About: dbkwik:resource/oIM3M5hzpj0He5xot_7eNQ==   Sponge Permalink

An Entity of Type : owl:Thing, within Data Space : 134.155.108.49:8890 associated with source dataset(s)

AttributesValues
rdfs:label
  • Ese pequeño músico
rdfs:comment
  • Me cuesta trabajo escribir, lo que de verdad deseo transmitirles a todos aquellos que se han tomado la molestia de leer estas líneas, ya que la experiencia que he tenido sobrepasa, y por mucho, a la historia más horripilante que haiga sido creada. Sé que esta historia parece sacada de lo más profundo de la mente de una persona mórbida, cruel y sanguinaria, pero les ruego, y les suplico, que me crean, ya que no podré irme de este mundo sabiendo que la gente que me lea, me toma por un lunático.
dcterms:subject
abstract
  • Me cuesta trabajo escribir, lo que de verdad deseo transmitirles a todos aquellos que se han tomado la molestia de leer estas líneas, ya que la experiencia que he tenido sobrepasa, y por mucho, a la historia más horripilante que haiga sido creada. Sé que esta historia parece sacada de lo más profundo de la mente de una persona mórbida, cruel y sanguinaria, pero les ruego, y les suplico, que me crean, ya que no podré irme de este mundo sabiendo que la gente que me lea, me toma por un lunático. Cuando era pequeño sentía una enorme atracción hacia la música, pero, desgraciadamente, procedía de una familia pobre, aunque eso no fue un gran impedimento, porque creaba mis propios instrumentos con cajas y trozos de madera. En general, me divertía mucho al hacerlos, y luego, al tocarlos, aunque no sabía, pero era entretenido. Aprendí a tocar algunos instrumentos al cumplir los quince años, edad suficiente para poder entrar a la prestigiosa escuela “Músicos del Futuro”, de donde salían los mejores músicos y los más altos precios, pero yo estuve ahorrando desde los 10 años para poder pagar un año de estudio, haciendo trabajos fuera del horario escolar, como lavar autos, o cortando césped, hasta que pude reunir lo suficiente para entrar. Cuando salí de mi casa, con una maleta y dos bolsas en la espalda, me volví, y vi a mis padres en la puerta, despidiéndose. Estaban orgullosos. Ojalá pudiera volver a verlos. Mi primer día en la academia, fue increíble. No llevaba ningún instrumento, ya que el dinero no me alcanzó ni para una pequeña guitarra, pero ahí tenían algunos, que prestaban a estudiantes como yo, que teníamos pocos recursos. El instrumento que más llamó mi atención, fue el piano, con sus teclas blancas y negras, como en una película antigua. Las primeras semanas transcurrieron con normalidad, cada día que pasaba me hacía más y más bueno, y más y más adicto a la sensación de mis dedos recorriendo y presionando las teclas de marfil y obsidiana. No podía creer que todo esto me pasara a mí, hijo de granjeros, que apenas tenían para comer. Había alcanzado el límite de la felicidad en esa escuela, y creía que nada podría arrebatármela, ni que nada podría preocuparme ahora. Qué equivocado estaba. Tengo el recuerdo muy nítido, en mi mente, del día fatídico, y al evocarlo, parece que lo haiga vivido hace unas horas. Es por eso que me cuesta mucho escribir sobre esto pero tengo que hacerlo, porque no puedo seguir cargando con esta sensación de reprensión que emana de mí. Me dispongo pues, al relatar los sucesos de aquel día, que me perseguirán por siempre. Ese día entre a clase como cualquier otro día, emocionado por volver a tocar las hermosas teclas del piano. Sé que creerán que soy muy exagerado, pero es que en verdad me causaba un gran placer tocarlo. En el aula esperaba mi profesora, una señora menuda y de ojos cafés, cabello castaño y rizado, con grandes gafas adornando su rostro, y mis compañeros, excepto, claro, el chico enfermizo, que probablemente estaría recostado en su dormitorio por una gripe aguda, o una tos constante. Pero había alguien más en el aula, un alumno probablemente nuevo, o lo habían cambiado de otro grupo. La maestra se aclaró la garganta, para silenciar al grupo, y presentar al nuevo estudiante. Cuando acabó, todos los alumnos se levantaron para abrazarlo y darle la bienvenida. Confieso que yo me levanté y caminé hacia él, pero solo para dar media vuelta y regresar a mi lugar. Quizá por eso estoy ahora aquí, escribiendo. Doy gracias por no haberlo tocado. Después de algunas bienvenidas, la profesora pidió silencio, y le preguntó al chico nuevo si ya sabía tocar el piano, o si apenas estaba empezando. El respondió que solo sabía tocar una canción, y la maestra le pidió que la tocara. Mi instinto me dijo que saliera de ahí lo más rápido posible, pero mi mente le decía que dejara de decir estupideces, ya que él era unos cinco años menor, y en el aula éramos veinte alumnos y la profesora, así que, ¿qué daño podría hacernos? Decidí hacerle caso a mi mente, para mi infortunio, y me quedé, a la espera. El pequeño se sentó en el piano, respiró profundamente, y empezó a tocar. Era una melodía triste, lenta, y para nada tranquilizadora, pero al menos no era tan terrorífica, o eso pensé. Lo que pasó después, me helaría la sangre hasta el día de hoy, a quince años de distancia. Al principio, mis compañeros y la profesora mostraron una actitud normal, de aprobación, pero conforme la canción transcurría, aumentaba mi inquietud, al ver a mis colegas, que hace un momento habían estado haciendo un alboroto tremendo, pero ahora reinaba un silencio sepulcral, interrumpido solamente por las macabras notas que producía aquel engendro del demonio. La maestra, y sus alumnos, miraban fijamente el piano, como hipnotizados, sin decir palabra alguna. A estas alturas yo me sentía más bien incomodo, no aterrorizado, pero aún faltaba lo peor. La maestra fue la primera en emitir un ruido, muy leve, pero alcancé a oírlo. Era una especie de mezcla entre un gemido y un gruñido, pero la música era más fuerte. En un instante, todos empezaron a imitarla, haciendo ese sonido gutural, que iba aumentando de tono, hasta convertirse en un grito desgarrador, un grito emitido por 20 personas al mismo tiempo, un grito saliendo desde las profundidades del infierno, un grito continuo, que extrañamente parecía que acompañara al pequeño y a su melodía infernal. Un momento después, sin dejar de gritar ni de mirar al piano, la profesora y mis compañeros formaron un circulo, dejando en medio al chiquillo y al piano. Se mantuvieron así un buen rato, hasta que un alumno, el de más edad, (tendría unos diecisiete), se acercó a paso lento al piano, frente al niño, y estampó su cabeza contra el piano, con tanta fuerza y brutalidad, que tuve que apartar la vista, y cuando volví a mirar, tenía una marca sangrienta en la frente. Lo repitió tres veces, y cuando iba por la quinta, el pequeño monstruo hizo una seña con la mano, sin dejar de tocar, y el otro, se alejó. Todos pasaron a hacer lo mismo, unos se golpearon más veces, otros, menos, pero todos terminaron con la frente y la nariz sangrando. Una vez hubieron terminado de hacer ese macabro acto, la canción se detuvo repentinamente, y todos cayeron al suelo, muertos. El niño se volvió, me miró fijamente, y sonrió. Ahí perdí el conocimiento, y cuando lo volví a recuperar, estaba en un hospital. Después de unos días internado, un policía ingreso a mi dormitorio, y me informó de la situación. Era el principal sospechoso de un homicidio cometido a veinte personas de una academia de música, en la cual estudiaba. Le conté esta historia, pero, al ver que el policía no me creía, chillé, pataleé y lloré, rogando que me sacaran de este hospital, de que yo no era culpable de nada. Lo único que conseguí, fue que me llevaran a un hospital mental, del que salí hace dos semanas, después de quince años. Hay millones de cosas que desconocemos de este mundo, unas pueden sorprender, otras, alegrar, y otras aterrorizar. Esta experiencia me ha causado lo último, y la escribo, para que te des cuenta de que te puedes encontrar muchas cosas en la vida. Unas pueden sorprender, otras, alegrar, y otras, aterrorizar.
Alternative Linked Data Views: ODE     Raw Data in: CXML | CSV | RDF ( N-Triples N3/Turtle JSON XML ) | OData ( Atom JSON ) | Microdata ( JSON HTML) | JSON-LD    About   
This material is Open Knowledge   W3C Semantic Web Technology [RDF Data] Valid XHTML + RDFa
OpenLink Virtuoso version 07.20.3217, on Linux (x86_64-pc-linux-gnu), Standard Edition
Data on this page belongs to its respective rights holders.
Virtuoso Faceted Browser Copyright © 2009-2012 OpenLink Software