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| - I Elías salió del bar donde cada domingo se reunía con sus amigos, se dirigió a su casa con paso lento. Esa noche la avenida de México-Tacuba estaba desierta. No pasaban de las 9 de la noche y en el parque de cañitas no se veía ni una alma. Acelero el paso para no quedarse mucho tiempo en ese lugar. Cuando iba a la mitad del camino sintió que alguien lo estaba siguiendo, al voltear se dio cuenta que no había nadie, comenzó a correr y al salir del parque, de la nada apareció un hombre envuelto en una cobija cojeando lentamente hacia a él.-Joven, ¿ no tendrá un cigarrito ?.- Dijo el hombre tratando de calmarlo. Elías se quedo sin aliento al ver la deformidad de ese sujeto, su rostro estaba compuesto por una serie de cicatrices y solo tenia un ojo. Su párpado izquierdo estaba sellado y pegado a su piel , o mas bien lo que parecía ser piel. No tenia manos, en su lugar solo había un par de muñones partidos por la mitad donde sostenía lo que agarraba y los hacia funcionar como dos enormes dedos. Elías se asusto, pero no intento huir.-Deje ver si me quedan.- Dijo Elías al sacar de su gabardina una cajetilla de camel. Se la extendió y el sujeto tomo un cigarrillo con dificultad.-Que bueno, gracias joven, présteme su lumbre no sea malito. Cuando le encendió el cigarrillo pudo ver con mas claridad su rostro, el único ojo que tenia era negro por completo. En esos instantes el miedo se convirtió en lastima.-Ahhhhh...., ya le hacia falta a mi cuerpo un poco de humo.- Dijo el hombre después de la primer bocanada.- Ya no me mire así mi joven, mejor pregúnteme que me paso-. Elías no contesto, siguió su camino sin mirarlo y salió del parque. Al entrar a una calle miro hacia atrás y vio como el hombre se dirigía a unos cartones que había en una banca, trato de seguir pero su curiosidad fue mas fuerte, la deformación de aquel sujeto no era natural, se la habían provocado. La interrogante que se abrió en sus pensamientos lo hizo regresar, el hombre al verlo acercarse se incorporo y le hizo un lugar en la banca para que se sentara.-¿ Y bien, que le paso Don ? Pregunto Elías mientras se sentaba junto a él-¿Trae mas cigarritos?; Por que lo voy a entretener un rato-. Elías saco la cajetilla y se la mostró.-Tengo tiempo Don, no se preocupe.-. Dijo Elías mientras se encendía un cigarro-Esta bien, mientras no nos quedemos sin cigarros-. El hombre se acomodo en la banca para empezar a contar su historia. II La neblina se volvió densa a su alrededor, el hombre observaba la inmensa oscuridad del parque. Un suspiro se escucho junto a ellos y la temperatura desminuyo. Elías estaba a punto de marcharse, sabia que no era natural lo que estaba pasando en ese lugar.-Ya vino mi Elisa, no tenga miedo joven.-Dijo el hombre mientras que con su muñón mutilado acariciaba la neblina que parecía contestarle en un suspiro de aire frió.-Parece increíble que ya hayan pasado 50 años desde entonces, nunca imagine terminar así, acariciando sin manos la neblina como si fuera su rostro.-Dijo el hombre dando una profunda bocanada de humo. Al sacarlo de sus labios, Elías vio claramente como un rostro se formaba entre la neblina y el humo, un rostro delicado, parecido al de una mujer.-Ya le contare quien es ella.-Dijo el hombre antes de empezar a contar lo que le había sucedido -Hace 50 años vivía en una pequeña vecindad que se encontraba atrás del metro Popotla, en ese entonces trabajaba como ayudante en una imprenta, era el mayor de mis tres hermanos, vivíamos en condiciones muy humildes, así que tuve que dejar la escuela para ponerme a trabajar. Al salir de la secundaria, mi padre me consiguió trabajo con su compadre don Lucas. Un día al regresar del trabajo, vi que llegaban nuevos vecinos a una casa que había estado vacía por años, desde que yo me acordaba ahí nunca vivió nadie, decían que los últimos dueños los habían matado por querer robarlos y ya ve que en ese tiempo la gente era muy supersticiosa, nomás se hablaba de muertos y se alejaban persignándose. Cuando terminaron de descargar los muebles, vi a una mujer que me dejo impactado, no se como explicarle, no era común. Tenia el cabello rojo oscuro, corto como de hombre, sus ojos eran de un verde esmeralda. No me crea, pero le juro que brillaban como los de un gato. Su piel era tan blanca que parecía una hoja de papel, pero ese color le daba una sensualidad indescriptible y que decir de su cuerpo, era una tentación, sus senos eran grandes y redondos. Ese día traía puesta una blusa negra escotada y una falda entallada que dejaba ver muy bien la forma de sus caderas, tendría como unos 30 años. Solo le puedo decir que a partir de ese día quede maldecido, por que no paso una sola noche desde entonces sin que aquella mujer se apareciera en mis sueños. Elías sustrajo otro cigarrillo de su gabardina al tiempo que visualizaba en sus pensamientos a aquella mujer.-¿Y de que manera la soñaba?-Pregunto Elías mientras le ofrecía otro cigarrillo.-Al principio todas mis fantasías sexuales eran pensando en esa mujer. Era un chiquillo de 17 años, pero cuando la conocí, todo se quedo corto con lo que me mostró.- El hombre encendió el cigarrillo y su rostro desfigurado formaba una mueca de tristeza.-Los días pasaron y cada vez que iba al trabajo pasaba frente a su puerta, nunca se veía movimiento en esa casa y no la había vuelto a ver desde el día que llego a la colonia. A principios de Noviembre, recuerdo bien que fue un día de muertos, nos llego un pedido enorme de calendarios para navidad y comencé a salir tarde de la imprenta; Pasaban de las 12 de la noche y para llegar a mi casa tenia que cruzar este mismo parque. A la mitad del camino vi a una persona vestida de negro sentada en una banca. Me asusto y quise echarme a correr pensando que era un aparición. Cuando estuve frente a ella me di cuenta que era la mujer que protagonizaba todas mis fantasías, no supe que decirle, los nervios me invadieron y con las rodillas temblorosas me acerque despacio, la excitación me hacia sudar frió. Me sonrió y me hizo una seña para que me sentara junto de ella. A partir de ese encuentro comenzaron a hacerse realidad mis sueños, pero también mis pesadillas. III El cigarro se había consumido entre los dedos de Elías sin que se diera cuenta. Miro al hombre detenidamente tratando de buscar la forma que pudo haber tenido su rostro, imagino que no era tan real lo que tenia frente a sus ojos. El hombre se acurruco entre la neblina para seguir contando su historia-¿Cual es su nombre joven?. Le pregunto interesado.-Elías, ¿ y el suyo?-Abel, bueno, en algún momento me llame Abel, ahora simplemente no tengo nombre. Elías no dijo nada, solo deseaba saber que había sucedido con aquella mujer.-Bueno, ¿ me imagino que quiere saber que paso después?-Por supuesto.- Dijo Elías ofreciéndole otro cigarro. -Le decía que la encontré sentada en una banca a media noche el día de muertos, ahí me di cuenta que la única luz que se podía ver en medio de este lugar era la de sus ojos. Cuando me senté junto a ella sentí un frió recorrerme todo el cuerpo, paso su mano entre mis cabellos y pregunto mi nombre. Le juro que nunca sentí una sensación así, parecía como si me hubieran metido un hielo entre el cabello y este se derritiera para formase después dentro de mi cabeza, en otras palabras, congelo mis pensamientos. No se de que mas hablamos, estaba hipnotizado, solo recuerdo que nos levantamos y fuimos a su casa.- El hombre se quedo un momento callado sonriendo en silencio, Elías sintió una ansia incontrolable por saber lo que había ocurrido después.-¿ Me imagino que quiere sea descriptivo con lo que hicimos en su casa?- Preguntó el hombre con una sonrisa maliciosa, mostrando sus encías desnudas. Elías no contesto, pero le suplico con la mirada que así fuera.-Esta bien. Entramos a su casa, caminamos por un pasillo largo que daba a una puerta al fondo, en ese momento sentí un deseo incontrolable de abrazarla, Así que lo hice. La tome por la cintura y roce su cuello con mis labios, ella en respuesta pego sus caderas a mi cuerpo. Debo decirle que nunca había estado con una mujer. Era mi primera vez por decirlo de otra manera. Bueno,... le decía.... Entramos a una habitación enorme, en ese momento no le preste atención, solo quería poseerla lo antes posible. Volteo hacia mi y me beso, su lengua recorría la parte interior de mis labios y su saliva tenia un sabor dulce, yo nunca había besado a nadie, así que me dedique a beberme lo que ella me ofrecía. No se en que momento lo hizo, pero cuando abrí los ojos después de su beso ya estaba desnudo, me condujo lentamente a una cama que había en el centro de la habitación, empezó a besarme todo el cuerpo con suavidad. Entre la oscuridad se comenzó a desnudar con sensualidad, le juro que sus ojos esa noche ardían como un fuego verde. Cuando pude ver su cuerpo desnudo por completo, quede fascinado, ya no aguantaba las ganas de poder tenerla. Se recostó sobre mi y bajo su lengua húmeda hasta llegar,..... bueno .....¿Usted sabe donde?.--Si, claro que si.-En ese momentos Elías comenzaba tener una erección, trato de disimularla cerrando su gabardina. El hombre solo sonrió al ver sus reacciones.-¿Seguro que quiere que siga con los detalles?-Pregunto el hombre en tono de sarcasmo.-Si, usted no se preocupe, mientras mas especifico, pues mas interesante.-Bueno. Cuando sentí su lengua no pude evitar terminar dentro de su boca, fue cuando paso el primer acontecimiento extraño. Se bebió todo lo que le daba mi cuerpo, pero en un momento sentí que me succionaba, mi erección no disminuía, por el contrario, estaba mas excitado que antes, pero ella no paraba de succionar, de pronto sentí un ligero dolor, que me llevo a tener otro orgasmo dentro de su boca, pero lo que salió de mi miembro la segunda vez fue mas caliente. Sentí que me quemaba, el dolor se intensifico, pero en lugar de darme miedo y alejarme, mi deseo de poseerla creció a un modo incontrolable. Así que me acerque para poder penetrarla. Cuando entro en mi, sentí que ardía, el calor de su vientre era tal que me lastimaba, empezó a mover sus caderas de manera frenética, sus gemidos se convirtieron en gritos, no podía controlar su cuerpo, parecía una serpiente. Me beso nuevamente, pero el sabor de su aliento había cambiado, sabia a como a hierro. ¿ Ha probado alguna vez la sangre?.-Elías se asusto cuando el hombre le hizo esa pregunta.-No, nunca.-Dijo tratando de hacerlo regresar a su descripción.-¿Pero sabe a que me refiero cuando digo que su beso sabia a sangre?-Si, creo.--La tercera vez que termine dentro de ella, el dolor ya fue insoportable, me la quite de encima y fui a buscar un baño. Al encender la luz, me di cuenta que de miembro escurría sangre, en ese ultimo orgasmo lo que salió de mi cuerpo fue sangre. Me puse a gritar y busque mi ropa para salir de ese lugar. La mujer se comenzó a reír de manera estruendosa, nunca había sentido tanto miedo en vida, no dejaba de sangrar y mis manos no podían detener la hemorragia. Me vestí y salí corriendo de la habitación, antes de cruzar la puerta escuche su voz que me gritaba que ya no podría estar sin ella, que volvería. Cuando abrí el portón para salir a la calle, en una habitación continua, vi a una muchacha que me miraba con compasión, quede petrificado cuando salió de la oscuridad. Traía un camisón blanco y su pelo negro caía como cascada sobre sus hombros. Trato de tocar mi rostro, pero en esos momentos me sentía aterrado, no pude evitar salir corriendo. A mitad de la calle, voltee hacia la casa y estaba mirándome en el marco de su puerta. No se que fue joven, pero las sensaciones que me provoco su imagen, hasta la fecha me siguen conmoviendo. Parecía como si me pidiera ayuda, pero a la vez quisiera ayudarme, no se como explicarle, algo extraño. ¿ Tendrá otro cigarrito ?.-Si , claro.-Elías nuevamente saco un cigarro y se lo encendió.-¿Quien era esa mujer?.-Pregunto intrigado. El hombre dio una profunda bocanada y al sacar el humo nuevamente se dibujo un rostro en el aire.-Ella, mi Elisa, la mujer que todas las noches me cobija con su abrazo de niebla.- Dijo el hombre señalando el rostro de humo. Elías lo pudo ver con mas claridad, parecía un fantasma, un hermoso fantasma. La sensación de miedo volvió a invadirlo, sentía una presencia que lo envolvía, pero no podía alejarse, aquel hombre ya lo había atrapado con su historia. y se iba a quedar hasta el final. IV -¿Que paso después?-. Pregunto Elías desesperado al ver que el hombre se quedaba con la mirada perdida en la niebla.-A si, disculpe, es que estaba pensando, que si esa noche no hubiera ido hacia esa mujer, tal vez ahora fuera normal. ¿ Sabe que me refiero? Tendría esposa e hijos y tal vez un trabajo. Pero tampoco hubiera conocido a Elisa. Y realmente mi vida no hubiera tenido sentido sin ella.-¿Le sucedió algo?-Si, por desgracia si.- Dijo el hombre retomando su historia.-Llegue a mi casa casi al amanecer, me encerré en el baño y escondí la ropa machada de sangre para que mis padres no se dieran cuenta. No se que me paso en ese momento, pero me puse a llorar como un chiquillo, me sentía solo y tenia mucho miedo, pensé que iba a morir. Al día siguiente no fui a trabajar, me recosté y dormí durante todo el día. Tuve muchos sueños con esa mujer, pero todos eran el mismo, ella me mataba. No quería salir de casa, mi piel comenzaba a cambiar de color, estaba pálido, mis padres se preocuparon y me llevaron al medico, dijeron que padecía de anemia, así que me recetaron unas vitaminas. Después me sentí mejor, en pocos días volví a trabajar y deje ese momento como una pesadilla. Se lo juro, pensé que había sido una pesadilla. Un par de semanas después, mientras trataba de conciliar el sueño, escuche una voz que me llamaba, parecía un lamento. Me levante despacio y fui hacia la calle, no tenia control sobre mis movimientos, todo era borroso, sin darme cuenta camine hasta llegar a aquella casa. La mujer me estaba esperando desnuda en la puerta de su habitación, me condujo a su cama y volvimos a hacer el amor como la primera vez, pero en esta ocasión si lo disfrute. Después de ese anoche, su cuerpo se convirtió en una droga para mi, no podía estar sin ella. Me despidieron del trabajo por faltar y mis padres me dieron por perdido, solo quería estar en esa casa. No comía, ni dormía, pasamos días haciendo el amor. Cada vez me sentía mas débil, el aire me faltaba, me costaba trabajo pensar, simplemente no podía hacer nada. Cuando por fin me dejo descansar, ya no me pude mover, mire mi cuerpo y estaba totalmente blanco, sentía como si me hubieran secado por dentro, hasta mirar me costaba trabajo, estaba muy cansado. La mujer se levanto y se vistió. Salió de la habitación y al regresar entro con Elisa. La desnudo y la condujo hacia mi, su voz era muy lejana, pero pude escuchar que le decía que me terminara. Nos dejos solos. Elisa se recostó sobre mi. Sus ojos verdes me miraban con ternura y poco a poco se iban cristalizando, sentí sus lagrimas caer sobre mis labios. En ese momento comencé a sentir una sensación extraña, como si el aire que me faltaba regresara a mi cuerpo. Después me beso y de sus labios comencé a beber vida, me estaba dando su sangre a través de un beso. ¿ No me cree verdad?.- Dijo el hombre, como si pudiera leer sus pensamientos.-No es que no le crea, pero se me hace un poco extraño- Dijo Elías sacando otro cigarrillo.-Ahora que lo menciona, si es muy extraño.-Elías no contesto, no sabia si irse o quedarse a seguir escuchando la historia de un hombre que había perdido la razón, tal vez a causa de un accidente.-No lo culpo por no creer mi palabras, pero no me sucedió ningún accidente. Fue una pelea a muerte y la perdí.- Elías se quedo paralizado al escucharlo, no era posible que pudiera saber lo que estaba pensando.-No se asuste joven, tal vez sea un mounstro, pero soy inofensivo. V Elías miró fijamente la niebla tratando de buscar la forma exacta del rostro de Elisa. Si era cierta la historia de ese hombre, tal vez si haya valido la pena el sacrificio. -Si le creo.- Dijo Elías después mirarlo un momento. El hombre no le contesto, asentó con la cabeza y siguió relatando su historia.-Cuando recobre las fuerzas por completo, me envolvió en una sabana y me dijo que me fuera. La mire a los ojos y me quede perdido, su brillo cristalino me hipnotizaba, no me pude mover, solo quería mirarla lo suficiente para tatuarla en mi memoria.- El hombre se quedo callado un momento, parecía como si los recuerdos le dolieran.-Cuando salí a la calle, le juro que parecía que estaba en otro mundo. Todo lo veía extraño, como si las cosas tuvieran vida. Los árboles se movían mostrando rostros desfigurados que gritaban, las luces formaban figuras espantosas que me acosaban. Mis pasos me llevaron a la imprenta de don Lucas, para mi suerte estaba trabajando. Me deje caer en su puerta y salió amenazante con una guillotina que usaba para cortar papel. Al reconocerme me ayudo a levantarme y me metió. No se cuanto tiempo estuve dormido, pero cuando desperté vi su cara de preocupación, solo me pregunto que como me sentía y siguió trabajando. Me dio algo de ropa y me pidió que le ayudara. Sin resentimientos ni reproches, el buen don Lucas me había dado alojamiento y trabajo de nuevo. Mis padres al verme no me reconocieron, don Lucas no dijo nada. Observe que ya estaban adaptados a la vida sin mi. No le hacia falta a nadie, podía comenzar de nuevo. -¿Y Elisa?- Pregunto Elías al notar que comenzaba a hablar de sus padres -La volví a ver un día de semana santa. Cada miércoles de ceniza, la iglesia de Popotla se llenaba de gente, en algunas ocasiones daban la ceniza hasta después de las nueve de la noche. Ese día, estaba cerrando la cortina de la imprenta y vi pasar una silueta que parecía flotar entre la oscuridad. Volví a abrir la cortina de golpe y ahí estaba su mirada melancólica. No me importo nada, deje la imprenta sola y fui tras ella. Elisa una vez mas aparecía en mi vida. Al percibirme, se alejo de inmediato. Entro a la iglesia que estaba a punto de cerrar. Desde el marco del portal, vi como se dirigía al altar central y de repente desapareció. Sentí miedo de que se hubiera ido y no volverla ver. Entre despacio y trate de seguir su pasos. En un momento me quede solo en esa casa inmensa, sentí desesperación al no encontrarla. Cuando me di por vencido y decide irme, antes de llegar a la puerta, la mire hincada ante una cruz, parecía que rezaba, sintió mi presencia y me miro. Sus ojos verdes estaba llenos de lagrimas. Sentí que el piso se abría para devorarme cuando vi que de su frente comenzó a emerger una cruz de ceniza enmarcada con sangre. Se levanto y fue a la pila de agua bendita, metió sus dedos y al sacarlos se toco los labios. No resistí mas, me acerque y la bese. Al sentirla entre mis brazos, me di cuenta que ya no importaba lo que pasara después.- Elías saco la cajetilla de cigarros sin dejar de mirar al hombre, se percato que ya estaba vacía. -¿ Se acabaron?-Pregunto el hombre conmovido por la cara de preocupación de Elías.-Creo que si.-No se preocupe..-¿Que paso después del beso?.-Me alejo de inmediato, me dijo que no era el lugar. Le juro que me aferré a ella, no quería dejarla ir. No pronuncio mas palabras, se logro zafar de mis brazos y me dijo que tenia que irse, que por mi bien la dejara ir. No lo podía entender, le suplique que me dejar hablar con ella, que me interesaba como nadie. Fue tal mi insistencia que accedió, me dijo que la esperara al otro día a las 12 de la noche en el árbol de la noche triste y salió de la iglesia. Intente seguirla, pero fue inútil, había desaparecido.El hombre sonrió al recordar ese momento, hizo una pausa y continuo su relato.-Regrese a la imprenta de don Lucas y me metí a la cama. El día de la cita se me hizo eterno. Aun incrédulo, pensaba que todo era producto de mi imaginación. Esa noche acudí puntal. De hecho llegue antes, como a las 11:30 y me senté en el tronco de aquel árbol muerto. Tenia miedo de que no acudiera.-¿Y llego?-Pregunto Elías intrigado.-A las doce exactamente, iba con un reboso negro que le cubría el rostro por completo. Me sonrió y se sentó junto a mi. Miramos la noche un momento en silencio. No sabia que decirle, estaba muy nervioso. Solo quería abrazarla, pero no me atreví. Fue ella la que rompió el silencio. Empecé a escuchar en mis pensamientos su voz que cantaba una canción hermosa, pero no la entendía, estaba en un lenguaje extraño. Era como si le diera una caricia a mis pensamientos. Me tomo de la mano y después me abrazo sin dejar de cantar. Así nos quedamos esa noche, sin separarnos hasta el amanecer.A partir de ese día no supe distinguir la fantasía de la realidad, ambas eran hermosas. Como se habrá de imaginar tenia demasiadas preguntas. La obligada fue quién era la mujer de la que me salvo esa noche. Dijo que era su madre y que no entendería lo que hacían ni por que lo hacían. Le pregunte de los sueños, de la manera en que desaparecía. Llego un momento en que sello mis labios con beso. Me abrazo tan fuerte que sentí que entraba dentro de mi. Al final le susurro a mis pensamientos una palabras que nunca olvidare.. No le busques sentido a lo que no lo tiene, solo abrázame y hazme sentir que en verdad existo. Después ya no pregunte mas, solo me dedique a estar con ella todo el tiempo que fuera posible.-¿Quiere decir que leía los pensamientos?-.Pregunto Elías incrédulo.-Así es. Casi todo el tiempo. -Eso es imposible-Nada es imposible joven, créame, nada lo es. VI Elías trato de tocar la niebla. Al hacerlo sintió la suavidad de una piel. Se asusto y alejo la mano de inmediato.-¿ Toco su rostro verdad?.-Pregunto el hombre emocionado.-No lo se, esto es muy extraño-. El miedo volvía a apoderarse de Elías, la niebla ya los invadía por completo, ya no podían ver lo que había delante de sus ojos. Pero era amorosa, no los sofocaba, los abrazaba. -¿Que eran esas mujeres?-Aun me lo sigo preguntado.-Dijo el hombre ante el asombro de Elías.-¿Que paso después?-Le decía que me la pasaba todo el tiempo con Elisa. Nos veíamos todos los días a las 12 de la noche en aquel árbol. Veníamos a este parque cuando estaba completamente vació, era nuestro centro de diversiones. Le encantaba subirse a los columpios y correr a través de los árboles. Esa fue la etapa mas feliz de mi vida. Siempre venia con su vestido negro, su reboso y sus ojos fulgurantes que me volvían loco. Me gustaba meter mis dedos entre su pelo y acariciar su rostro. Casi no hablábamos, pero podía escuchar su voz en mis pensamientos que me decía palabras de amor. A veces solo se quedaba prendada de mis brazos durante toda la noche. Siempre tenia que irse al amanecer, decía que tenia que llegar a su casa antes de que su madre se desocupara, yo no le entendía, pero le prometí no hacerle mas preguntas. Una noche sucedió lo que fue el principio de mi desgracia. Era común pensar que había algo mal desde el momento en que solo nos podíamos ver por la noches. Era como el aire, desaparecía cada vez que se despedía. Había algo extraño, después lo descubrí.-¿Que su sucedió?.Pregunto Elías intrigado. El hombre hizo una pausa y su rostro desfigurada hizo una mueca de miedo.-Esa noche llego a la cita como siempre. Entramos al parque y vimos a tres muchachos emborrachándose en los columpios. Al verlos le dije que nos fuéramos, ella acepto pero los muchachos nos siguieron, empezaron a aventarnos botellas a nuestro paso, de repente sentí como una se estrellaba en mi cabeza, al caer uno comenzó a patearme, mientras otro sometía a Elisa tapando su boca y tocándola de manera agresiva. Sentí impotencia de no poder ayudarla. De pronto Elisa desapareció, los muchachos me dejaron y comenzaron buscarla, pero no la encontraron. De la nada apareció partiendo a uno por la mitad, al otro le arranco la traquea y al ultimo le saco el corazón. Sin entender lo había ocurrido me levante y la vi devorando el corazón de aquel muchacho. Elías se quedo mirándolo con incredulidad.-Se que suena descabellado, pero mato a tres hombres en segundos.-¿Que paso después de que los mato?.-No sabia que pensar, en esos momentos sentí mucho miedo, ella lo presintió y cuando trate de acercarme desapareció. Nunca en mi vida había visto un muerto y en ese momento tenia tres enfrente. A la mañana siguiente se hizo demasiado alboroto en la colonia, don Lucas no soporto ver los cadáveres. Nunca se supo nada, pero fue un caso muy sonado por aquí.- Elías recordó ese acontecimiento, era una leyenda que le contaba su madre y siempre que su padre se emborrachaba se lo echaba en cara. Decía que seguía bebiendo iba a terminar como los borrachos de cañitas, despedazo en medio de la noche. -¿Y Elisa?-Después de esa noche ya no volvió a ir a la cita. Tres noches seguidas me quede esperándola hasta el amanecer. No sabia que hacer, estaba desesperado. Tal vez en el momento que la vi matando sentí miedo. Pero mi amor por ella no tenia limites. No soporte mas y fui a su casa a buscarla. Ese fue mi ultimo día como hombre normal, a veces parece increíble como en un solo día se puede decidir el destino de una persona. Esa noche de inmensa felicidad, termino siendo la puerta al infierno. Esa noche me convertí en lo que soy ahora. VII La emoción que sintió Elías en ese momento estaba acompañada por un escalofrió. Aunque todavía no le decía nada aquel hombre sobre su deformación, se imagino lo doloroso que pudo haber sido.-¿Seguro que quiere irse Joven?-. Pregunto el hombre adivinando una vez mas sus pensamientos. A Elías comenzaba a incomodar esa situación.-¿La madre de Elisa tenia nombre?-. Pregunto Elías ya resignado a quedarse hasta el final.-Si, se llamaba Micaela.-. Dijo el hombre con furia. Elías ya no pregunto mas. Miro con asombro como la niebla se comenzaba a disipar.-Ya se acerca el final, ¿ seguro que quiere quedarse?.-Si. Hasta el final.-El hombre sonrió y siguió relatando su historia.-Como le había dicho, ya no soportaba un día mas sin ver a Elisa. Y decide ir a su casa, fue un viernes santo, lo recuerdo por que las calles esa noche estaban llenas de basura por la procesión que se hacia cada año en la iglesia. A media noche salí del taller rumbo aquella casa. Me quede un momento en la esquina y vi a la madre de Elisa entrar con un jovencito del brazo. Espere unos segundos y fui a su portón. En la oscuridad pude verla hincada rezando frente a una veladora, su imagen me hacia llorar. Percibió mi presencia y fue de inmediato a mi encuentro. Desesperada me decía que me fuera, que su madre se podría dar cuenta. No me importo nada joven, tome su rostro entre mis manos y la bese con la pasión que estaba a punto de explotar dentro de mi cuerpo, no se como lo hice, pero logre abrir el portón. Besándonos nos metimos a su habitación, comencé a tocarla con lujuria, nos desnudamos y comenzamos a hacer el amor. Cuando entre en su cuerpo, sentí que moría y renacía al mismo tiempo. Su piel era tan suave que me resbalaba sobre ella, su vientre me cobija como si fuera un molde, el cuerpo de esa mujer era el molde perfecto de todo mi ser. Ya no me dijo nada, solo se hundió en mis brazos y me baño de su aliento. Lloramos, sangramos, reímos, todo al mismo tiempo.- El hombre comenzó a llorar, tapo con su muñón el único ojo que tenia, sus sollozos eran deprimentes, Elías no lo pudo evitar y derramo un par de lagrimas. Las seco de inmediato y trato de calmar al hombre.-Lo siento joven, pero es que nunca había llegado hasta esta parte. Lo siento.-¿Como que no había llegado hasta esta parte?-Pregunto Elías confundido.-Si, las pocas personas con las que llegue a platicar se iban antes, tenia mucho que no recordaba ese momento. -¿Que paso después Don?- Le pregunto Elías cuando lo vio mas tranquilo.-Terminamos exhaustos, los dos abrazados sobre el suelo, estábamos desnudos y nos quedamos prendados uno del otro, ella abrazaba mis piernas y besaba mis pies, yo hacia lo mismo. En ese momento me dijo que nos fuéramos. Le dije que haría lo que quisiera. Nos levantamos y nos vestimos, cuando íbamos a salir de la habitación, su madre nos cerro el paso. Elisa la miro con pavor. Le pregunto que hacia yo ahí, que debería estar muerto. No se que sucedió, pero esquivo a Elisa y se fue sobre mi. Me levanto en vilo del cuello y estrello mi cuerpo sobre el techo, que era uno de esos altísimos, no lo crea joven, pero me elevo a mas de 10 metros del suelo. La mujer flotaba. Sus ojos verdes se volvieron rojos, parecía como si su mirada sangrara.- Elías una vez mas dudaba.-¿Volaba?-Pregunto incrédulo.-Así es joven, la mujer volaba.-¿Que paso con Elisa?.-Lo mismo. Voló a su lado y la golpeo, yo caí y mi cabeza se estrello en el piso, estuve a punto de perder el conocimiento, pero sus gritos me mantuvieron consiente. Elisa le suplicaba que me dejara ir, pero su madre no entendía razones, le dijo que yo había visto demasiado, que sabia quienes eran y que tenia que morir. Fue de nuevo hacia mi, pero nuevamente Elisa le cerro el paso, me protegió con su cuerpo y me susurro al odio que no iba a permitir que me pasara nada. En ese momento encaro a su madre y le dijo que primero tenia que matarla a ella antes de que dejara que me lastimara. La mujer comenzó a llorar y trato de abrazar a su hija, le pregunto que le pasaba, que por que se ponía en su contra. Elisa le grito que me amaba y que si me mataba era como si la matara a ella. La mujer la abrazo y beso su frente, le dijo en un susurro, que en algún momento se lo iba a agradecer. La soltó y fue de nuevo contra mi, yo solo cerré los ojos joven, pensé que había llegado mi fin. Pero nunca me toco, cuando abrí los ojos, las dos estaban abrazadas volando por la habitación, se estrellaban en la paredes como palomas encerradas en busca de una salida. Desprendían gritos aterradores, como un par de animales. Las paredes se comenzaron a cubrir de sangre, se estaban despedazando en el aire. Después de varios minutos se quedaron quietas flotando en medio de la habitación, ninguna de las dos se movía. Pude ver como poco a poco se mostraba el rostro de Micaela, su mirada se volvía azul y de sus ojos comenzaban a salir lagrimas de sangre, le escurría sangre de los ojos. Con un gesto de pánico abrió sus brazos y dejo caer a Elisa. Cuando se quedo sola en el aire, vi que de su mano se escurría un corazón sangrante.- Elías imagino la escena y el aliento lo abandono.-¿Que paso con Elisa?-. Pregunto Elías sabiendo de antemano la respuesta.-De inmediato fui hacia ella y trate de levantarla. Su mirada estaba cristalizada, me sonrió y comenzó a toser sangre, dijo que me amaba antes de que sus ojos se apagaran. En ese instante mi reflejo en su mirada se fue perdiendo, hasta que desapareció por completo. Estaba muerta. Su madre la había matado, la había matado por mi culpa.-. El hombre comenzó a llorar inconsolable, con una melancolía tan profunda que a Elías se le hizo un nudo en la garganta. Lo tomo del hombro y comenzó a llorar junto con él. Los dos se quedaron mirando al mismo tiempo la agonía de aquella niebla que estaba apunto de desaparecer. -¿Que hizo después de la muerte de Elisa?.-Pregunto Elías retomando la historia.-Me quede abrazándola un momento y le quite un crucifijo que tenia en su cuello. La furia me invadió, no fui conciente de mis actos. Micaela estaba a mi lado mirando el cuerpo. Tenia que pagar la muerte de mi Elisa,.Como un perro me fui encima de ella. Era una pelea a muerte. No se explicarle que paso, solo sentía como metía sus manos dentro de mi cuerpo destrozándome por completo, las imágenes desaparecieron, respiraba sangre, el dolor se intensificaba cada vez mas, pero aun así no dejaba de arremeter golpes hacia ella. Lo ultimo que recuerdo bien es que cuando ya no pude mas, me dejo caer igual que a Elisa y ya no me pude mover. Al mirarme me vi totalmente descuartizado. Mis entrañas estaban expuestas al aire, mutilo mis manos y parte de mi rostro, me abrió en canal y me arranco la piel. La habitación estaba inundada de sangre, de mi sangre. La vi alejarse y levantar el cuerpo de Elisa, me dejo ahí para que acabara de morir. -¿Y como pudo sobrevivir?-No lo se. Pero lo que le cuento es cierto, mire.- El hombre se abrió la cobija y le mostró a Elías su cuerpo completo. Al verlo quedo horrorizado y dio un salto hacia atrás, estuvo a punto de caerse de la banca. El cuerpo de aquel hombre estaba como disecado, se veían sus costillas, su corazón, sus vísceras, pero con una delgada piel que lo cubría, la misma piel de sus entrañas. -¿Como es posible.?- Dijo Elías con lastima.-Como le había dicho antes, fue una a lucha a muerte y la perdí. Después entro Micaela a la habitación con una cubeta llena de un liquido hirviendo, no se que era, pero lo roció sobre mi. No creo que exista dolor mas insoportable que el que sentí en ese momento, solo deseaba morir cuanto antes, me estaba cociendo en vida. El olor a carne quemada me asfixiaba. No lo soporte mas y perdí el sentido. Desperté y trate de incorporarme, el dolor había desaparecido, pero me convertí en lo que soy ahora. Quise salir de la habitación, pero me tenia encerrado. Mire por una ventana y la vi en su patio prenderle fuego al cuerpo de Elisa. Ese momento fue como un sueño, mi amada se desintegraba de inmediato y sus cenizas eran un polvo blanco que precia danzar en el aire. Cuando desapareció aquellas cenizas se convirtieron en niebla.-¿Quiere decir que ella ha estado aquí todo el tiempo?- Pregunto Elías asombrado.-Así es joven, ella no murió, nunca va morir, es inmortal, solo se transformo y desde hace 50 años, me cubre con sus brazos de niebla.- Elías no podía concebir lo que le contaba aquel hombre. Era una historia sacada de un loco. Pero las sensaciones que sentía en ese lugar, lo hacían dudar hasta de si mismo. -¿Que paso con Micaela.? -Fue a la habitación donde me encontraba. Me dijo que le había quitado lo que mas amaba y que no merecía la muerte. Que tenia que vivir por siempre como el mounstro en el que me convirtió.- Elías dudo, había algo que no encajaba.-¿Pero le vuelvo a preguntar, que paso con Micaela?-¡¡¡¡Así.....¡¡¡¡ Por las madrugadas le pone una veladora a Elisa. Yo rezo junto con ella, nos hemos vueltos compañeros, pero el odio que hay entre nosotros no conoce limite. Lo único que nos une es el amor tan inmenso que le tenemos a Elisa.- El hombre se quedo callado un momento.-¿Quiere decir que están juntos?.- Pregunto Elías confundido.-Así es y ya estoy harto de estar así. Solo espero el momento en que este martirio termine y pueda convertirme yo también en niebla para estar junto a mi amor.- El hombre acaricio el mango de un machete que guardaba entre su cobija. Elías miro su reloj asustado y vio con asombro que ya era media noche. En ese momento la niebla había desaparecido por completo. Un frió los invadió de tal modo que sintió que sus huesos se congelaban. Todo el parque quedo en un silencio espelúznate.-¿Que sucede?.-Pregunto Elías asustado.-¡¡¡Váyase joven,¡¡¡ ¡¡corra lo mas que pueda y escuche lo que escuche no mire atrás¡¡¡. ¡¡Ya esta aquí.¡¡¡- Dijo le hombre al momento que sacaba el machete de entre su cobija.-¿Quien viene, de que esta hablando?.- Elías estaba confundido, pero la desesperación del hombre lo hizo levantarse.-¡¡¡¡Micaela Joven, viene por usted¡¡¡,¡¡¡Váyase¡¡¡.– El frió se hizo insoportable. De entre la oscuridad del parque emergió la silueta de una mujer, lo único que pudo distinguir Elías, fueron unos fulgurantes ojos verdes. -¡¡Es cierto¡¡-Susurro Elías con espanto al ver a Micaela frente a él.-¡¡¡¡Váyase¡¡¡Váyase¡¡¡.- Dijo el hombre al momento que se abalanzaba sobre ella. Elías corrió desesperado, la niebla nuevamente invadió el parque, los gritos del hombre eran horribles, parecía que era atacado por un animal. Corrió sin mirar atrás lo mas rápido que pudo hasta que llegar a su casa . Elías se durmió en segundos y de inmediato comenzó a tener sueños. Soñó que besaba el cuerpo desnudo de Micaela y que la poseía de manera inhumana. Después de esa noche no seria el mismo, había caído bajo el embrujo sexual de Micaela. VIII Elías despertó al amanecer, aun sentía el olor de Micaela sobre su piel. Se levanto desconcertado, trato de imaginar que el encuentro con aquel hombre había sido una pesadilla. Al salir de su casa, rumbo a su trabajo, vio que muchas personas iban al parque de cañitas susurrando con temor.-Lo despedazaron al pobre hombre.-Dijo una señora aterrada.Para llegar a su trabajo tenia que cruzar el parque. Cuando entro vio a una multitud rodeando la banca donde había estado la noche anterior. Al ver lo que tenia tan impresionada a la gente, sintió ganas de vomitar. Del hombre solo quedo reconocible la cobija con la que se cubría. Ahora solo quedaban montones de carne esparcida por todas partes y pequeñas lagunas de sangre. Se alejo de inmediato pero se dio cuenta que algo brillaba entre los restos. Se acerco y vio que era un crucifijo, de inmediato le vino a la mente Elisa, era su crucifijo. No fue una pesadilla, Elisa y Micaela eran tan reales como el crucifijo que tenia entre los dedos. Llego a su casa y espero que diera la media noche, se puso su mejor atuendo. Camisa blanca, pantalón de lino y una gabardina de piel negra. Salió exactamente al dar las 12 y se dirigió al parque. Cuando llego, se sentó en una banca y prendió un cigarro. El frió de la noche anterior se volvía a presentar, de la oscuridad emergían unos hermosos ojos verdes que se acercaban hacia él. Elías sonrió y se envolvió en los brazos de Micaela que lo cubrieron por completo. Lo llevo a su casa y lo desnudo, comenzó a devorarse su miembro hasta dejarlo seco. Elías sintió que le faltaba el aire, cuando estuvo a punto de perder el sentido, saco el crucifijo y se lo mostró. Al verlo se alejo de inmediato, sus ojos verdes se volvieron azules.-¿De donde lo sacaste?.- Le pregunto Micaela con la voz entre cortada.-De... Abel, me.... lo.... dio ..antes.. de.. que.. lo.... mataras.- Dijo Elías con el poco aire que le quedaba. Micaela tomo el crucifijo entre sus manos. Elías la miro y se desvaneció, fue hacia él y lo beso. En poco momentos recobro el conocimiento.-Tienes que irte y no mencionar a nadie que has estado aquí.- Dijo Micaela mientras salía de la habitación-No, quiero estar contigo.-. Micaela sonrió y lo miro con ternura. Recordó que hacia mucho tiempo que no había escuchado esas palabras. Siempre le temían y la odiaban. Siempre estaba sola mutilada en la oscuridad. De pronto llegaba ese muchacho y le decía lo que ansiaba oír. Quería correr a sus brazos y darle las gracias, contarle su historia y tenerlo para siempre junto a ella. Pero tenia que ser realista. Eso nunca iba a suceder.-No sabes lo que estas diciendo, vete antes de que me arrepienta.- Dijo Micaela poniendo de nuevo en orden sus pensamientos.-¿ Tu le diste el crucifijo?.- Pregunto Elías tratando de detenerla. La mirada de Micaela se torno cristalina, después de un suspiro le contesto-Si, cuando era una niña, mi niña. Y este pequeño objeto te ha salvado la vida. -¿Por qué la mataste?- Micaela Dudo en contestar, pero había algo en Elías que le despertaba sensaciones que no había sentido en mucho tiempo.-Ya no soportaba verla sufrir. Mas que por Abel, fue por ella. No le hice mal créeme. -Pero no es justo.- Micaela comenzó a derramar lagrimas de sangre.-Cada noche lloro su ausencia, no sabes como desearía volver a cobijarla por la mañanas y escucharla decir que me quiere, no tienes idea de cuanto la extraño.- Elías sintió compasión por aquella mujer. Tal vez tenia sus razones. Tenia tantas preguntas que hacerle. Una curiosidad infinita de saber lo que era. Pero se dio cuenta que tenia que respetarla y agradecerle que lo había dejado vivir, así que sin mas preguntas, se vistió y salió de habitación.Antes de llegar al portón Micaela pronuncio su nombre.-¡¡¿¿Elías??¡¡¡, no tienes que irte tan rápido, si quieres podemos dar un paseo.- Elías no respondió, se extraño de que supiera su nombre ya que nunca se lo había dicho, después recordó a Abel y se lo imagino. Salió de la casa y la espero en la calle. Micaela fue a su encuentro y lo tomo de la mano, pasaron por el árbol de la noche triste hasta llegar al parque de cañitas, se sentaron en una banca , una densa niebla apareció y comenzó a dibujar un par de siluetas. -¿No le vas a decir nada?- Pregunto Elías señalando la niebla. Micaela no contesto solo se recargo en su hombro y cerro los ojos, deseando que nunca terminara ese momento.-¿Quien eres?.-Pregunto Elías en un susurro. No recibió respuesta, solo pudo escuchar en sus pensamientos la voz de Micaela mientras lo abrazaba- No le busques sentido a lo que no lo tiene, solo abrázame y hazme sentir que en verdad existo.A partir de ese día se reúnen a media noche en árbol de la noche triste, van al parque y se quedan en una banca abrazados hasta el amanecer. Siempre los cubre la niebla y nadie nota su presencia. Elías no nunca sabrá quien es Micaela, solo permanecerá junto a ella hasta que despunte el amanecer de cada dia. Categoría:Vampiros
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