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| - hora que las cosas se han calmado, la realidad de nuestra situación se ha hecho evidente: somos una Hermandad Oscura sin Oyente. Sin Oyente, no podremos oír el Sacramento Negro. Sin duda la Madre Noche le hablará pronto a alguien, eligiendo así un nuevo Oyente para tomar el puesto de Alisanne Dupre. Pero hasta que eso ocurra, debemos salir a las calles. Debemos oír los lamentos de los desesperados y los vengativos. El pueblo de Tamriel no debe saber jamás que sus plegarias a la Madre Noche no están siendo atendidas.
- l bufón ha muerto. Mi contrato final ha sido completado. Ah, cómo se rio y se rio... hasta que dejó de reír.
- e he adaptado bien a mi nuevo papel de Guardián. Mi deber no solo es mantener la capilla de la Madre Noche limpia y las velas encendidas, sino también ocuparme del cuerpo.
La cripta de la Madre Noche era un lugar consagrado: aislado, carente de luz del sol y a salvo del mundo de arriba. Al sacarla de allí, los restos pasan a estar expuestos a la mugre y la corrupción de los vivos. El cuerpo está perfectamente preservado, así que la preocupación no es física, sino más bien espiritual: hay que santificar los restos regularmente para que puedan seguir sirviendo como conducto para el alma de la Madre Noche. El espíritu eterno de nuestra matriarca puede viajar libremente por el Vacío, pero es a través de sus restos terrestres como se comunica con su Oyente.
Y así, lavo el cadáver cada semana con los aceites necesarios, recito los antiguos encantamientos y me encargo personalmente del exterminio de cualquier insecto o roedor. Si la Madre Noche no habla será porque elija no hacerlo, no porque no pueda. Esa es mi responsabilidad. Esa es mi promesa.
- a pasado mucho tiempo desde que utilicé por última vez mi espada. Tanto tiempo desde que salvé un alma. Pero ahora soy Guardián. Ya no tomo a nadie.
Vuelvo a pensar con afecto en mis horas con el bufón. Su risa, sus gritos, su lastimero llanto. Y entonces, al acercarse el final, otra vez su risa. Tan feliz en la muerte como en la vida. Fue un honor conocerle.
- eses, meses y más meses, y no hay Oyente. ¿Por qué no quiere hablar conmigo la Madre Noche? Soy digno de ser Guardián, ¿pero no Oyente? Protejo a nuestra señora, la mantengo santificada, ¿y aun así no quiere dejarme oír su voz?
- e sido elegido. Por algún incomprensible revés del destino, la Mano Negra me ha elegido Guardián de la Madre Noche. Con toda sinceridad, me siento increíblemente honrado y profundamente entristecido. Esto supone el final de mis contratos. Tendré suerte si vuelvo a empuñar una espada de nuevo. Al menos Rasha me ha prometido un último contrato antes de asumir mis nuevas responsabilidades.
- stamos en un nuevo año, y han pasado dos meses desde que la Madre Noche llegó por primera vez al santuario de Cheydinhal. Y sin embargo, nuestra impía matrona aún no ha querido hablarle a ninguno de nosotros.
Y así, Rasha ha decidido revivir una antigua tradición de la Hermandad Oscura: el nombramiento de un Guardián cuyo único deber es la salvaguarda de los restos de la Madre Noche. Los restantes miembros de la Mano Negra tomarán una decisión mañana.
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