo que le pasó a Tony el resto de mis trabajadores renunciaron: puse de nuevo la puerta y doblé las guías para correrla. El metal vibra en la noche, lo sacude todo, todo lo que está cerca vibra junto con él, y hay noches en las que aún puedo escuchar sus gritos: papá… estoy aquí… ¿te digo lo que creo?, los cerrojos no están ahí para no permitirnos entrar, de la misma manera que no pones un cerrojo en la jaula de un león para proteger al león… y esa tarde Tony se acercó demasiado a los barrotes… hay días en los que creo que él sigue vivo, de alguna forma, concluye. Categoría:Otros
  • #232 is the two-hundred thirty-second figure in the M.U.S.C.L.E. toy series.
  • Maggie awakens early in the morning and finds Joe at her bedside. She appears to be feeling much better, but Joe is still concerned for her well-being. He tells her that she slept restlessly throughout the night, and details an earlier argument that she had with her father. Maggie remembers nothing of this. Joe continues to show concern over the wounds on Maggie's throat, and Maggie grows agitated. Periodically, the baying of a dog can be heard from outside, and the sound only serves to sour her mood even more. In an uncharacteristic display of anger, Maggie tells Joe that she never wants to see him again and to never come back. As a storm begins, Joe telephones Victoria at Collinwood and explains the situation. Victoria agrees to come visit. Before leaving, she sees Jason and tells him that Maggie was recently found wandering around Eagle Hill Cemetery. When she mentions the wounds on Maggie's neck, the wheels in Jason's mind begin turning. After departing from Victoria, Jason walks over to the Old House. He finds Willie and begins pressing him on matters concerning Maggie. Willie shies away until Jason spins him around revealing large scrapes and bruises along the side of Willie's face. Jason continues to interrogate Willie noting the similarities between the wounds that Willie once suffered and the ones that now appear on Maggie Evans. Willie finally straightens up and warns Jason to cease pursuing the issue. But Jason has correctly deduced that Willie was the one who called Victoria and told her of Maggie's whereabouts, and he vows to discover exactly what is going on. Later that evening, Victoria sits with Maggie, who talks disturbingly about how much she loves the dark now. Victoria gets nosy and asks about what was said to Joe, and Maggie reiterates the fact that she no longer wishes to see Joe Haskell ever again. Victoria is certain that Maggie doesn't truly mean what she is saying. Maggie gets up and goes to the french doors, but Victoria manages to get her back to bed. Victoria fusses around, tucking her in, and Maggie snaps at her to leave off. Later in the evening, Maggie wakes up. Victoria gets up from the chair where she has been reading, and moves to Maggie's bed. She tries to ask Maggie what's wrong, but the other girl is unresponsive. Suddenly, the French doors leading outside Maggie's room fly open and the silhouette of a man stands bathed in the moonlight. Victoria lets out a scream, and after a flash of lightning, the figure is gone. Victoria jumps up to shut the doors while Maggie screams that "they've got to stay open!" Victoria races back to Maggie's bedside, but Maggie seems oddly comforted.
  • Lena versucht vergeblich, ihre Umwelt von Annette Entführung zu überzeugen. Erst als sie in Ingo Beisein eine weitere zertretene Rose findet, wird auch Ingo klar, dass Robin lügt und nicht mit Annette in Italien ist. Während er mit der Clique redet, taucht Robin auf und stellt Lena eine unglaubliche Forderung. Oliver lässt Diana abblitzen und leugnet seine Schuldgefühle. Er geht zwar mit zur Beerdigung, verhält sich aber nach wie vor kühl und abweisend. Als Julian Diana im Zentrum aufsucht und sich besorgt nach ihrem Wohlergehen erkundigt, kann Diana ihre Tränen nicht mehr zurück halten. Vanessa gerät mit Deniz aneinander und ist wenig erfreut, als sie erfährt, dass Deniz künftig in der Eishockeymannschaft mittrainieren wird. Mit seinen lockeren Machosprüchen hat er die restliche Mannschaft gleich auf seiner Seite - im Gegensatz zu Vanessa, die Deniz zu hassen beginnt...
  • El dos cientos treintaidós (232) es el número natural que sigue al 231 y precede al 233. Categoría:Números
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