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| - El Señor del Capítulo Lord Eledan entró en la sala acompañado por Kairo y por el Apotecario Silas, de su Guardia de Honor. Pero lo hizo sin pompa ni ceremonia: Seguía pálido y desmejorado, y andaba algo encorvado. Ésta era apenas una de sus primeras salidas del Apothecarion tras su rescate en Beta VI. Llevaba una simple túnica blanca sin distintivos, propia de un paciente. Aresius se levantó de su mesa y le saludó con un abrazo. - ¿Cómo sigues? – Pregunta el psíquico. - La recuperación no va mal, pero se me hace pesada – Dijo el interpelado torciendo la sonrisa. - ¿Seguro que quieres contar ya lo que pasó en Beta VI? Podemos esperar un poco más, no hay prisa. - No, mejor acabar cuanto antes. Todavía lo tengo muy fresco y... bueno, prefiero quitarme de encima el peso de contarlo. - Toma asiento entonces. ¿Quieres tomar algo? - Qué va, no te preocupes. Sigo a base de los batidos esos que me prepara Uriel. No están mal pero estoy harto de tomar siempre lo mismo. Ambos se rieron mientras tomaban asiento. Aresius se dispuso a anotar todo lo posible del interesante contacto con los xenos. Silas y Kairo tomaron posiciones de pie, muy firmes, junto a la entrada de la sala. Durante la desaparición de Eledan la ansiedad de toda la Guardia de Honor por encontrarle fue obsesiva, al punto de que Aresius Keltar tuvo que apartarles de sus funciones en algunas ocasiones para que no entorpecieran la búsqueda. Ahora que había regresado le seguían a todas partes sin despegarse, con ademán sobreprotector. Todos ellos le habían presentado su renuncia en el Apothecarion, y Eledan había rechazado la de todos ellos. Pese a lo que pudieran creer, no era culpa suya que el Señor del Capítulo se hubiera quedado solo en Beta VI. Eledan empezó el relato: - Bueno Ares, voy a ahorrarte todo lo que ya conoces: La incursión por la Franja Este buscando a aquellos contrabandistas que tenían un fragmento de PCE sin saberlo, el campo de asteroides, el ataque de los piratas Eldars Oscuros, el estallido del motor de Disformidad de la Solaris y la dispersión de todas las naves. Un caos. "En el descontrol total cada capitán de nave hace lo que puede: O hace aterrizajes de emergencia, o salta a la Disformidad o se defiende como gato panza arriba. Nuestra nave opta por esto último por no poder hacer otra cosa, y al final acabamos teniendo que meternos en las cápsulas de salvamento porque nos abordan y nos vamos a pique, todo a la vez. Un desastre. "La ocasión no era la mejor para hacer una evacuación de emergencia ordenada; y al final, estos pobres – Hace un ademán hacia Silas y Kairo – y yo nos despistamos a fuerza de ir de un lado para otro disparando e intentando salvar los muebles. "Al final llega un momento en el que sin comerlo ni beberlo estoy solo en la cubierta 32, no soy capaz de contactar con nadie porque las comunicaciones están distorsionadas, se oyen disparos por todas partes y lo último que se sabe es que muchas escuadras están poniéndose a salvo saliendo de la Andrómeda. "La pobre Andrómeda la verdad es que crujía muchísimo, así que temiendo haberme quedado el último sin necesidad en una nave a punto de irse a pique y llena de Eldars Oscuros, me dirigí al módulo de salvamento más cercano y salí. "Y entonces es cuando una leve perturbación disforme me hace aparecer cinco Sistemas más allá, pero eso no lo hemos sabido hasta ahora. - Bueno, ya sabes que al final solo saltaron a la Disformidad la Nubika y la Orestes; y la Solaris fue la única destruida. Incluso, cuando vimos que seguía en pie, volvimos a abordar la Andrómeda y pudimos remolcarla – Comentó Aresius. - Ya, ojalá lo hubiera sabido entonces. Ya sabes la que lían los Eldars cuando se ponen. Murieron bastantes Hermanos de Batalla y las dichosas interferencias no nos dejaban saber si nos atacaba una Cábala o un millón. Muy propio de los Eldars. - Bueno, pues cuéntame entonces qué pasó cuando caíste en Beta VI – Quiso proseguir Aresius. - Después de la perturbación disforme estaba claro que no estaba cerca del campo de asteroides del que había salido. Ya sabes, se nota si las estrellas no son las mismas. El caso es que la nave de salvamento iba tocada y no tenía capacidad de salto disforme ni mucho menos; y además a la que re-entro vengo a caer en el campo gravitatorio de un planeta aparentemente habitable. "El problema, para variar, es que en el otro lado del planeta el sensor detecta un buen montón de naves de Eldars Oscuros. Como no puedo hacer otra cosa, aterrizo en el planeta con la idea de esconderme y esperar tranquilamente a que vengáis a por mí - Eledan se rió -. Y ya ves lo tranquilo que fue.
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