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  • Relato No Oficial Martillos de Wikia: Preludio de Aniquilación
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  • Una figura solitaria avanzaba por los interminables pasillos y corredores del Sello Eterno, en dirección a una sección particular de la Forja. Aunque conocía cada recoveco de su entorno, él prefería recorrer una ruta diferente cada vez; siempre había algo o alguien diferente que buscara consejo o simplemente mostrar su reconocimiento. Conforme se acercaba, los tonos tan melodiosos para él de los martillos, soldadores, cortadores de plasma, gritos de los tecnoadeptos a los servidores y muchos más llegaban a sus oídos. Infrecuente en un astartes de su posición, tanto como su estatura y envergadura, sus oídos seguían siendo naturales, así como casi todo su cuerpo. Sólo su ojo derecho tuvo que ser reemplazado dos veces: la primera por una aventura en Marte; la segunda al ascender a su posición
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  • Una figura solitaria avanzaba por los interminables pasillos y corredores del Sello Eterno, en dirección a una sección particular de la Forja. Aunque conocía cada recoveco de su entorno, él prefería recorrer una ruta diferente cada vez; siempre había algo o alguien diferente que buscara consejo o simplemente mostrar su reconocimiento. Conforme se acercaba, los tonos tan melodiosos para él de los martillos, soldadores, cortadores de plasma, gritos de los tecnoadeptos a los servidores y muchos más llegaban a sus oídos. Infrecuente en un astartes de su posición, tanto como su estatura y envergadura, sus oídos seguían siendo naturales, así como casi todo su cuerpo. Sólo su ojo derecho tuvo que ser reemplazado dos veces: la primera por una aventura en Marte; la segunda al ascender a su posición. Hayato Fukai, el más reciente Ojo del Omnissiah, penetró en la Forja sin más vestimenta que una túnica de entrenamiento, mojada por el último e interrumpido entrenamiento con Tiberius, Sargento Exterminador de la 1ª Compañía. Ante él se desplegaban las imponentes arcadas y bóvedas de crucería que se elevaban decenas de metros, recubiertas de motivos en honor al Omnissiah y bajo los cuales se transportaban de una sección a otra piezas que podían ser cajas o chasis de tanques. El poblado bigote y pelo largo enrollado en una coleta que solía llevar en los períodos de estancia en el Sello desapareció poco antes del entrenamiento. Su cicatriz en forma de espada en la mejilla izquierda aún mantenía el cariz vivo que tomaba cuando su dueño entraba en combate. Hayato avanzó por las cadenas de montaje y pequeñas forjas sin saludar a los presentes, deteniéndose sólo cuando veía que un tecnoadepto realizaba mal su tarea y la corregía con un consejo constructivo. La Forja bullía de actividad: la última campaña había supuesto un esfuerzo bélico importante y las reparaciones y el reacondicionamiento eran más necesarios que nunca. Otro de sus rasgos es que no convertía en servidor a todo aquel que ponía mal un tornillo, como había visto en Marte; para él, el aprendizaje era un camino sembrado de piedras y por tanto un tecnoadepto sabio valía mucho más que tres mil recién salidos del horno. Sven Sannlar, Señor de la Forja, se afanaba en reacondicionar el flanco de un Land Raider con sus múltiples servobrazos, apoyado por numerosos servidores. Ver a uno de los fundadores de los Martillos trabajar como el primer día entre los hornos era un espectáculo revivificador, y Hayato no perdió la ocasión de detenerse un segundo a contemplarle. Sven supo de su presencia mucho antes de entrar en la Forja, así que detuvo su trabajo y giró su enorme figura de Nova Contemptor. -He visto que tus amigos del Concilio se han reunido en sesión formal. ¿Qué estáis tramando, novatos? -Preguntó a través de los altavoces acoplados a su cuerpo. -¿Es un imperio esa luz que se apaga, o una luciérnaga? -Respondió Hayato. -Déjate de poemas de combate y contesta -Replicó Sven. -No tengo la menor idea; un servidor ha llegado con un mensaje de Viroshi a los pozos y me ha fastidiado el rato de ocio. -¿Ganabas? -Sven sabía perfectamente qué gustos tenía Hayato; no poco había sido uno de sus mejores discípulos. -Por supuesto. La Forja es imbatible -Hayato hizo una reverncia y se marchó-. Quiero un informe cuando acabéis -Dijo Sven mientras retomaba su tarea. Cuando el Ojo llegó a las puertas de bronce esculpidas con el engranaje del Mechanicum de una pequeña edificación similar a un templo, estas se abrieron sin solicitar prueba alguna de su identidad. Dentro le esperaba un corredor pequeño y crepuscular flanqueado de reliquias, accesos a otras salas, y al final una sala de reuniones heptacular, donde seis figuras le esperaban. Todas estaban equipadas con sus servoarmaduras modificadas pero sin los yelmos puestos, mostrando tras ellas réplicas de los estandartes de sus compañías de batalla. Cinco eran Tecnomarines y el sexto Codiciario del Librarium. La reunión del Concilio de Experimentación podía comenzar. -¿Quién ha roto qué para sacarme de un entrenamiento? Estaba dejando en evidencia a Tiberius –comenzó Hayato mientras tomaba asiento. La mesa, de siete caras, tenía insertados un proyector holográfico de alta resolución y pantallas con teclados y puertos de conexiones para los usuarios. Anclados a las paredes y entre los estandartes, varias pantallas auxiliares con servobrazos ofrecían información de la Forja. A su espalda, una ventana panorámica con rejillas filtraba la luz anaranjada de la Forja. Hayato introdujo su clave de acceso en la pantalla ante él y el proyector cobró vida. Lo que mostraba era el contornos y relieve estimado de un planeta. -Esta es Nitup III, luna de Aros, en el Sistema Dayko – Dijo (), de la 3ª Compañía-. Viroshi, junto al Ordo Wikia, ha hecho un descubrimiento en los archivos que podrían desembocar en una operación del Concilio. -Viroshi, ¿Qué hacías en los archivos? ¿No estarías buscando de nuevo esa extraña referencia a la Omnicopaeia? – Recriminó Hayato con cierta congoja. Viroshi, de la 5ª Compañía, se permitió una carcajada de culpabilidad pero enfocó de inmediato la atención del Ojo. -Mea Culpa, Hayato... Revisándolo tras mi .... una referencia a la Preludio de Aniquilación, una Barcaza de Batalla de los Ultramarines que data de los tiempos de la Gran Cruzada y la Herejía. -Viroshi está tratando de escurrir el bulto de acompañar a Drastos a otra de sus búsquedas del Grial armamentístico – Bufó en un tono metálico Quomorn, de la 4ª Compañía. Su rostro era el más mecanizado de todos, con toda la mandíbula y parte del cuello reemplazada por implantes-. Hayato, deberíamos investigar los informes sobre depósitos de armas enterrados en Hipex Secundus. -Mirad –dijo Viroshi, al tiempo que desplegaba columnas de datos atmosféricos, estimaciones de carga y otros aspectos posiblemente relevantes -. Cotejando los datos que ofrece el libro con nuestros archivos sobre los Ultramarines, he podido deducir el rumbo de la Preludio hasta este sistema, y más concretamente la luna de su tercer planeta. Por lo que sabemos, la Preludio se encontraba en plena persecución de una flotilla de los Portadores de la Palabra. Por razones poco claras, la flotilla resultó aniquilada pero la barcaza acabó estrellándose en Nitup III. Los Ultramarines enviaron una misión de rescate pero no encontraron nada. Tampoco parece que se molestaron en investigar mucho. -¿Annales Navis Perditus? Nunca he visto ese nombre en la Biblioteca – Expresó Danicus, Codiciario. De los siete, era el miembro más reciente, con apenas diez años estándar de permanencia en el Concilio. Su capucha psíquica refulgía con energía psíquica residual, aunque Hayato supo interpretarla por sus experiencias anteriores; intriga y futuras explicaciones a Aresius. -Es un tomo cuya propiedad es exclusiva de la Forja. Fue un regalo a Hayato de sus días en Marte. Siempre que queremos salir del tedio o joder a Eledan con más gastos, enarbolamos el libro e iniciamos una operación. Lo que no quita que, en ocasiones, pueda acertar – Aseveró Klightus. -Tenía entendido que los tecnomarines adoráis reparar cosas y rezar – Sentenció Danicus. -Pero nos encanta buscar nuevos juguetes –Replicó Viroshi. -Basta Danicus. Estoy tratando de mejorar mi humor y nos estamos desviando. ¿Cuál era la dotación de la Preludio de Aniquilación? –Dijo Hayato. Viroshi cambió la proyección, mostrando el esquema de una Barcaza de Batalla clásica. De ella surgieron al instante cuadros de datos sobre armamento, defensas o tripulación. -Estimo que contaba con una dotación de trescientos a quinientos astartes totalmente equipados, más un complemento de vehículos de Predators, Stormbirds, Land Raiders y… dos Dreadnought Deredeo y otro Leviatán – En ese momento las pupilas de los siete astartes se abrieron; encontrar un Dreadnought de la Gran Cruzada era una lotería, pero la posibilidad de obtener tres no podía ser dejada sin más. -¿De dónde sacas los Dreadnought? –Inquirió Hayato-. Los tanques ya serían de por si un tesoro. -De esto –Viroshi cambió la proyección y esta mostró un extracto del libro. En este se decía: “Pese a todas las pérdidas que lamentaron [los Ultramarines], las más sentidas fueron las de los hermanos Theliel, Jingoro y Semyaza, gigantes que escupían fuego y plasma y que formaban el núcleo de la 287ª [Compañía]. Sus imponentes figuras azul cobalto blindadas acabaron con multitud de traidores y herejes, y donde Semyaza y Jingoro los purificaban con fuego justiciero o con sus cuatro cañones [¿Deredeo?], un Theliel aún más masivo [¿Leviatán?] los vaporizaba con la energía de un sol. Tras ellos, el camino quedaba pavimentado en sangre y restos indescriptibles…” -No son más que conjeturas –Aseveró Quomorn -. He leído otros pasajes de ese tomo y los referentes a los Salamandras son mucho más vagos. -Vulkan era un especialista en enigmas. Conocí a un Salamandra en Marte que… en fin, no viene al caso –Dijo Hayato. -Lo que parece seguro es que contaban con alguna clase de apoyo pesado de infantería, amén del equivalente de al menos una Compañía de nuestro tiempo. Sus servoarmaduras MkIII o IV serían todo un reto a investigar – Aseguró Quomorn, acariciando el lado pragmático del incipiente plan. -Un Deredeo y un Leviatán… Hayato, si eso fuera cierto, ¿Qué haríamos con ellos? Teóricamente pertenecen a los Ultramarines – Dijo Erethos, de la 2ª Compañía. Sus compañeros del Concilio le apodaban “El Abogado” pues siempre hacía notar las cuestiones de derecho en las operaciones de búsqueda y extracción. La posible sorna era compensada con la seguridad de haber evitado numerosos conflictos con otros capítulos, por lo que el apodo se había convertido en muestra de respeto. -De estar allí, los devolveríamos a sus legítimos dueños. Todo material de los ultramarines que les devolvamos nos granjeará favores y algo de publicidad extra, que nunca nos viene mal. Otra cosa es que los bancos de datos sigan operables y podamos extraer información de los mismos… - Empezó Hayato. -…Como los planos y esquemas de los mismos – Terminó Koreb, de la 1ª Compañía. El motivo de que estuviera con servoarmadura y no en los pozos de entrenamiento con Hayato fue que perdió una apuesta con Tiberius. Para la 1ª Compañía, derrotar en combate singular a Hayato era un reto. -Exacto. E incluso si solo encontramos dos dreadnoughts irrecuperables podremos extrapolar datos de versiones anteriores – Dijo Viroshi, estimulando la creciente excitación general. Incluso Quomorn mostraba cierta ansiedad -. Si son aquello que Viroshi nos dice y pudiéramos replicar el proceso y construirlos, estaríamos al nivel de los capítulos de la Primera Fundación, tal vez superarlo. -Calma, calma. Nuestro objetivo es recuperar todos los registros que podamos y honrar la memoria de los Ultramarines caídos, copia mediante. Trataremos sus cuerpos y reliquias con el máximo respeto y devolveremos todo aquello que no sea chatarra. Danicus, dinos qué puedes ver entre los datos – Dijo Hayato. Koreb manipulaba su pantalla, adelantándose a la respuesta y escribiendo un memorando a Eledan. Danicus cerró los ojos y tocó los datos con sus otros sentidos. Tras unos segundos, respondió. -Hay verdad, pero esa nave está mancillada. Siento dos manchas; una provocada, otra encontrada… existe algo que Annales no sabe u oculta –Cuando terminó, Danicus abrió los ojos y bebió vino de la copa a su diestra; indagar pistas del Concilio le dejaba un regusto artificial en la boca. Quomorn relajó su rostro y aceptó la situación. -Votemos. ¿A favor? – Todos levantaron la mano-. Sea, pero antes presentemos un plan serio a Eledan. Koreb, te agradecería que terminaras el memorando; Quomorn, empieza a realizar simulaciones de despliegues en la superficie con los datos que Viroshi te proporcione y revisad las cartas de navegación; Erethos, ayuda a Koreb y luego empezad a ver qué podemos llevarnos para una macro operación de arqueología. Si alguien os da problemas decidle que contamos con la aprobación de Eledan – Koreb y Viroshi sonrieron-. Danicus, tu y yo veremos a Lautaro y luego a Eledan. Si esto sale mal lo intentaremos con Hipex Secundus. -Tengo un esbozo del memorando por si acaso –Dijo Quomorn. Los siete astartes se levantaron y abandonaron la sala casi corriendo. Cuando Danicus se acercaba el último a la salida, Hayato le tendió una mano al hombro. -Intenta que Aresius esté presente en la reunión con Eledan. Tu visión me da mala espina. -Dalo por hecho. No he querido comentarlo ante el Concilio, pero he visto una posible mancha del Caos – Dijo Danicus. -Lo sé. El Ojo lo ve todo – Sentenció Hayato –. Por eso movilizaré a tantos elementos de la 9ª como me sean posibles. -¿Quién te dio los Annales? –Preguntó Danicus con inocencia; Hayato la esperaba. -Si vamos visitamos la Preludio de Condenación te lo contaré, aunque dudo que me creas –Entonces Hayato abandonó el edificio, encaminándose a Sven. Danicus le observó durante un momento y luego se apresuró hacia el Librarium. Cuando el Concilio quería emprender una misión, la apisonadora arrancaba. Lord Eledan, Señor del Capítulo de los Martillos de Wikia, terminaba de leer el memorando que el Concilio le había entregado el día anterior en sus aposentos, en la principal catedral del Sello. Una cúpula circular transparente mostraba el firmamento sobre su cabeza, pese a la blanca iluminación que imperaba en la habitación. La armería personal y una pequeña biblioteca ocupabana gran parte de sus paredes, rotas en su armonía por los trofeos de guerra obtenidos durante tantas décadas de servicio. Cráneos de Orkos, Eldars Oscuros y otras especies daban testimonio de su valor y experiencia. Una sencilla mesa de caoba, atestada de placas de datos y pergaminos, presidía el centro de la sala. A pesar de los denodados esfuerzos de Eledan por reducir tamaña cordillera de papeleo, ésta siempre recibía sangre fresca cuando las impresoras o servidores vomitaban nuevas peticiones. Si bien Eledan despachaba sin más casi todas la peticiones de recursos del Concilio, dejaba el asunto macerar unas semanas y luego aceptaba con un despliegue inferior, ésta vez las prisas de los miembros del Concilio, su frenética actividad sobornando, pidiendo favores o directamente robando armas y la cantidad de recursos que solicitaban oficialmente le preocuparon. Cuando levantó al fin la vista de la placa de datos, se encontró a Aresius Keltar y Hayato en actitud firme pero no tensa. Aresius portaba toda la panoplia propia de un Bibliotecario Jefe, mientras que Hayato vestía otra túnica manchada, esta vez con grasa de motor y portando una multillave. El plan había sufrido muchas modificaciones en estos tres días, pero al final Aresius y Sven dieron su aprobación. La mesa crujió cuando Eledan, equipado con su servoarmadura, se apoyó en ella para levantarse de su asiento. Sin casco, los Martillos podían ver las secuelas de la administración. -Una escuadra de la 1ª, más elementos de la 3ª y 9ª, más un grupo de ataque naval compuesto por un crucero y dos fragatas. Hasta queréis llevaros a Heford, no hablemos de los cargueros y apoyo aéreo –Eledan miró fijamente a los dos astartes, buscando en especial algún síntoma de burla en Hayato. No lo había; las comprobaciones que hizo con Viroshi de los datos de Annales y los archivos propios acrecentaron la necesidad de una operación de búsqueda y extracción-. Aresius, dime que esto no es una broma pesada. -No salgo del Librarium por tonterías del Concilio, por más que estas me diviertan; he observado y repasado todo lo que me han mostrado y hay verdad en ello. No obstante pervive una sensación extraña en todo lo que rodea a la Preludio, quizá del Caos, por lo que modifiqué el plan para que interviniera la 3ª y no la 5ª. Hayato ha conseguido tres escuadras de la 9ª, así como la connivencia de Sven para llevarnos a Heford. -El Caos está hasta en la burocracia –Bufó Eledan -. ¿Qué opina Lautaro de que os llevéis tres escuadras? –Preguntó Eledan. -Nos llevaremos a las escuadras más novatas, para que tomen experiencia. He de decir que la distribución preferente de los nuevos proyectiles de bólter y las ganas de Heford de pisar tierra desbloquean y mucho las negociaciones –Respondió Hayato, esta vez más sonriente. -Las cartas de navegación y los índices que poseemos de los Ultramarines son claros; la Preludio se estrelló por causas desconocidas en un planeta sujeto a colonización imperial alrededor del M31 –Replicó Aresius -. Esto último lo hemos descubierto al cotejar informes de campañas llevadas a cabo en sistemas vecinos y bancos de datos de las delegaciones locales del Administratum. -¿Habéis intentado contactar con la colonia? Es más que probable que nuestros archivos estén desactualizados –inquirió Eledan, paseando la mano izquierda por la mesa a modo de prueba de su razonamiento. -Los modelos matemáticos muestran que Nitup III es una luna con gran actividad volcánica. Dado que el equipo de rescate no encontró nada y no se tienen más noticias de colonización efectiva, suponemos que el planeta cubrió todo rastro de la barcaza. Averiguaremos más cuando estemos en órbita –Aseveró Aresius -. Tengo más asuntos que atender, Eledan –Aresius abandonó la sala sin más despedida que asentir a su señor. -Tengo suerte de que no invada mi mente –Dijo Hayato. -Afortunado sois. Cuando lo hace es como si un intruso organizara el papeleo de tu psique –Bromeó Eledan, que suspiró cuando escuchó a la impresora volver a la vida -. Hayato, si Aresius se ha marchado sin dar una sola pega es que debemos ir. Por ello, daré visto bueno a vuestro orden de batalla. Sin embargo, vuestra seguridad es lo primero: a la menor señal de que no se pueda mantener la posición evacuáis y purgáis el planeta. Nada de heroicidades para salvar objetos azul cobalto rimbombantes. -En ese caso danos orden de llevarnos más elementos de la 3ª y 9ª, dos Dreadnought y… -Eledan mostró tal semblante de reproche que Hayato echó marcha atrás -. Vale, dejo de interpretar a Drastos, pero te agradecería que nos dieras un extra. -Si me dejas ver Annales Navis Perditus –Respondió Eledan. -¿Qué ocurre hoy en el Sello, que hasta Uriel me chantajea con eso? Es propiedad de la Forja. -Es propiedad del Concilio; tu propiedad. Y por el Sello se hacen apuestas de quién será el afortunado. Teniendo en cuenta que me debes lealtad, sería un detalle por tu parte –Ironizó Eledan. -El ayer es hoy si mi mente lo quiere. Si no, es nada –Hayato se despidió con otra reverencia y volvió a la Forja. De camino vio a tres servidores cargados hasta los topes de papeleo, lo que le causó sonoras carcajadas; tenía que disfrutar de la calma que precede a la tormenta.
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