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| - Earl descubre que un antiguo juego de platería que él mismo enterró después de robar le fue robado. Earl regresa al camping de casas rodantes donde vive Joy para tachar el punto número 52 de su lista: Desenterrar y devolver el tesoro escondido. Mientras cavan juntos, Earl y Randy recuerdan cómo fue que se cruzaron con ese tesoro en primer lugar. Todo empezó cuando Earl estaba casado con Joy. Vivían de robarles a los otros. Una tarde Earl, Joy y Randy fueron a la biblioteca del museo en busca de objetos de valor.Se apoderaron de, entre otras cosas, un juego de platería antigua. La noticia salió en todos los medios de inmediato. Así se enteraron de que el botín valía unos dos mil dólares. Intentaron vendérselo a Jasper, traficante de objetos robados. Pero la noticia ya se había propagado y no quiso verse involucrado. Fue entonces que decidieron enterrarlo y dejar pasar un tiempo. A la noche Earl se queda pensando qué puede comprar con tanto dinero. Está muy ansioso y ya no puede seguir esperando. Sin decirle nada a Randy ni a Joy, escribe una carta al museo exigiendo el pago del rescate para recuperar la mercadería robada. Se esconde detrás de unos arbustos a observar la entrega. Afortunadamente, no sale corriendo a buscar el paquete. Un vagabundo que pasa por allí toma la bolsa que contiene el dinero y la policía lo apresa en ese mismo momento. Al ver lo sucedido Earl decide abandonar la idea. Por otro lado, y sin que él mismo supiera, Randy tiene sus propias aventuras. Hay rumores por todos lados que aseguran que ellos son los responsables del robo. Un estafador se acerca a Randy en el Crab Shack con la intención de engañarlo para que confiese el punto exacto del escondite. Randy acepta venderle las cosas. Es tan ingenuo que le entrega la mercancía antes de cobrar el dinero. Se supone que habrá alguien esperándolo en la estación de tren al día siguiente. De más está decir que nadie se presentó. Pero lo que Randy no sabía era que Joy ya había reemplazado la platería por chucherías que tenía en su casa. Imaginó que algo de eso podía suceder y se les adelantó. Además, quiso derretir la plata para que sea más fácil su venta. No lo logró y decidió enterrarlo en otro lugar. Darnell sale a enterrar su pececito muerto. Encuentra el tesoro (aplastado y ennegrecido tras los intentos de Joy de derretirlo). Piensa que se trata de un gran descubrimiento arqueológico. Lo lleva al museo. Allí los expertos no se dan cuenta de que se trata de la platería. De todas formas, aceptan exhibirlo en sus vitrinas. Earl no encuentra las cosas donde las había dejado. Para solucionar el tema decide hacer una donación en efectivo al museo. Reconoce la platería en la vitrina. No tiene idea de cómo llegó hasta allí pero está feliz de poder tachar este asunto pendiente.
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