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| - Las voces de alarma fueron dadas en Zyriax, puesto que algunas mercancías se retrasaron años con respecto a la fecha de entrega acordada. Aunque las demoras son habituales en el comercio imperial, la ausencia de comunicaciones y la incapacidad de los Astrópatas para establecer un enlace psíquico pusieron al Imperio sobre aviso. El Convoy Maverick de la XXVII Armada fue enviado al último punto donde se habían tenido noticias de la Flota de Lars, tan sólo para descubrirla aparentemente intacta, pero completamente vacía. Los detalles de aquella operación, concebida como una misión de abordaje y rescate, son muy turbios. De los Hombres de Armas participantes, varios fueron muriendo con los años y otros tantos abandonaron la Flota Imperial. El propio Contramaestre Burt, al mando de la operación, acabó sus días ingresado en un manicomio. No obstante circulan copias de un supuesto diario suyo donde narraría lo allí vivido: tras una exploración tan exhaustiva como infructuosa, al abrir las compuertas de la nave insignia que daban al puente de mando, Burt y sus hombres se vieron de pronto caminando por un prado verde en algún lugar indeterminado; entonces, un niño de melena resplandeciente surgió de entre los arbustos, afirmando ser el Emperador de la Humanidad. Entre lágrimas, les dijo que Él no quería ese Imperio y que su voluntad había sido malinterpretada; les pidió perdón, pues su arrogancia había traído la desgracia a los Hombres, y sentenció que el contemplar impotente los abusos que se cometían en su nombre era un justo castigo por su falta de visión. A pesar de todo sonrió, prometiéndoles que pronto volvería, pero no como esperaban. Luego el niño se alejó correteando entre la bruma, el entorno se difuminó y los Marinos se encontraron de regreso en la nave. La Unidad de Revisión Histórica del Adeptus Administratum ha establecido la falsedad del diario, que habría sido divulgado años después por un hereje; la lectura de este escrito está por tanto prohibida y perseguida. Otros estudiosos, principalmente Inquisidores, dan veracidad a los relatos de Burt, pero los consideran como una trampa insidiosa del Caos, pues la mentira y confusión forman parte de sus tretas. En definitiva nadie cuestiona que el Emperador descansa en el Trono Dorado de Terra, recuperando sus fuerzas para retomar la Gran Cruzada. Actualmente la Flota Mercante de Lars sigue abandonada en el espacio. Como la criatura Bernhard, se desplaza a una velocidad que la mantendrá muchos milenios en el Subsector, por lo que ya se encuentra incluida en la cartografía galáctica como “Flota Fantasma de Lars”. Son varios los cazarrecompensas y exploradores que la han visitado, recorriendo los oscuros pasillos y las cámaras abandonadas de los Transportes de clase Carraca, los Cargueros Acorazados y las Naves de Abastecimiento. Muchas zonas han perdido el oxígeno, mientras que otras continúan presurizadas; de la tripulación original no hay rastro y el cargamento también ha desaparecido, ya sea en las mismas extrañas circunstancias o como consecuencia de saqueos posteriores. La Flota Fantasma de Lars sigue envuelta en el misterio y muchos piensan que las almas de los difuntos vagan por las naves. Otros afirman haber atravesado una puerta y aparecido en una sección distinta, escuchado ruidos y psicofonías varias, o entrado en una especie de trance para verse rodeados por la tripulación en sus quehaceres. Todos, en cualquier caso, consideran esta flota como maldita y portadora de malos augurios.
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