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| - Durante la primera bajada a Herodia IV, dos miembros de su equipo murieron en una emboscada planeada por un Lictor y un tercero murió por el ataque de Zoántropos, aunque ella consiguió escapar a ese destino. Después, Kalypsia se entrevistó con un adepto del Adeptus Mechanicus de Marte superviviente del planeta y supuestamente lo mató después del descubrir la existencia de una potente arma secreta gracias a la confesión de dicho adepto. Su equipo fue reforzado en ese momento con Marines Espaciales del Capítulo de los Guerreros Mantis, que habían intentado parar el asalto Tiránido pero fracasaron y sufrieron terribles pérdidas en la lucha. Kalypsia fue con ellos en Cápsulas de Desembarco, luchando y abriéndose camino entre las fuerzas Tiránidas. Las bajas fueron muy grandes y muchos los actos heróicos, como el del Sargento Soron, que fue separado y capturado por unas Gárgolas Tiránidas, e hizo detonar una granada de plasma que le mató a él y a sus atacantes. Otro ejemplo fue cuando, una vez dentro del edificio donde supuestamente se escondía el arma, fueron emboscados por Mántifex, pero el Sargento Devastador Ruinis los mantuvo a raya antes de que las granadas de fragmentación que portaba mataran a los Mántifex y a él mismo cuando consiguieron sobrepasarle. Su equipo descubrió y retiró el arma, que resultó ser una mezcla de tecnología imperial, tecnología Eldar y biotecnología Tiránida acoplada al cuerpo del Inquisidor Grendal. Durante la extracción del arma para matar al Tirano de Enjambre el Bibliotecario Shaiden y el Capellán Broec murieron, pero cumplieron su objetivo y el enjambre fue confundido y exterminado mientras se llevaba el arma a las naves en órbita. Allí Kalypsia casi murió a manos de Grendal cuando la máquina le poseyó, pero Grendall murió al instante cuando abandonó el regazo de la máquina, que era lo único que lo mantenía vivo. Asombrada por el poder de la máquina y fascinada más allá de toda lógica, Kalypsia se acopló a la máquina cuando nadie estaba mirando, acabando también poseída por ella. El Capitán del Equipo de Eliminación, de nombre Octavias, horrorizado por lo ocurrido, abrió la cámara al espacio y lanzó una granada de plasma en el regazo de Kalypsia cuando fue poseída, antes de que fuera aspirada por el vacío, y ella y la máquina fueron destruidas por la explosión.
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