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| - uien desee ser sabio, que se inspire en las vidas de los santos.
Quien desee aprender valor, que siga a san Nerevar, el Capitán, patrón de los guerreros y de los estadistas. El señor Nerevar ayudó a unir las tribus bárbaras dunmer y a convertirlas en una gran nación, lo que culminó con su martirio cuando condujo a los dunmer a la victoria contra los malvados dwemer y la traidora Casa Dagoth en la batalla de la Montaña Roja.
Quien desee aprender audacia, que siga a san Veloth, el Peregrino, patrón de los marginados y de los buscadores espirituales. San Veloth, profeta y místico, sacó a los dunmer de su decadente patria en las Islas de Estivalia y los llevó a la tierra prometida de Morrowind. También enseñó la diferencia entre los daedra buenos y malos y consiguió la ayuda de los primeros para su gente mientras les enseñaba cómo vérselas con los segundos.
Quien desee aprender generosidad, que siga a santa Rilms, la Descalza, patrona de peregrinos y mendigos. Santa Rilms regaló sus zapatos y se vistió como una pordiosera y se hizo pasar por una para relacionarse mejor con los pobres.
Quien desee aprender respeto por uno mismo y por los demás, que siga a san Aralor, el Penitente, patrón de los curtidores y de los mineros. Este delincuente abyecto se arrepintió de sus pecados y fue caminando de rodillas a los grandes lugares de peregrinación.
Quien desee aprender la clemencia y sus frutos, que siga a santa Seryn, la Misericordiosa, patrona de los cerveceros, panaderos y destiladores. Esta virgen pura de aspecto humilde podía curar todas las enfermedades a cambio de contraerlas ella. De espíritu fuerte y bravo, se echó sobre sus hombros las cargas de los demás y las llevó hasta una edad honorable y avanzada.
Quien desee aprender justicia fiera, que siga a san Felms, el Osado, patrón de los carniceros y de los pescadores. Este bravío caudillo mató a los invasores nórdicos y los expulsó de nuestras tierras. Nunca llegó a leer ni escribir y recibía inspiración directamente de los labios del Almsivi.
Quien desee aprender orgullo de raza y tribu, que siga a san Roris, el Mártir, patrón de los proveedores y de los caravaneros. Capturado por los argonianos justo antes de la Guerra Arnesia, Roris se negó con orgullo a renunciar a la fe del Tribunal y soportó las crueles torturas de los hechiceros argonianos. "Venganza y justicia para san Roris el martirizado" fue el grito de cohesión de la Guerra Arnesia.
Quien desee aprender el imperio de la ley y la justicia, que siga a san Olms, el Justo, patrón de marinos, cereros y escribanos. Fundador de los ordenados, san Olms concibió y articuló los principios fundamentales de puesta a prueba, ordalía y arrepentimiento.
Quien desee aprender benevolencia, que siga a san Delyn, el Sabio, patrón de los alfareros y de los vidrieros. San Delyn dirigió la Casa Indoril, era un hábil jurista y fue autor de muchos de los eruditos ensayos sobre las leyes y costumbres del Tribunal.
Quien desee aprender el amor a la paz, que siga a santa Meris, la Pacificadora, patrona de los granjeros y jornaleros. Desde niña, santa Meris mostró dones curativos y se formó como sanadora. Acabó con una guerra entre Casas larga y sangrienta poniéndose en medio del campo de batalla, ataviada con su túnica blanca para curar a los guerreros y lanzadores de hechizos con independencia del bando por el que lucharan. Las tropas de todas las Casas adoptaron las túnicas blancas como su estandarte y se negaron a derramar la sangre de sus hermanos.
Quien desee aprender veneración, que siga a san Llothis, el Pío, patrón de los sastres y tintoreros. Fue contemporáneo y compañero de los miembros del Tribunal y el Alma Rula más amado del Templo, formuló los rituales y principios centrales de la Nueva Fe del Templo. San Llothis es el paradigma de sacerdote y el puente mortal simbólico entre los dioses y los fieles.
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