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Arrastracañones

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thumb|352px La habilidad de disparo de un Ogrete varía enormemente de un individuo a otro habitualmente reduciéndose a la destreza del mismo y a si recuerda o no cómo manipular su arma en medio del combate. No obstante, los Ogretes son por regla general descoordinados, y cualquier intento de lograr un disparo preciso termina con un resultado confuso, en el mejor de los casos. Incluso el más hábil "tirador" Ogrete no es capaz de alcanzar las exigencias de precisión que todo guardia imperial debe cumplir. Aún así, hay muchos Ogretes que encuentran extremadamente divertido el disparar su arma y gastar grandes cantidades de munición, ya sea de manera precisa o no, en lugar de confiar en su potencia física en el cuerpo a cuerpo.

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thumb|352px La habilidad de disparo de un Ogrete varía enormemente de un individuo a otro habitualmente reduciéndose a la destreza del mismo y a si recuerda o no cómo manipular su arma en medio del combate. No obstante, los Ogretes son por regla general descoordinados, y cualquier intento de lograr un disparo preciso termina con un resultado confuso, en el mejor de los casos. Incluso el más hábil "tirador" Ogrete no es capaz de alcanzar las exigencias de precisión que todo guardia imperial debe cumplir. Aún así, hay muchos Ogretes que encuentran extremadamente divertido el disparar su arma y gastar grandes cantidades de munición, ya sea de manera precisa o no, en lugar de confiar en su potencia física en el cuerpo a cuerpo. Estos Ogretes son criaturas realmente grandes, cuyos ciclópeos músculos y elevadísima estatura les permiten operar y blandir sus gargantuescas armas de igual manera que un humano usa un rifle láser sin esfuerzo, mientras que pueden confiar en su ingente masa para controlar el retroceso. Muchos son incluso lo suficientemente grandes como para disparar en movimiento, actuando como una especie de plataforma de armamento de apoyo móvil para sus camaradas soldados al cargar ansiosamente a la batalla. Una vez han comenzado a disparar, los llamados Arrastracañones sólo se detienen cuando se quedan o sin munición o sin objetivos. Aunque su armamento suele variar, el orgullo infantil que estos individuos poseen por su función es inequívoca. Habitualmente se les ve disparando mientras desplazan sus armas de lado a lado, riendo estúpidamente mientras trituran a sus enemigos con torrentes de munición de alto calibre. La mayoría tienden a rezagarse ligeramente respecto a su grupo, deteniéndose cuando se presenta un disparo claro y sólo continuando bajo la orden de un oficial superior o cuando se han quedado sin nada a lo que disparar. Generalmente más que dispuestos a entrar en liza con sus oponentes, ignoran toda noción de seguridad personal o autoconservación con tal de poder descargar sus armas. Además, el gasto de toda su munición o los ocasionales encasquillamientos del arma causan arranques de gran furia en estos gigantes de gatillo fácil, y muchos eligen descargar su ira cargando hacia las filas enemigas y destrozar a los que allí se encuentren empleando su arma encasquillada como un garrote. El resto de miembros de estas unidades prefieren confiar en el fuego incesante del Arrastracañones, avanzando mientras su gigantesco camarada descarga una andanada tras otra contra todo lo que se le ponga a tiro. También son muy útiles en unidades de Ogretes o en otras unidades de asalto similarmente equipadas y compuestas, proporcionando un fuego de apoyo que resulta crucial para que sus compañeros más "directos" puedan acercarse al enemigo. Incluso aquellos equipados con un rifle destripador sacan mucho más provecho de él que otros Ogretes, por lo que el armamento más nuevo y fiable se reserva frecuentemente para ellos. Debido a su constante exposición al fuego enemigo algunos Arrastracañones se han ganado la fama entre sus camaradas de haber cometido actos de heroísmo, sirviendo como punto de referencia móvil e inspirando con su valor a los soldados que flaquean. Generalmente su apariencia es la de alguien cubierto de cicatrices y castigado por el combate, con su piel cubierta de marcas y huecos allá donde impactaron disparos que hubieran incapacitado de manera severa a un soldado normal. Su constitución les permite sobrevivir a ese tipo de daños, ignorando los proyectiles pequeños y la metralla como un humano ignora a las moscas necrófagas. Muchos Arrastracañones cargan con equipo adicional que sumar a su potencia de fuego, tratándose habitualmente de granadas, bombas antitanque y granadas incendiarias u otros dispositivos sencillos con los que poder dañar al enemigo. Estas armas son habitualmente efectivas en las manos de un Arrastracañones, siempre y cuando recuerden cómo armarlas y utilizarlas en el fragor de la batalla. Algunos compensan los posibles errores lanzando varias cargas a la vez, riéndose, encantados, mientras partes del campo de batalla erupcionan con fuego y muerte. Aunque raramente caen donde el Ogrete quiere, la gran carga explosiva suele compensar los fallos de precisión del abhumano.