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| - Earl enseña a Kenny a ser un verdadero hombre y ambos se convierten en adictos al juego; las apuestas de Earl perjudican indirectamente a Catalina, a quien deportarán a su país. Mientras Earl prepara 200 sándwiches para reemplazar las viandas que robó a “Gay Kenny – Kenny el Homosexual” en la escuela primaria, Randy intenta escribir un poema de amor para Catalina. Finalmente juntó el coraje necesario para confesarle sus sentimientos. Earl y Randy le entregan los sándwiches a Kenny. Su novio acaba de abandonarlo. Dice apenado que todos los homosexuales buscan parejas rudas y masculinas. De repente se da cuenta de que Earl encaja perfecto en el perfil. Le pide que lo ayude a convertirse en un bravucón. Aunque este no sea un punto de su lista, acepta brindarle ayuda. Los abogados de Joy le sugieren que asista a unas sesiones de terapia para controlar la ira ya que sus virulentos ataques no le servirán de mucho durante el juicio. Debido a un recorte de presupuesto, el grupo terapéutico está compuesto por gente que padece diversas patologías: alcoholismo, adicción al sexo y cleptomanía. no resulta de mucha ayuda. Joy recurre a la medicación como último recurso. Earl se convierte en tutor de Kenny; le enseña a vestirse, a hablar y a comportarse como un hombre rudo. Lo lleva al Crab Shack; decide que las apuestas son una buena enseñanza. Kenny tiene suerte de principiante desde el primer instante. En la carrera de galgos elige un ganador tras otro. Earl llega a la conclusión de que, al ser esta la primera vez que apuesta desde que confeccionó la lista, el karma le está retribuyendo todas sus buenas acciones. Continúa apostando sin parar durante un par de días. Pero ahora descubre que ya no puede perder. Kenny, después de todo, no tiene tanta suerte. Mientras él disfruta de su racha ganadora su compañero se transforma en jugador compulsivo de Internet. Pierde todo. Lo lleva al grupo terapéutico de Joy; pero deja bien en claro que no es él quien tiene el problema. Más tarde, ese mismo día, Earl se entera de que habrá una pelea con apuestas y decide ver de qué se trata. Le pide a Catalina que lo acompañe porque Randy quiere prepararle una sorpresa decorando la habitación del hotel con todas las cosas que a ella le gustan. Planea profesarle su amor esa misma tarde. Earl y Catalina llegan al sótano en el este de Camden donde están jugando una especie de ruleta con gallinas: se trata de apostar en qué número de la cuadrícula dibujada en el piso esa gallina hará sus necesidades. Earl apuesta. Observa que, en la otra punta, está Kenny gritándole a una gallina con todas sus fuerzas. Le recrimina que haya abandona el grupo para ir hasta allí a apostar. Catalina le dice a Earl que tiene que ir al Chubby Club porque empieza su turno de trabajo. Earl no la escucha. Finalmente, después de mucho insistir Earl le ofrece su auto. Antes de partir le entrega el dinero que necesita que gire a su familia en Méjico esa misma tarde. Earl acepta cuidar el dinero; se queda apostando toda la noche. Inclusive con el dinero de Catalina que, afortunadamente, logra conservar. Randy se comunica con Kenny para informarle que detuvieron a Catalina mientras conducía hacia el club. Se la llevaron presa por no tener licencia. Además, corre riesgos de ser deportada ya que es residente ilegal. Earl sabe que es todo culpa suya; tendría que haberla llevado. Promete a Randy hacer todo lo que sea necesario para ayudarla. Pocos días más tarde Catalina llega a Méjico. Randy y Earl no tienen más opción que viajar hasta allí para traerla de vuelta.
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