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| - Se dice en pintura de ciertos as pectos de figuras enteras, ó de partes de estas figuras, dibujadas de manera que no puedan ser vistas en todo su desarrollo, un brazo es- tendido á derecha ó á izquierda del cuadro se presenta completamente desarrollado, al paso que se le ve en escorzo cuando viene mas ó menos directamente hácia el espectador. Puede emplearse la misma voz, hablando de las figuras mismas vistas en la naturaleza; porque bajo este punto de vista, no hay diferencia alguna entre los Cuerpos mismos y su representación por medio del dibujo y de la pintura.
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abstract
| - Se dice en pintura de ciertos as pectos de figuras enteras, ó de partes de estas figuras, dibujadas de manera que no puedan ser vistas en todo su desarrollo, un brazo es- tendido á derecha ó á izquierda del cuadro se presenta completamente desarrollado, al paso que se le ve en escorzo cuando viene mas ó menos directamente hácia el espectador. Puede emplearse la misma voz, hablando de las figuras mismas vistas en la naturaleza; porque bajo este punto de vista, no hay diferencia alguna entre los Cuerpos mismos y su representación por medio del dibujo y de la pintura. Hablando de las lineas de arquitectura y de otros objetos que no sean cuerpos de animales, no se usa ya la palabra escorzo sino la de perspectiva. El cuadro que mejores escorzos presenta, ademas de otros méritos, es el del Juicio final, pintado al fresco por Miguel Ángel en la capilla Sixtina de Roma. En la pintura de techos y de cúpula, los escorzos constituyen la principal condición de la composición del asunto, porque los cuerpos han de ser vistos por abajo, como en un una ascención ó en cualquiera otro asunto celeste. Muchos escorzos y muy buenos se han pintado en nuestras iglesias; pero este género, abundante en dificultades, se halla en el día casi abandonado. No solo se quebrantan las reglas del buen gusto, sino las del sentido conun, pegando á los techos, afín de evitar dificultades, pinturas hechas para ser vistas verticalmente. Este sistema ridículo se advierte en los techos de los teatros modernos y en los de los mejores salones, no desdeñándose los buenos artistas en sacrificar lo que de ellos exige el arte pera satisfacer á aquellas personas que por mezquinos desembolsos quieren aparentar lujo en sus viviendas. No quisiéramos que así se prostituyese la pintura, que así se perdiera el gusto, que así se olvidaran los modelos que aun tenemos á la vista; clamemos, para combatir el mal, contra la ostentación entendida de cierta manera , que todo lo hace consistir en las apariencias y en los relumbrones. Lo malo, ni honra al que lo hace ni al que lo manda hacer.
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