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| - i buen amigo Charwich:
No recibí tu carta con fecha de 6 de Culminación solar hasta la semana pasada en Sadrith Mora. No sabía cómo contactarte para hablarte de mis avances en la búsqueda de Hadwaf Neithwyr, así que te he mandado esto a la dirección de esa dama que mencionabas en tu carta, esa lady Elysbetta Moorling de Quietud. Espero que si ya te has marchado de su palacio, al menos ella sepa adónde has ido y pueda hacerte llegar esto. Y espero que lo recibas mucho antes de lo que yo he recibido tu carta. Es esencial que tenga noticias tuyas pronto para que podamos coordinar nuestras próximas acciones.
Mis aventuras aquí tienen dos actos, uno antes de recibir tu carta y el otro inmediatamente después. Mientras buscabas al esquivo poseedor de la Estrella de Azura en tu tierra natal al oeste, yo lo busqué donde entendimos que había convocado a la daedra y había recibido de ella el artefacto.
Al igual que tú, no tuve mucha dificultad para encontrar a gente que había oído hablar de Neithwyr o incluso que lo había conocido. De hecho, poco después de que nos separásemos y te fueras a la Bahía de Iliac, conocí a alguien que sabía dónde fue a realizar la ceremonia, así que me marché de inmediato para venir aquí a Tel Aruhn. Llevó cierto tiempo localizar a mi contacto, pues es un monje disidente llamado Minerath. El Templo y el Tribunal, los verdaderos poderes de Morrowind, tienden a ver su Orden con malos ojos, y aunque no han iniciado una verdadera cruzada para aplastarlos, desde luego hay rumores de que lo harán pronto. Esto tiende a volver paranoicos y asustadizos a sacerdotes como Minerath. Es difícil arreglar un encuentro con esta gente.
Finalmente me dijeron que estaría dispuesto a hablar conmigo en la Trama y Escayola, una taberna tan minúscula que ni siquiera ofrece una sola habitación para dormir. Abajo se encontraban varios hombres embozados en capas ocupando con dificultad la única mesa de la taberna, y me registraron para ver si llevaba armas. No las llevaba, claro. Ya sabes que no es mi forma favorita de tratar con nadie.
Cuando decidieron que yo era inofensivo, una de las figuras con capas reveló que era Minerath. Le pagué el oro que le había prometido y le pregunté qué sabía sobre Hadwaf Neithwyr. Lo recordaba bastante bien y me dijo que tras recibir la Estrella, ese tipo pretendía volver a Roca Alta. Parece que tenía asuntos pendientes allí, presumiblemente de índole violenta, lo cuál sería más fácil con la Estrella de Azura. No tenía más información, y yo no supe qué más preguntarle.
Nos separamos y esperé tu carta, con la esperanza de que hubieras encontrado a Neithwyr y quizás incluso la Estrella. Confieso que al ir pasando tiempo en Morrowind sin saber nada de ti, empecé a tener dudas sobre tu carácter. Perdóname por decírtelo así, pero empecé a temer que te hubieras quedado con el artefacto al encontrarlo. De hecho, estaba haciendo planes para ir yo mismo a Roca Alta cuando tu carta llegó al fin.
El relato de tu aventura en el cementerio del Jardín de Grimtry y la información que obtuviste del enterrador licántropo me inspiraron a tener otro encuentro con Minerath. Así empezó el segundo acto de mi historia.
Regresé a la Trama y Escayola, con el razonamiento de que el sacerdote debía de frecuentar esa parte de la ciudad si se encontraba tan cómodo organizando encuentros clandestinos allí. La búsqueda llevó un tiempo, pero al final lo encontré y tuve la suerte de que estuviera solo. Le llamé por su nombre, y rápidamente me llevó a un callejón oscuro, nervioso por si nos veía un Ordenante del Templo.
Es algo inusual y hermoso que una víctima insista en arrastrar a su asesino a un lugar apartado.
Empecé a preguntarle por este tipo que mencionaste, el misterioso patrón de Neithwyr, Baliasir. Negó haber oído nunca ese nombre. Todavía estábamos en ese estado fácil de conversación cuando ataqué al sacerdote. Por supuesto, le pillé completamente por sorpresa. En cierto sentido, eso puede ser más efectivo que un ataque por la espalda. Da igual las veces que lo haya hecho, nadie se espera nunca que el hombre amistoso con el que estás hablando te agarre por el cuello.
Apreté con fuerza mi lugar favorito en la parte blanda de la garganta, justo debajo del cartílago tiroides, y tardó demasiado en reaccionar a mi acometida y tratar de echarse atrás. Empezó a perder el conocimiento, y le susurré que si yo dejaba de apretar un poco para que pudiera hablar y respirar y él intentaba pedir auxilio, le partiría el cuello. Asintió y relajé la presión solo un poquito.
Le volví a preguntar sobre Baliasir, y negó con la cabeza, insistiendo en que jamás había oído ese nombre. Con lo asustado que estaba, parecía que lo más probable era que dijera la verdad, así que le pregunté de forma más general si conocía a alguien más que pudiera saber algo sobre Hadwaf Neithwyr. Me dijo que también había una mujer presente durante la ceremonia a la que presentó como su hermana.
Recordé la parte de tu carta en la que decías que habías visto la tumba de la hermana de Neithwyr, Peryra. Cuando le mencioné el nombre al sacerdote, asintió frenéticamente, pero pude ver que el interrogatorio había llegado a su final. Después de todo, hay algo que hace que un hombre estrangulado responda afirmativamente a todas las preguntas. Le partí el cuello a Minerath y volví a casa.
Así que ahora vuelvo a no tener claro qué hacer a continuación. He seguido investigando, y varias de las personas que estuvieron con Neithwyr recuerdan que estaba con una mujer. Algunos recuerdan que dijo que era su hermana. Uno o dos creen que recuerdan que se llamaba Peryra, aunque no están seguros. Sin embargo, ninguno de ellos ha oído el nombre de Baliasir.
Si no tengo noticias de ti en respuesta a esto en las próximas dos semanas, vendré a Roca Alta, pues allí es donde la mayoría de la gente cree que ha vuelto Neithwyr. Solo me quedaré aquí lo suficiente para ver si hay otras pesquisas que solo pueda realizar en Morrowind para acercarnos a nuestra meta de recuperar la Estrella de Azura.
Tu amigo,
Koniinge
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