La vieja dice que puedes quedarte esa noche a dormir, y te lleva a una habitación en la planta de arriba. Te acercas a la cama (un jergón de paja), y te giras rápidamente cuando escuchas el portazo: la vieja ha cerrado la puerta, y te mira fijamente a los ojos. Se desnuda. Las tetas le llegan a las rodillas. Debajo de las anchas ropas llevaba un trabuco que tú no habías visto: te apunta con él y te obliga a desnudarte. Te veja. A partir de esa noche tu cordura no está del todo bien. A la semana de violaciones continuas por parte de la vieja, su marido, al que le va el rollo bi, y la sirvienta, arrugada y vestida de cueros y con una fusta en la mano, te percatas de que se han dejado la puerta sin cerrar con llave.