El mejor ejemplo de la manipulación de la forma es el Rasengan, que se describe como la manipulación de formas que se ha llevado "al más alto nivel posible". El Rasengan depende en gran medida del control de chakra y no requiere el uso de los sellos manuales. Mediante la creación de preceptos extraídos de la Práctica de Escalar Árboles y de la Práctica de Caminar sobre el Agua que son ejercicios de control de chakra, el chakra del Rasengan se ha girado y luego se comprime en forma de una esfera. Los Jinchūriki, al transformar a través de sus formas progresivas de Bestias con Cola, moldean su chakra a su alrededor para asemejarse a la forma de su Bestia interior. A través de las transformaciones más, el chakra de la bestia de cola, puede materializarse en la carne y el hueso de la Bestia.