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| - ueños sobre la guerra, una vez más. Pero esta vez había algo diferente.
Yo lideraba un pequeño contingente de magos guerreros aldmer en una misión en lo más profundo del territorio Imperial. Estábamos cerca de nuestro objetivo, un centro de suministros a las afueras de Cheydinhal, cuando de pronto el cielo se oscurecía.
Una gran sombra pasaba sobre nosotros, y escuchábamos un rugido tan terrible que se nos helaba la sangre. Algo nos estaba sobrevolando. Algo tan enorme y oscuro que parecía eclipsar al sol.
Entonces, el sueño cambió. Estaba aquí, en Falkreath, llevando a cabo el sepelio de alguien que acababa de fallecer, aunque no recuerdo quién. Por el rabillo del ojo, veía cómo se acercaba un desconocido. Me giraba para verle, pero la sombra volvía a aparecer, y el rugido. Entonces, me desperté.
Ahora que reflexiono sobre mi sueño, no puedo evitar preguntarme... ¿sería acaso un dragón? ¿Por qué habría yo de soñar con semejante criatura cuando jamás he visto uno? En el momento parecía muy real, pero el recuerdo desaparece pronto.
No sé qué puede significar. Nada, probablemente.
- n buhonero errante pasó por Falkreath. Le compré unas pocas varillas de incienso. Era un muchacho nórdico agradable, que seguía la tradición de su padre. Creo que se llamaba Valbjorn.
Unos pocos días después, uno de los guardias de la ciudad vio una bandada de aves de carroña que sobrevolaba la carretera. Al llegar al lugar, ha descubierto el cadáver de Valbjorn, víctima de un ataque de los bandidos.
La pesadumbre invade mi corazón y, sin embargo, debería de parecerme normal. La vida y la muerte, el crecimiento y el cambio, el paso de las estaciones... todos son facetas del poderoso Arkay. La muerte de un joven no debería afectarme tanto. Y sin embargo...
- os viajeros pasan por la ciudad hablando de lo más cálido del verano y cómo azota la tierra. Corren los días más calurosos del año en Skyrim, pero no en Falkreath. Aquí todo es niebla, bruma y lluvia. El clima siempre es fresco y húmedo y las estaciones poco importan.
Solaf me preguntaba sobre esto mismo esta mañana. Decía que en un lugar de los muertos, como es nuestro gran cementerio, el dominio de Arkay debería de ser absoluto. Y, sin embargo, Arkay también es el señor de las estaciones y a este lugar no parecen afectarle.
Le he dado la mejor respuesta que he podido. Le he explicado que Falkreath es, en efecto, un lugar de gran poder para Arkay, pero que prefiere mantenerlo así, solemne y gris. Espero que, al menos en parte, fuera cierto. ¿Quién puede comprender acaso la mente de un dios?
- a pasado mucho tiempo desde que escribí por última vez en este diario. Debo admitir con cierta vergüenza que, cuando lo cogí del estante, casi me ahogo con la polvareda que se levantó.
No hay mucho que contar, aunque he sufrido otra terrible pesadilla de la guerra. Supongo que esta es una aflicción común entre muchos de cuantos han vivido los horrores de la guerra de primera mano. Escribir sobre ello ya me ayuda a sentirme mejor.
- e recibido una carta de Andurs, de Carrera Blanca. Me ha invitado a visitarlo y voy a aceptar su invitación. Hace mucho tiempo que no voy por la ciudad.
Mi único temor son los Thalmor. Tengo entendido que ellos y sus agentes se encuentran en Skyrim, exterminando a los adoradores de Talos. Tengo que mantener la discreción.
- e regresado de mi viaje a Carrera Blanca y he notado que muy pocas flores están floreciendo por aquí. El resto de Skyrim está cubierto de flores de un rojo vivo y un azul penetrante, pero en la ciudad y sus alrededores, solo podían verse unas pocas.
Mi misión será cambiar eso. Nos vendría bien tener unas flores que dieran vida a este lugar tan sombrío. Tal vez Tekla pueda ayudarme.
- e he pasado buena parte del día consolando a Lod, que ha recibido noticias de la muerte de su primo Grimsvotr. De jóvenes estaban bastante unidos, y Lod me ha contado sus recuerdos de infancia mientras bebíamos. Conmovedor, pero amargo.
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