660px|center La religión rige el Imperio en todos y cada uno de sus actos cotidianos. Así que no es de extrañar que el calendario imperial esté plagado de celebraciones religiosas de todo tipo. De hecho, se podría afirmar sin temor a exagerar que algunos mundos viven en una perpetua celebración litúrgica.
660px|center La religión rige el Imperio en todos y cada uno de sus actos cotidianos. Así que no es de extrañar que el calendario imperial esté plagado de celebraciones religiosas de todo tipo. De hecho, se podría afirmar sin temor a exagerar que algunos mundos viven en una perpetua celebración litúrgica. Cada ciudad y mundo (y por extensión cada sector) suele tener sus propias festividades, además de aquellas que son oficiales en todo el Imperio. Si bien es cierto que puede haber variaciones en el nombre o en la forma de la celebración, suelen ser las mismas pero adaptadas a un mundo en concreto. Estas festividades a su vez suelen convivir con celebraciones más o menos paganas que son en cierta medida toleradas por la Eclesiarquía (como Gran Hootmanay de Dumroamin VI o los carnavales de Sarosel).