El punto de divergencia en esta historia es el simple y afortunado hecho biológico de que el Príncipe heredero Federico de Alemania no desarrollase el cáncer que le llevo a la tumba cuando apenas llevaba 3 meses de reinado permaneciendo de esta forma en el trono durante 35 años hasta su muerte en 1923.
El punto de divergencia en esta historia es el simple y afortunado hecho biológico de que el Príncipe heredero Federico de Alemania no desarrollase el cáncer que le llevo a la tumba cuando apenas llevaba 3 meses de reinado permaneciendo de esta forma en el trono durante 35 años hasta su muerte en 1923.