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| - El siglo XIX fue un siglo de grandes cambios para la humanidad de la preguerra. El final del siglo XVIII vio las revoluciones francesa y americana, dos eventos que cambiaron para siempre la balanza de poder terrestre. La revolución americana creó lo que se convertiría en dos de los estados humanos más poderosos del Sistema Solar. La revolución francesa vio a Europa arrastrada en una guerra de veinticinco años y dio lugar al conflicto entre nacionalismo y liberalismo y el aparente fin del viejo sistema aristocrático, un conflicto que definiría la historia europea hasta la década de 1860. Para la década de 1860, los continentes europeo y norteamericano estaban atravesando un enorme cambio tecnológico. La revolución industrial, que comenzó en Gran Bretaña en la década de 1830, permitiendo a la humanidad controlar recursos que la humanidad no podría ni soñar sólo un siglo atrás. Los ferrocarriles, cruciales para la Revolución Industrial de la humanidad, zigzageaban por partes de Europa y Norteamérica. La revolución industrial también trajo tremendos cambios sociales, como la urbanización masiva. Muchos historiadores alegan que la revolución industrial fue la clave para el triunfo de la humanidad sobre Marte; si los marcianos hubieran invadido la Tierra solo un siglo antes, la Tierra hubiera caído fácilmente. Al contrario que Marte, la Tierra estaba dividida políticamente. El centro de la fuerza humana era el continente europeo, dividido entre las grandes potencias del Reino Unido, Francia, Prusia, Austria y Rusia, junto con varias potencias menores y potencias en caída. La mayor de todas era el Reino Unido, una mole industrial con un imperio económico y colonial global. Éste, junto a Francia, dirigió a Europa occidental por un proceso gradual de liberalización e industrialización. Los franceses, bajo el emperador Napoleón III, querían ver un retorno a la gloria que Napoleón Bonaparte llevó a Francia al principio del siglo XIX. Al otro lado del continente se hallaba el estado autocrático de Rusia, un estado con una resistencia eterna a los cambios que fluían por el planeta. Sin embargo, la desastrosa derrota de los ejércitos rusos en la Guerra de Crimea llevó al zar ruso, Alejandro II a perseguir reformas graduales. Entremedias se encontrabajn los estados alemanes de Prusia y Austria. Austria era otra isla de conservadurismo, había sufrido una reciente derrota a manos de Francia y el Piamonte y estaba aislada diplomáticamente del resto del continente. Prusia, que pronto se encontraría bajo el liderazgo del gran Otto von Bismarck, era una potencia emergente que aspiraba a unir todos los dispersos estados alemanes bajo su mando. Norteamérica estaba dominada por los Estados Unidos, que antes de la Guerra Marciana estaba luchando su propia guerra civil. Alzados en armas por disputas sobre la esclavitud y los derechos de los estados, once estados del Sur se separaron de los Estados Unidos para formar los Estados Confederados de América. Para cuando comenzó la invasión marciana, los dos países ya llevaban un año de guerra, y ambos ejércitos eran mucho mayores que el de los Estados Unidos anterior a 1860. Mientras tanto, México estaba en una guerra civil, con las fuerzas imperiales apoyadas por los franceses contra los mexicanos que querían una república. Los ejércitos de Norteamérica demostrarían ser vitales para el esfuerzo de guerra de la humanidad contra Marte.
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