. "e despert\u00F3 dolorida y con un sentimiento de vac\u00EDo. Donde antes hab\u00EDa una presencia viva, ahora no quedaba nada. Se hab\u00EDa ido. Drelliane estaba a su lado para paliar su dolor y limpiarle la sangre que a\u00FAn le ca\u00EDa por las piernas. Pero nada pod\u00EDa llenar ni reemplazar ese vac\u00EDo. \n\nEl emperador mand\u00F3 unos fabulosos presentes y unos arreglos florales inmensos, y la visitaba brevemente, siempre bien acompa\u00F1ado. Al principio, Barenziah recib\u00EDa estas visitas de buen grado. Pero Tiber Septim dej\u00F3 de frecuentarla por las noches y, despu\u00E9s de un tiempo, ella tampoco deseaba que viniera. \n\nPasaron algunas semanas y, cuando estuvo plenamente recuperada, Drelliane le inform\u00F3 que Symmaco hab\u00EDa solicitado por escrito que regresara a El Duelo antes de lo previsto. Anunciaron su inmediata partida. \n\nLa esperaba una abultada comitiva, un amplio ajuar propio de una reina y una impresionante y compleja ceremonia de despedida a las puertas de la Ciudad Imperial. Algunos sintieron que partiera y lo demostraron entre llantos y lamentos, mas otros nada demostraron y nada lamentaron."@es . "D"@es . . . "La aut\u00E9ntica Barenziah, Volumen III"@es . "\u00B7 Drelas' Cottage, arriba en un estante."@es . "ranscurridos unos d\u00EDas, Symmaco march\u00F3 a El Duelo para ocupar el puesto de gobernador hasta que Barenziah pudiera ascender al trono, tras lo cual ejercer\u00EDa el cargo de primer ministro. Barenziah, con Drelliane de acompa\u00F1ante, se acomod\u00F3 en varios aposentos del palacio imperial. Le asignaron varios tutores de todas las artes aptas para la educaci\u00F3n regia. En aquella \u00E9poca se interes\u00F3 mucho por la magia, pero la historia y la pol\u00EDtica no despertaban el menor inter\u00E9s en ella. \n\nA veces se encontraba con Tiber Septim en los jardines de palacio, que le preguntaba incesante pero cort\u00E9smente por sus progresos. El emperador sazonaba con una sonrisa los reproches por su falta de inter\u00E9s en los asuntos de estado. No obstante, se mostraba siempre dispuesto a aconsejarle en materia de magia y hac\u00EDa que la historia y la pol\u00EDtica pareciesen interesantes. \"Se trata de personas y no de hechos puros y duros, recogidos en tomos polvorientos\", dec\u00EDa. \n\nConforme aumentaban sus conocimientos, las conversaciones se volvieron m\u00E1s largas, m\u00E1s profundas, m\u00E1s frecuentes. Le habl\u00F3 de sus esperanzas de unificar Tamriel, con sus distintas razas separadas, pero con unos ideales y objetivos compartidos que contribuir\u00EDan al bien com\u00FAn. \"Hay caracter\u00EDsticas universales que todos los pueblos sensibles de buena voluntad comparten\", dijo. \"Al menos eso es lo que nos ense\u00F1a el \u00DAnico. Hemos de unirnos para combatir a los malvados e ignorantes, a los monstruos y no entre nosotros\". El azul de sus ojos se iluminaba al describir su sue\u00F1o, y Barenziah disfrutaba escuch\u00E1ndolo, sentada a su lado. Si se hubiera acercado a ella, habr\u00EDa refulgido como una llama. Si sus manos se hubieran encontrado, un escalofr\u00EDo le habr\u00EDa recorrido todo el cuerpo como por encanto. \n\nUn d\u00EDa, inesperadamente, le cogi\u00F3 la cara con las manos y la bes\u00F3 levemente en los labios. Se retir\u00F3 un momento, asombrada por la violencia de sus sentimientos, y \u00E9l se disculp\u00F3 al momento. \"No quer\u00EDa, pero no pude evitarlo. Eres muy hermosa, tremendamente hermosa\". La miraba con un anhelo desesperado, con generosidad. \n\nElla se apart\u00F3, entre llantos y sollozos. \n\n\"\u00BFEst\u00E1s enfadada? Habla, por favor\". \n\nBarenziah cabece\u00F3. \"C\u00F3mo iba a enfadarme, Excelencia. Te quiero, y s\u00E9 que eso no est\u00E1 bien, pero no lo puedo evitar\". \n\n\"Tengo una consorte\", dijo. \"Es buena y virtuosa y me ha dado los hijos que un d\u00EDa heredar\u00E1n el reino. No puedo deshacerme de ella, mas no hay nada entre nosotros, nada compartimos. A ella le gustar\u00EDa que fuera distinto. Soy la persona m\u00E1s poderosa de toda Tamriel y la m\u00E1s solitaria\". Se levant\u00F3 de repente. \"\u00A1El poder!\", dijo con un desprecio sublime. \"Si los dioses me lo concediesen, lo dar\u00EDa casi todo por la juventud y el amor\". \n\n\"Pero eres fuerte y vigoroso, m\u00E1s que ning\u00FAn otro hombre que jam\u00E1s haya conocido\", dijo Barenziah. \n\nEl emperador hizo un gesto vehemente con la cabeza. \"Hoy, a lo mejor. Pero cada d\u00E9cada, cada a\u00F1o y cada d\u00EDa voy a menos. Siento la dolorosa punzada de mi mortalidad\". \n\n\"Deja que alivie tu dolor, si en algo puedo paliarlo\". Barenziah se acerc\u00F3 a \u00E9l, con los brazos extendidos. \n\n\"No. No te arrebatar\u00E9 la inocencia\". \n\n\"No soy tan inocente\". \n\n\"\u00BFC\u00F3mo dices?\" S\u00FAbitamente, la voz del emperador se crisp\u00F3 abruptamente y frunci\u00F3 el ce\u00F1o. \n\nA Barenziah se le sec\u00F3 la garganta: independientemente de lo que hubiera dicho, no pod\u00EDa retirarlo, aunque algo se le ocurri\u00F3. \"Fue Straw\", balbuce\u00F3. \"Por aquella \u00E9poca yo tambi\u00E9n estaba sola, y lo sigo estando. No soy tan fuerte como t\u00FA\". Bajo la mirada abatida. \"No soy digna, Excelencia\". \n\n\"No, no es eso. Barenziah. Mi Barenziah. Esto no puede durar. Tienes deberes para con El Duelo y con el Imperio. Yo tambi\u00E9n he de ocuparme de mis obligaciones. Pero mientras podamos, \u00BFpor qu\u00E9 no compartir lo que tenemos, lo que podemos, y pedir al \u00DAnico que nos perdone por nuestra debilidad?\" \n\nTiber Septim extendi\u00F3 los brazos y, sin mediar palabra, Barenziah se fundi\u00F3 en ellos voluntariamente."@es . "\u00B7 Fellglow Keep, en la sala con la Llama de Atronach."@es . "T"@es . "S"@es . . . "1"^^ . "A"@es . "5"^^ . "l atardecer llegaron al gran puente que daba acceso a la Ciudad Imperial. Los dedos rosados del atardecer sonrojaban levemente los marm\u00F3reos edificios de la metr\u00F3polis, d\u00E1ndoles un aspecto grandioso e inmaculado. Una amplia avenida, llena de personajes variopintos y multirraciales, se dirig\u00EDa al norte, al palacio. Las tiendas iban apagando su alumbrado mientras prend\u00EDan sus luces las tabernas y las estrellas invad\u00EDan el firmamento, primero de dos en dos y despu\u00E9s con mayor profusi\u00F3n. Incluso las calles adyacentes eran anchas y estaban bien iluminadas. Junto al palacio, las torres de un inmenso sal\u00F3n del gremio de magos se alzaban al este, mientras que, al oeste, refulg\u00EDan en el decadente fulgor los ventanales de un inmenso tabern\u00E1culo. \n\nSymmaco ten\u00EDa sus aposentos en una magn\u00EDfica casa a dos manzanas del palacio y pasado el templo. Lo identific\u00F3 como \"el tempo del \u00DAnico\", antiguo culto n\u00F3rdico recuperado por Tiber Septim, y a\u00F1adi\u00F3 que Barenziah habr\u00EDa de convertirse a dicho culto si el emperador lo estimaba conveniente. El lugar era espl\u00E9ndido, aunque no del gusto de Barenziah. Las paredes y el mobiliario estaban acabados en un blanco impoluto, \u00FAnicamente alterado por toques de oro p\u00E1lido, y los suelos eran de m\u00E1rmol negro mate. Barenziah echaba en falta el color y el juego de sutiles sombras. \n\nPor la ma\u00F1ana, Symmaco y Drelliane la escoltaron hasta el palacio imperial. Barenziah observ\u00F3 que todos los que se encontraban saludaban a Symmaco con un respeto y una deferencia que casi ca\u00EDa en el servilismo. El general parec\u00EDa acostumbrado. \n\nLos llevaron directamente ante el emperador. El sol de la ma\u00F1ana inundaba la peque\u00F1a estancia por un ventanal de peque\u00F1as hojas e iluminaba la suntuosa mesa del desayuno, en la que hab\u00EDa sentado un hombre que interceptaba la luz. Se puso de pie nada m\u00E1s entrar y fue a recibirles. \"\u00A1Hombre, Symmaco! Nuestro m\u00E1s leal amigo. \u00A1Cu\u00E1nto me alegro de que hayas vuelto!\". Agarr\u00F3 a Symmaco por los hombros breve y afectuosamente, evitando la reverencia que el elfo oscuro pretend\u00EDa hacer. \n\nBarenziah hizo una reverencia cuando Tiber Septim se gir\u00F3 hacia ella. \n\n\"Barenziah, nuestra traviesa fugitiva. \u00BFC\u00F3mo est\u00E1s? D\u00E9jame que te vea bien. Pero si es un encanto, Symmaco. \u00BFPor qu\u00E9 la has tenido escondida tantos a\u00F1os? \u00BFTe molesta la luz, muchacha? \u00BFEchamos las cortinas? Claro que s\u00ED. Ignor\u00F3 las protestas de Symmaco y \u00E9l mismo corri\u00F3 el cortinaje sin molestarse en llamar a un sirviente. \"Me disculpar\u00E9is tanta descortes\u00EDa, estimados invitados. Son muchos los asuntos de los que he de ocuparme, aunque ello no sirva de excusa para tan poca hospitalidad. Pero sentaos, tengo unas nectarinas excelentes de Ci\u00E9naga Negra\".\n\nSe sentaron a la mesa. Barenziah estaba anonadada: Tiber Septim en nada se parec\u00EDa al inmenso guerrero tenebroso que imaginaba. Era de estatura media y Symmaco le sacaba una cabeza, aunque era fornido y \u00E1gil. Ten\u00EDa una sonrisa encantadora y ojos azules brillantes de profunda mirada, con una buena mata de pelo cano que coronaba el rostro arrugado y gastado. Lo mismo podr\u00EDa tener cuarenta que sesenta a\u00F1os. Los anim\u00F3 para que comieran y bebieran y despu\u00E9s se interes\u00F3 en por qu\u00E9 se hab\u00EDa ido de casa, pregunta que el general le hab\u00EDa hecho d\u00EDas atr\u00E1s. \u00BFAcaso la maltrataron sus tutores? \n\n\"No, Excelencia\", respondi\u00F3 Barenziah, \"a decir verdad, no, aunque a veces lo imaginaba\". Symmaco se hab\u00EDa inventado el relato que a continuaci\u00F3n hizo Barenziah, no sin recelo. El mozo de cuadras Straw la convenci\u00F3 de que sus guardianes, incapaces de hallarle un marido apto, la quer\u00EDan vender como concubina en Rihad y, cuando finalmente vino un guardia rojo, se asust\u00F3 tanto que decidi\u00F3 fugarse con el mozo. \n\nTiber Septim parec\u00EDa fascinado y escuchaba arrebatado los detalles de su vida de guardia en la caravana de mercaderes. \"\u00A1Parece un romance!\" dijo. \"\u00A1Que el bardo de la corte le ponga m\u00FAsica! \u00A1Qu\u00E9 encanto de muchacho tuviste que ser!\" \n\n\"El general Symmaco me dijo que...\", Barenziah se detuvo confusa para despu\u00E9s proseguir. \"Dijo que ya no parezco un chico. He crecido en los \u00FAltimos meses\". Baj\u00F3 la mirada, con la esperanza de parecer virginal y casta. \n\n\"Nuestro leal amigo Symmaco sabe lo que dice\". \n\n\"S\u00E9 que he sido una est\u00FApida, Excelencia. Te pido perd\u00F3n y pido perd\u00F3n a mis guardianes. Hace tiempo que me arrepent\u00ED, pero la verg\u00FCenza me imped\u00EDa regresar a mi hogar. Mas ahora no quiero volver a Llanura Oscura. Excelencia, lo que echo de menos es El Duelo. Mi alma anhela mi tierra natal\". \n\n\"Volver\u00E1s, te lo prometo, pero te pido que permanezcas entre nosotros un tiempo para prepararte ante el serio y solemne cometido que te encomendaremos\". \n\nBarenziah lo mir\u00F3 sinceramente, con el pulso acelerado. Todo estaba saliendo como Symmaco hab\u00EDa previsto. Se sent\u00EDa agradecida hacia \u00E9l, pero procuraba centrar su atenci\u00F3n en el emperador. \"Para m\u00ED es un honor, Excelencia, y espero servirte plenamente, y a este gran imperio, de cualquier modo posible\". Eran las palabras m\u00E1s id\u00F3neas en tal situaci\u00F3n, y Barenziah las pronunci\u00F3 de todo coraz\u00F3n. Estaba maravillada por la espl\u00E9ndida ciudad y por la disciplina y el orden que se respiraba por doquier, y m\u00E1s emocionada a\u00FAn por formar parte de ello. Adem\u00E1s, se sent\u00EDa arrebatada por el gentil Tiber Septim."@es . . . "\"Estas jugando con fuego, muchacha\", avisaba Drelliane a Barenziah, que admiraba el espl\u00E9ndido anillo de zafiro que su regio amante le hab\u00EDa regalado para celebrar su primer mes de relaci\u00F3n. \n\n\"\u00BFA qu\u00E9 te refieres? Somos felices y no le hacemos da\u00F1o a nadie. Symmachus me pidi\u00F3 que tuviera buen juicio y que fuera discreta. \u00BFA qui\u00E9n mejor iba a escoger? Adem\u00E1s, nos ha sobrado discreci\u00F3n. En p\u00FAblico me trata como si fuera su hija\". Las visitas nocturnas de Tiber Septim se efectuaban a trav\u00E9s de un pasadizo secreto que solamente unos pocos conoc\u00EDan en palacio: \u00E9l mismo y unos cuantos guardaespaldas de confianza. \n\n\"Se le cae la baba contigo. \u00BFNo te has dado cuenta de la frialdad con la que te tratan la emperatriz y su hijo?\" \n\nBarenziah se encogi\u00F3 de hombros. Antes incluso de que ella y Septim fueran amantes, el trato con su familia era de una cortes\u00EDa m\u00EDnima. \"\u00BFY qu\u00E9 importa? Es Tiber quien manda\". \n\n\"Pero es su hijo quien gobernar\u00E1. Te pido que no expongas a su madre al escarnio p\u00FAblico\". \n\n\"\u00BFY yo qu\u00E9 le hago si la seca de su mujer no logra que su marido la escuche ni siquiera durante la cena?\" \n\n\"No dejes que hablen de ti, es lo \u00FAnico que te pido. Ella pinta bien poco, es cierto, pero sus hijos la quieren y no te conviene tenerlos de enemigos. Tiber Septim no vivir\u00E1 mucho, porque\", Drelliane se corrigi\u00F3 en un visto y no visto ante el gesto de enfado de Barenziah, \"los humanos viven muy poco. Como decimos los de las razas de los antiguos, son ef\u00EDmeros. Van y vienen como las estaciones del a\u00F1o, pero las familias de los poderosos perviven cierto tiempo. Deber\u00E1s hacerte amiga de ellos si quieres sacar provecho. Ah, \u00A1pero c\u00F3mo hacer que te des cuenta de las cosas, t\u00FA que eres tan joven y que te has criado entre humanos! Si obras con tiento y sabidur\u00EDa, t\u00FA y El Duelo ver\u00E9is el final de la dinast\u00EDa Septim, si es que realmente se ha fundado, del mismo modo que has visto su apogeo. La historia de los humanos tiene estos vaivenes, como la tornadiza marea. Sus ciudades y dominios brotan como las flores en primavera para marchitarse y morir al sol del est\u00EDo. Pero los elfos permanecen, lo que para ellos es un a\u00F1o para nosotros es una hora, y una de nuestras d\u00E9cadas es un d\u00EDa en sus vidas\". \n\nBarenziah se rio. Sab\u00EDa que circulaban rumores sobre ella y Tiber Septim. Disfrutaba de la atenci\u00F3n que se le dispensaba, pues a todos cautivaba, salvo a la emperatriz y a su hijo. Los trovadores cantaban a su oscura belleza y sus encantadoras maneras. Estaba de moda, y enamorada... \u00BFY qu\u00E9 si era temporal? \u00BFAcaso no lo era todo? Por primera vez desde que pod\u00EDa recordar, era feliz: sus d\u00EDas estaban repletos de gozo y placer, y las noches eran incluso mejores."@es . . "\"\u00BFQu\u00E9 me pasa?\", se lamentaba Barenziah. \"Mira, se me han quedado estrechas las faldas. \u00BFQu\u00E9 pasa con mi cintura? \u00BFEstar\u00E9 engordando?\". Barenziah se miraba disgustada al espejo: ten\u00EDa los brazos y las piernas delgadas, y la cintura, sin duda m\u00E1s gruesa. \n\nDrelliane se encogi\u00F3 de hombros. \"Se dir\u00EDa que est\u00E1s encinta, con lo joven que eres. De tanto emparejarte con humanos se te ha adelantado la fertilidad. No te queda m\u00E1s remedio que hablar con el emperador. Est\u00E1s en sus manos. Creo que lo mejor ser\u00E1 que te vayas directamente a El Duelo, si as\u00ED lo consiente, para que alumbres all\u00ED\". \n\n\"\u00BFSola?\" Barenziah, con los ojos llorosos, se puso las manos en el vientre hinchado. Toda ella ansiaba compartir el fruto de su amor con su amante. \"Jam\u00E1s lo consentir\u00E1. Ya ver\u00E1s como no dejar\u00E1 que me marche ahora\". \n\nDrelliane asinti\u00F3. Aunque no a\u00F1adi\u00F3 nada m\u00E1s, su habitual desprecio y frialdad hab\u00EDan dado paso a la compasi\u00F3n y el pesar. \n\nAquella noche, Barenziah se lo cont\u00F3 a Tiber Septim cuando vino a verla para su habitual cita. \n\n\"\u00BFEncinta?\" Parec\u00EDa conmocionado, o mejor dicho asombrado. \"\u00BFEst\u00E1s segura? Pero si los elfos no tienen hijos tan pronto\".\n\nBarenziah sonri\u00F3 forzadamente. \"\u00BFC\u00F3mo podemos asegurarnos? Yo nunca...\"\n\n\"Llamar\u00E9 a mi curandero\".\n\nEl curandero, un alto elfo de mediana edad, confirm\u00F3 el embarazo de Barenziah. Era la primera vez que tal cosa acontec\u00EDa, lo que demostraba la potencia de Su Excelencia, dijo el curandero con tono lisonjero. Tiber Septim se enfad\u00F3 con \u00E9l. \n\n\"\u00A1Esto no puede ser!\", dijo. \"Te ordeno que lo interrumpas\". \n\n\"Se\u00F1or\", dijo el curandero boquiabierto. \"No puedo, no me est\u00E1 permitido\". \n\n\"Claro que puedes, adulador incompetente\", le solt\u00F3 el emperador. \"Es mi deseo manifiesto que lo hagas\". \n\nBarenziah, que hab\u00EDa permanecido en la cama, callada y con los ojos bien abiertos del miedo, se incorpor\u00F3. \"\u00A1No!\", grit\u00F3. \"\u00A1No! \u00BFQu\u00E9 est\u00E1s diciendo?\" \n\n\"Muchacha\", Tiber Septim se sent\u00F3 junta a ella, con una de sus encantadoras sonrisas. \"De verdad que lo siento, pero no puede ser. Ese hijo podr\u00EDa ser un riesgo para mi hijo y sus hijos. No puedo ser m\u00E1s claro\". \n\n\"\u00A1Pero si el hijo es de los dos!\", replic\u00F3 entre llantos. \n\n\"No, por mucho que tan solo sea una posibilidad, un futurible, sin alma ni vida propia, no dejar\u00E9 que suceda. Lo proh\u00EDbo\". Volvi\u00F3 a mirar duramente al curandero y el elfo se ech\u00F3 a temblar. \n\n\"Se\u00F1or, es su madre. Los elfos no tienen muchos hijos: como mucho, una elfa puede tener cuatro, y eso en casos excepcionales. Lo normal es que tengan dos. Algunas solo tienen uno y hay quienes jam\u00E1s dan a luz. Si abortase, quiz\u00E1s no vuelva a tener descendencia\". \n\n\"Me prometiste que no podr\u00EDa tener hijos m\u00EDos. Poca fe me queda en tus pron\u00F3sticos\". \n\nBarenziah sali\u00F3 desnuda de la cama y corri\u00F3 hacia la puerta sin saber ad\u00F3nde iba. Tan solo sab\u00EDa que no pod\u00EDa quedarse, mas no lleg\u00F3 a salir de la habitaci\u00F3n, pues las tinieblas se apoderaron de ella."@es . "1"^^ . . . "urante varios d\u00EDas, y tras la separaci\u00F3n de sus amigos, Barenziah anduvo apesadumbrada, pero a la segunda semana comenz\u00F3 a animarse. Se dio cuenta de que le gustaba estar otra vez de viaje, aunque echaba de menos la compa\u00F1\u00EDa de Straw m\u00E1s de lo que hubiera pensado. Les escoltaban caballeros guardias rojos con los que se sent\u00EDa m\u00E1s c\u00F3moda, aunque eran m\u00E1s disciplinados y decorosos que los guardas de las caravanas de mercaderes con los que hab\u00EDa estado. Eran simp\u00E1ticos, pero la respetaban a pesar de sus intentos de seducci\u00F3n. \n\nSymmaco le re\u00F1\u00EDa en privado, alegando que una reina debe mantener la dignidad en todo momento. \n\n\"\u00BFEs que se me ha acabado la diversi\u00F3n para siempre?\", inquiri\u00F3 de mal humor. \n\n\"Al menos con estos, s\u00ED. No son de tu clase. De la autoridad se espera que act\u00FAe con elegancia y no con familiaridad. En la Ciudad Imperial mantendr\u00E1s un comportamiento casto y recatado\". \n\nBarenziah hizo una mueca. \"A lo mejor vuelvo a la fortaleza de Llanura Oscura. Los elfos son promiscuos por naturaleza. Todo el mundo lo dice\". \n\n\"Pues todo el mundo se equivoca, porque unos lo son y otros no. El emperador y yo esperamos que sepas elegir y que tengas buen gusto. D\u00E9jame que te recuerde, Alteza, que subir\u00E1s al trono de El Duelo no por derecho de sangre sino por capricho de Tiber Septim. Si estima que no eres apta, tu reinado concluir\u00E1 antes de empezar. A sus vasallos les exige inteligencia, obediencia, discreci\u00F3n y plena lealtad, y en las mujeres aprecia la castidad y el recato. Te recomiendo encarecidamente que tomes por modelo a la buena de Drelliane, milady\". \n\n\"\u00A1Me vuelvo a Llanura Oscura enseguida!\", replic\u00F3 Barenziah entre brusca y resentida, ofendida por el pensamiento de tener que imitar a la fr\u00EDgida y mojigata de Drelliane. \n\n\"Ni se te ocurra, Majestad. Si no le resultas de utilidad a Tiber Septim, ya se encargar\u00E1 de que tampoco le resultes \u00FAtil a sus enemigos\", dijo el general en tono prof\u00E9tico. \"Si en algo estimas tu vida, ve con cuidado. D\u00E9jame que te diga que el poder reporta placeres distintos de los que proporciona la carne y el jugueteo con quien no est\u00E1 a la altura\". \n\nComenz\u00F3 a hablar del arte, la literatura, el teatro, la m\u00FAsica y los grandiosos bailes celebrados en la corte imperial. Barenziah escuch\u00F3 cada vez con mayor inter\u00E9s, estimulada no solo por sus amenazas. M\u00E1s adelante pregunt\u00F3, t\u00EDmidamente, si podr\u00EDa reanudar sus estudios de magia en la Ciudad Imperial. Symmaco pareci\u00F3 complacido por tal propuesta y prometi\u00F3 satisfacerla. Animada, a\u00F1adi\u00F3 que hab\u00EDa observado que tres de los escoltas eran mujeres, y pregunt\u00F3 si podr\u00EDa entrenar con ellas aunque solo fuera para ejercitarse. Esto ya le hizo menos gracia al general, pero dio su consentimiento a condici\u00F3n de que solamente practicase con las mujeres. \n\nEl final del invierno fue clemente, aunque trajo algunas heladas, y el resto del viaje fue ligero y discurri\u00F3 por caminos firmes. El \u00FAltimo d\u00EDa de viaje parec\u00EDa que la primavera hab\u00EDa llegado, pues comenz\u00F3 el deshielo. El camino se embarr\u00F3 y por todos lados se sent\u00EDa el leve y continuo murmullo del agua que gotea y corre. Bienvenida fuera esa m\u00FAsica..."@es .