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| - En algunos casos, Agpaoa realmente realizó sencillas intervenciones quirúrgicas eliminando quistes y drenando zonas infectadas; el resto, principalmente espectaculares operaciones donde sus manos parecían atravesar el cuerpo, eran triviales trucos de ilusionismo. En 1968 Agpaoa visitó los Estados Unidos por tercera vez, realizando sus trucos para gente que pagó muy generosamente por sus servicios. Entonces fue arrestado en Detroit y acusado de fraude médico. Eligiendo no contestar a los cargos, pagó su fianza de 25,000 dólares y regresó a las Filipinas.
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| - En algunos casos, Agpaoa realmente realizó sencillas intervenciones quirúrgicas eliminando quistes y drenando zonas infectadas; el resto, principalmente espectaculares operaciones donde sus manos parecían atravesar el cuerpo, eran triviales trucos de ilusionismo. En una ocasión, Tony estaba en su Mercedes bañado en oro cuando se sintió mal y pidió ser llevado, vía jet privado, a San Francisco, donde se le extirpó el apéndice. Acerca de esto, James Randi publicó que Agpaoa se sometió a una operación de apendicitis en San Francisco, Estados Unidos. Randi, irónico, se pregunta: “¿Por qué? Porque, según dicen, los curanderos no pueden usar sus poderes sobre sí mismos. ¡Pero Tony! ¡Existen docenas de ‘curanderos psíquicos’ a los que tú mismo le enseñaste este arte! Si hay aviones llenos de personas moribundas que vuelan hasta Filipinas en búsqueda del tratamiento, ¿por qué no aprovechas tú mismo esas maravillas?” Lo verdaderamente trágico es que cuando su hijo pequeño también necesitó asistencia médica, Tony, en vez de usar sus poderes para curarlo, no quiso correr riesgos y lo llevó a los Estados Unidos para ser tratado, pero el chico no sobrevivió. En 1968 Agpaoa visitó los Estados Unidos por tercera vez, realizando sus trucos para gente que pagó muy generosamente por sus servicios. Entonces fue arrestado en Detroit y acusado de fraude médico. Eligiendo no contestar a los cargos, pagó su fianza de 25,000 dólares y regresó a las Filipinas. Agpaoa murió en 1982, a los 43 años, de lo que los periódicos de Manila refirieron como producto de un ritmo de vida muy intenso, siendo enterrado en un ataúd de cristal por alguna razón desconocida. Fue uno de los hombres paranormalistas más ricos de las Filipinas. El Antropólogo Social Ignacio Cabria García, que investigó el tema mientras fue funcionario en el consulado español en Filipinas, concluyó que "fue Agpaoa quien convirtió la cirugía psíquica en un espectáculo y negocio".
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