-No, padre. En tu nombre no segaré más vidas inocentes -dijo el hijo-. No, padre. Has sido mi guía, mi mentor; sin embargo, ya no lo soporto más. La noche de la luna roja se aproxima y las 665 almas que me pediste están listas. ¡No, padre! Ya no puedo darte un alma más; acepta la mía y recíbeme en tu morada de llamas y dolor agonizante. Una navaja acaricia la garganta 666 y la sangre cubre de nuevo aquel hermoso altar carmesí.
-No, padre. En tu nombre no segaré más vidas inocentes -dijo el hijo-. No, padre. Has sido mi guía, mi mentor; sin embargo, ya no lo soporto más. La noche de la luna roja se aproxima y las 665 almas que me pediste están listas. ¡No, padre! Ya no puedo darte un alma más; acepta la mía y recíbeme en tu morada de llamas y dolor agonizante. Una navaja acaricia la garganta 666 y la sangre cubre de nuevo aquel hermoso altar carmesí.