. . . "-Esa casa tiene m\u00E1s de cuatrocientos metros cuadrados y solo est\u00E1 a una hora de nuestros trabajos -dijo Henry a su novia, mientras se\u00F1alaba el anuncio del peri\u00F3dico. -Piden muy poco - replic\u00F3 Selene -. F\u00EDjate, est\u00E1 amueblada y solo piden 500 libras al mes. Eso es una estafa, olv\u00EDdalo. -Podemos ir a verla, tiene que ser una pasada. -Bueno, por verla no vamos a perder nada. Pero yo hab\u00EDa pensado algo m\u00E1s cerca. Henry y Selene se iban a casar dentro de un a\u00F1o y estaban desesperados por irse a vivir juntos. Ambos viv\u00EDan con los padres de Selene, la convivencia no era mala pero s\u00ED sumamente inc\u00F3moda. Cuando llegaban a casa encontraban su cuarto ordenado y eso significaba volverse locos buscando el nuevo sitio que hab\u00EDan buscado los padres para todas sus cosas. No ten\u00EDan mucho tiempo para limpiar y por ello la madre de ella lo hac\u00EDa con todo el amor del mundo. Pero esas cosas solo aumentaban la tensi\u00F3n cuando alguna cosa importante desaparec\u00EDa o algunas cosas muy privadas aparec\u00EDan movidas de sitio. Por ello se decidieron a alquilar un apartamento peque\u00F1o sin que fuera muy caro. Ninguno de los dos sueldos daba para mucho. Aunque en realidad el motivo principal era que Henry no soportaba vivir bajo las normas de nadie que no fuera ella y desde el primer d\u00EDa quer\u00EDan una casa para ellos dos, solos. Llamaron por tel\u00E9fono y les respondi\u00F3 una mujer mayor muy simp\u00E1tica que viv\u00EDa a varios kil\u00F3metros de la casa. Se ofreci\u00F3 a ense\u00F1arles la \"mansi\u00F3n\" a cualquier hora de la ma\u00F1ana. Como ambos trabajaban no pod\u00EDan visitarla a esa hora de modo que Henry se quiso despedir de la anciana cort\u00E9smente. - Ver\u00E1, tiene que ser por la ma\u00F1ana porque es cuando est\u00E1 el mozo de la piscina. \u00C9l es el que tiene las llaves de la mansi\u00F3n. - \u00BFPiscina? \u00BFEs que tiene piscina? - Oh, \u00BFno se lo hab\u00EDa mencionado? Es una piscina climatizada. Tambi\u00E9n tiene una pista de tenis en el jard\u00EDn pero eso no era relevante y no lo inclu\u00ED en el anuncio. \u00BFCu\u00E1ndo quieren venir a verla? - Ma\u00F1ana - dijo Henry, sin pensar -. \u00BFA las doce le viene bien? - Estupendo, a las doce en punto les veo. Selene se qued\u00F3 mirando a Henry, estupefacta. - Tiene piscina climatizada, un mozo la cuida regularmente y adem\u00E1s tiene pista de tenis. Coraz\u00F3n, es la casa de nuestros sue\u00F1os. - \u00BFY no te parece raro que est\u00E9 sin alquilar una casa tan maravillosa y barata? - refunfu\u00F1o Selene -. Tiene que ser un timo. - Solo imagina la cara de tus padres cuando nos vean vivir en un palacete con piscina. Se acabaron los comentarios est\u00FApidos de que tengo un trabajo de mierda. No podr\u00E1n repetir que soy un fracasado. - No quiero ir a una casa para impresionar a mis padres, adem\u00E1s, ma\u00F1ana trabajo as\u00ED que si quieres ir a verla t\u00FA solo\u2026 - Cari\u00F1o, di en el trabajo que tienes un familiar enfermo. Es importante para m\u00ED que vengas conmigo, t\u00FA sabes ver cosas que yo no veo. A m\u00ED me da igual que sea un mueble nuevo que viejo\u2026 Uno negro que blanco... - Est\u00E1 bien, ver\u00E9 qu\u00E9 puedo hacer. Result\u00F3 que Selene no tuvo ning\u00FAn problema para poder irse aquella ma\u00F1ana, siempre y cuando compensase las horas en los d\u00EDas siguientes. Llegaron al coche a trav\u00E9s de un viejo camino rural. La casa era enorme y estaba rodeada de robles. El d\u00EDa luminoso hac\u00EDa que pareciera el mism\u00EDsimo palacio de Versalles. Selene estaba tan impresionada que no pudo cerrar la boca desde que tuvo la casa a la vista. - Es impresionante - dijo ella -. Cari\u00F1o, vamos a mudarnos ma\u00F1ana si a\u00FAn est\u00E1 disponible. - Hay que verla por dentro, mujer, no te precipites. Aparcaron junto a la puerta y esperaron pacientemente. Hab\u00EDan tardado 45 minutos desde la casa de los padres de Selene, en pleno centro de Londres. No hab\u00EDan encontrado atasco pero era l\u00F3gico, a esas horas todo el mundo estaba ya trabajando. Al cabo de diez minutos eternos lleg\u00F3 a la casa un lujoso rolls royce negro brillante. Era una antigualla pero estaba impecablemente limpio. Cuando aparc\u00F3 al lado de su Volkswagen se baj\u00F3 el conductor, que ni siquiera les mir\u00F3, y se dirigi\u00F3 con prisa pero sin apresurarse a abrir la puerta de atr\u00E1s del veh\u00EDculo. Sali\u00F3 una mujer vestida con un traje de los a\u00F1os cincuenta, muy elegante y a la vez muy antigua. Se dir\u00EDa que hab\u00EDa salido de una pel\u00EDcula de Katharine Hepburn. Su pelo era rizado y claramente te\u00F1ido de color rojizo. Sus arrugas hab\u00EDan sido suavizadas por alguna que otra operaci\u00F3n est\u00E9tica y el resultado era, ciertamente, pobre. Si pretend\u00EDa disimular su edad, no lo estaba consiguiendo. Deb\u00EDa rondar los setenta a\u00F1os. Caminaba con ayuda de un bast\u00F3n con mango dorado aunque disimulaba muy bien que pod\u00EDa caminar casi sin su ayuda. - Usted es la interesada en la mansi\u00F3n - dijo la mujer. Su voz era m\u00E1s joven de lo que su aspecto dec\u00EDa. - Nos encantar\u00EDa verla - dijo Selene. - Me llamo Gilda Isabel Lafuente, s\u00EDganme - le tendi\u00F3 la mano y Selene se la estrech\u00F3 -. Lamento tanto haber tenido que dejar la residencia\u2026 La hered\u00E9 de mi padre y \u00E9l de su padre. Tenemos un largo \u00E1rbol geneal\u00F3gico. Mis genes pertenecen a estas cuatro paredes. - \u00BFPor qu\u00E9 raz\u00F3n dej\u00F3 de vivir aqu\u00ED? - inquiri\u00F3 Henry, curioso. Selene le solt\u00F3 un codazo en las costillas y le susurr\u00F3 avis\u00E1ndole que no fuera impertinente. Pod\u00EDa tom\u00E1rselo a mal y luego no les alquilar\u00EDa el palacio. - Buena pregunta - dijo ella, con tristeza -. He vivido demasiado tiempo ah\u00ED encerrada. Tuve tres hijos y todos se han marchado a otro pais, por lo que ya no los veo con la frecuencia que me gustar\u00EDa. Mi esposo muri\u00F3 cuando todos eran ni\u00F1os. Tenemos una peque\u00F1a fortuna familiar y, francamente, no necesito alquilarla. Me he desplazado al centro para olvidarme de todos los fantasmas que hay en la casa, mis hijos ya no est\u00E1n, mis nietos ya no vienen a verme. Necesito salir de esos tristes muros. - \u00BFFantasmas? - pregunt\u00F3 Henry, sorprendido. Un nuevo codazo en sus costillas le silenci\u00F3 del todo. Luego Selene le susurr\u00F3: Solo es una forma de hablar. - Lo entiendo - dijo Selene, en voz alta, con una sonrisa compasiva. - Decid\u00ED alquilarla por mantener al servicio, son tiempos dif\u00EDciles y no quiero despedir a nadie. As\u00ED les servir\u00E1n a ustedes. Dijo todo eso tan alto que sin duda la hab\u00EDan escuchado hasta los vecinos de en frente, que estaban a m\u00E1s de cincuenta metros, a sus espaldas. - Lo siento, se\u00F1ora, no tenemos dinero para pagar a ning\u00FAn empleado - intervino Herny, carraspeando. - Oh, pero si no tienen que pagarles. Ya me ocupo yo de eso - dijo la mujer, quit\u00E1ndole importancia. - Pero dej\u00E9monos de pre\u00E1mbulos, pasen y conozcan su nuevo hogar. Me agradan, \u00BFsaben? S\u00E9 que les va a encantar la casa as\u00ED que perm\u00EDtanme que les hable como si ya se fueran a quedar. - Es usted muy amable - dijo Selene, sonriente. La verdad es que a ella le estaba empezando a encantar la idea de vivir all\u00ED. Era un sue\u00F1o hecho realidad. Vivir en un palacio pagando un alquiler normal y corriente y sin pagar impuestos por semejante propiedad. Esa mujer deb\u00EDa pagar mucho, probablemente m\u00E1s de lo que les estaba pidiendo de alquiler. Entraron en el caser\u00F3n y las puertas se abrieron sin emitir un solo chirrido. A pesar de lo vieja que era la casa, todo estaba impecablemente conservado. Eso s\u00ED, los adornos parec\u00EDan del siglo XIX pero todo estaba brillante y reluciente. - Es preciosa - dijo Selene. Henry miraba los cuadros de las paredes asombrado. - Esa soy yo - dijo la mujer, hace cincuenta a\u00F1os, naturalmente. - Vaya, era usted una preciosidad - aleg\u00F3 \u00E9l sin entender el nuevo codazo que le daba su futura mujer. - T\u00FA eres m\u00E1s guapa cari\u00F1o - se disculp\u00F3 \u00E9l. Selene le mir\u00F3 a\u00FAn m\u00E1s enojada y le susurr\u00F3: Nunca digas a una mujer lo guapa que fue. - Lo siento - volvi\u00F3 a disculparse Herny, colorado. - Cari\u00F1o, estamos en una mansi\u00F3n con much\u00EDsima clase. Tenemos que comportarnos con clase para que nos la quieran alquilar, \u00BFentiendes? No me averg\u00FCences m\u00E1s y por favor, no vuelvas a abrir el hocico- sigui\u00F3 sermoneando ella, entre susurros, aprovechando que la mujer se hab\u00EDa adelantado unos metros. - No te preocupes, no abrir\u00E9 la boca - dijo \u00E9l, sumiso. Dicho eso se volvieron a acercar a la anciana, que abri\u00F3 una de las habitaciones de la planta baja. La primera a la izquierda, seg\u00FAn entraron. Al verla se quedaron impresionados y boquiabiertos. - Esta es la biblioteca - dijo la mujer -. Cu\u00E1ntas veces habr\u00E9 visto a mis hijos sentados all\u00ED en ese sof\u00E1, leyendo o jugando con sus hijos\u2026 Cu\u00E1nto dolor\u2026 Lo siento, deben perdonarme, esta casa tiene tantos recuerdos\u2026 - Es natural - dijo Selene. - Sigamos a la siguiente\u2026 - la mujer ni siquiera entr\u00F3 en la biblioteca. La siguiente habitaci\u00F3n estaba justo debajo del ala izquierda de la gran escalera. Por dentro la casa no parec\u00EDa tan grande aunque claro, solo estaban viendo el pasillo. \u00C9ste estaba decorado con cuadros con gruesos marcos de madera dorada. En ellos hab\u00EDa diversos retratos de la familia donde pod\u00EDa leerse el nombre y el a\u00F1o de nacimiento de cada uno de ellos. Hab\u00EDa uno especialmente llamativo con barba espesa blanca que le tapaba casi toda la cara. Sus cejas eran tan pobladas que se juntaban con el cabello canoso. Su mirada ten\u00EDa algo de siniestra, como todos los cuadros. Sin embargo no le dieron m\u00E1s importancia porque toda la casa ten\u00EDa ese aire antiguo siniestro. Entraron en la siguiente estancia y era una preciosa sala de estar con varios sillones y una televisi\u00F3n de plasma en el centro. Alrededor hab\u00EDa numerosos armarios de \u00E9poca llenos de cristaler\u00EDas suntuosas y seguramente caras. - \u00BFPodr\u00EDamos utilizar todo esto? - pregunto Selene, abrumada. - Por supuesto querida, esta es tu casa. Vamos a ver la siguiente. Cuando la mujer sali\u00F3 Henry susurr\u00F3 algo al o\u00EDdo de Selene. - Claro, y si se rompe una copa nos costar\u00E1 un ri\u00F1\u00F3n si queremos reponerla. - C\u00E1llate - respondi\u00F3 ella, sonriendo. Cruzaron por debajo de la escalera y tuvieron ocasi\u00F3n de ver un enorme tapiz que adornaba la pared por un lado, con una escena de venados en un bosque y en la que sujetaba la escalera vieron unas puertas antiguas, como de un armario. Cruzaron hasta la habitaci\u00F3n que daba a la parte de atr\u00E1s de las escaleras y vieron que se trataba de la piscina climatizada. Una piscina perfectamente limpia de m\u00E1s de quince metros de largo y al menos cinco de ancho, con cristalina agua azul cielo y con grandes ventanas que permit\u00EDan el paso de la luz. Ten\u00EDa tumbonas a los lados y junto a las ventanas hab\u00EDa plantas de interior bastante bonitas. El brillo diamantino del agua hizo que la emoci\u00F3n de Henry aumentara el latido de su coraz\u00F3n. Con esa piscina ya no ten\u00EDa ninguna duda, quer\u00EDa la casa y si por cualquier raz\u00F3n al final no se la daban, se llevar\u00EDa un disgusto. Apret\u00F3 con fuerza la mano de Selene y \u00E9sta le devolvi\u00F3 una mirada sonriente, plet\u00F3rica. Nunca la hab\u00EDa visto tan feliz y tan bella, quiso besarla pero no lo consider\u00F3 oportuno con la due\u00F1a tan cerca. - No puedo ver la piscina - dijo la anciana desde la puerta -. Lo siento, veo a mis netos ah\u00ED nadando, chapoteando, saltando al agua, gritando y jugando a la pelota\u2026 y duele demasiado. Sigamos. Salieron por otra puerta y entraron en la siguiente habitaci\u00F3n. Un inmenso comedor con una mesa que lo cruzaba de lado a lado. Hab\u00EDa sillas para todo un equipo de f\u00FAtbol. A los lados hab\u00EDa muebles con diversas fuentes de plata, cristal y blancas de porcelana. Los platos eran tan antiguos como la casa y todos eran blancos con bordes dorados. Las cuberter\u00EDas estaban en cajones, como les mostr\u00F3 la mujer y por su brillo deb\u00EDan ser de oro blanco. - No les faltar\u00E1 de nada. Pueden venir a vivir aqu\u00ED ma\u00F1ana mismo si lo desean. - Yo me quedar\u00EDa ya hoy - susurr\u00F3 Henry, creyendo vivir un sue\u00F1o. - Tenemos que ir a por nuestras cosas - respondi\u00F3 Selene, como si le molestara tener que marcharse de all\u00ED. La mujer sali\u00F3 del comedor y fue a la siguiente sala. - Aqu\u00ED es donde mi marido se pasaba las horas muertas mirando por la ventana, antes de morir - dijo la mujer. Entraron a lo que antes se denominaba sala de hombres. All\u00ED era donde se reun\u00EDan despu\u00E9s de comer. Hab\u00EDa mesitas y diversos sillones de cuero. Se ol\u00EDa el aroma viejo de m\u00FAltiples pipas\u2026 Pipas que estaban en sus estuches de madera, repartidos por toda la habitaci\u00F3n a modo de colecci\u00F3n. Las paredes estaban forradas con tapices y varias l\u00E1mparas daban un aire hogare\u00F1o al recinto. - Muy bonito - dijo Henry, sin saber qu\u00E9 decir. - Siempre les gusta este sitio a los hombres - dijo la due\u00F1a, como en una queja -. Hace a\u00F1os que nadie entra en esa habitaci\u00F3n. Ahora vamos al piso de arriba. Salieron y subieron las escaleras de m\u00E1rmol negro. A pesar de todos los a\u00F1os que ten\u00EDa la casa, cada mil\u00EDmetro cuadrado estaba perfectamente conservado y daba la impresi\u00F3n de que seguir\u00EDa igual aunque pasaran quinientos a\u00F1os m\u00E1s. Arriba vieron un largo pasillo al final de la escalera y a ambos lados varias habitaciones. Todas eran m\u00E1s o menos igual de grandes. Entre una y otra hab\u00EDa un cuarto de ba\u00F1o por lo que todas estaban aisladas de cualquier sonido. Los ba\u00F1os eran m\u00E1s grandes que los de su propia casa y contaron cuatro en total. Cada uno con una ba\u00F1era tan grande como una cama. El lujo era una constante, miraran donde miraran. - Arriba est\u00E1 el desv\u00E1n - dijo la mujer, se\u00F1alando a la escalera del fondo del pasillo -. Les recomiendo que no suban. All\u00ED no entran los del servicio sino para meter cosas viejas y est\u00E1 hecho un desastre. Las escaleras giraban y se perd\u00EDan en la altura sin que pudieran ver la puerta. Ten\u00EDa algunas ventanas con la forma de una \"I\" latina y apenas ten\u00EDa luz. Tampoco vieron bombillas ni l\u00E1mparas en toda la subida. - Siempre es bueno saber que podemos guardar trastos viejos - dijo Henry. - El polvo me da asma as\u00ED que no recuerdo cu\u00E1ndo fue la \u00FAltima vez que sub\u00ED ah\u00ED - replic\u00F3 cortante la se\u00F1ora. - Oh, no quise decir que fu\u00E9ramos\u2026 Selene le dio un codazo de propina. Esta vez no le dijo nada porque \u00E9l mismo sab\u00EDa que hab\u00EDa vuelto a decir algo inadecuado. - As\u00ED que ya est\u00E1, la casa est\u00E1 como nueva. \u00BFLes ha gustado? Bajaron por la escalera hasta situarse en la puerta de entrada. - M\u00E1s que eso se\u00F1ora\u2026 - Selene dud\u00F3 -. Por cierto, \u00BFc\u00F3mo se llamaba? Soy fatal para los nombres. - Gilda - respondi\u00F3 la mujer-. Hermenegilda, en realidad, una broma de mal gusto de mis padres, lo s\u00E9. Pero me gusta Gilda. Aunque mi nombre completo es Hermenegilda Isabel Lafuente. - Mi nombre es Selene y \u00E9l es Henry. Nos ha encantado la casa Gilda, nos la quedamos si es que no tiene en mente a otros inquilinos. - Sois los primeros que ven\u00EDs y me corre prisa alquilarla. Pod\u00E9is venir ma\u00F1ana mismo, si quer\u00E9is. Le dir\u00E9 al mayordomo que os d\u00E9 las llaves. - Es curioso, no hemos visto a ning\u00FAn sirviente - dijo Henry. - As\u00ED es como debe ser. Un sirviente solo debe estar cuando se le necesita, el resto del tiempo debe ser invisible. - Oh, entiendo - dijo Henry. La mujer dio tres palmadas y apareci\u00F3 un mayordomo vestido con smoking por la puerta del comedor. - Entr\u00E9gales las llaves, Carl. Se quedan. - Bienvenidos - dijo el hombre, un cincuent\u00F3n delgado y con rostro serio y estirado. Era el t\u00EDpico mayordomo ingl\u00E9s de las pel\u00EDculas de terror. Sac\u00F3 una llave de su bolsillo y se la entreg\u00F3. Era un trozo de hierro del tama\u00F1o de un dedo de una mano que pesaba casi un kilo, a juzgar por el chico. Henry la cogi\u00F3 y no supo muy bien d\u00F3nde meterla. Finalmente us\u00F3 un bolsillo interior de su chaqueta. - Pasen por aqu\u00ED a firmar el contrato - dijo Gilda, con cierto tono de prisa. - \u00BFFirmar?, \u00BFya? - replic\u00F3 Henry. - \u00BFNo querr\u00E1n venir sin un contrato?, tendr\u00EDa que llamar a la polic\u00EDa - reneg\u00F3 Gilda de nuevo. - A esta mujer no le caigo bien - sise\u00F3 Henry al o\u00EDdo de Selene. - Por suerte yo s\u00ED - dijo ella gui\u00F1\u00E1ndole el ojo -. Ya sabes, cierra la boquita. Est\u00E1s m\u00E1s guapo. A veces pienso que mudito te querr\u00EDa m\u00E1s. - Pero yo no he dicho nada\u2026 - C\u00E1llate - ella presion\u00F3 con su dedo \u00EDndice en los labios de Henry y \u00E9l no continu\u00F3 hablando. Siguieron a la mujer a la biblioteca y leyeron el contrato detenidamente. - Oh, veo que nos dejar\u00EDan tener perro - dijo ella. - Solo si no pesa m\u00E1s de diez kilos - replic\u00F3 Gilda -. Y los cachorros al jard\u00EDn. - Que bien, cari\u00F1o, podemos tener un perrito. Lo vamos a necesitar para que esto no parezca tan vac\u00EDo. Henry asinti\u00F3 sin decir nada. Ver esa pluma tan cerca del contrato le pon\u00EDa nervioso. Quer\u00EDa firmarlo desesperadamente, mudarse con todas sus cosas al d\u00EDa siguiente y estrenar esa preciosa piscinita de agua templada y cristalina parec\u00EDa un sue\u00F1o. Los dedos de Selene se posaron en la estilogr\u00E1fica y la desliz\u00F3 suavemente sobre el papel dibujando su nombre en el espacio de las firmas. Luego cogi\u00F3 la pluma y firm\u00F3 \u00E9l. Al hacerlo sinti\u00F3 que hab\u00EDa cumplido un sue\u00F1o, pero uno sue\u00F1o tan ambicioso que nunca en realidad lo hab\u00EDa llegado a tener. Era como tenerlo y vivirlo al mismo tiempo. - Est\u00E1n en su casa - sentenci\u00F3 Gilda -. Si Dios quiere, nos veremos el a\u00F1o que viene para renovar el contrato. Aqu\u00ED tienen la cuenta a la que deben hacer el ingreso mensual. No se olviden de abonar la fianza, de un mes, antes del fin del mes en el que estamos. Sino tendr\u00E9 que decirles a mis abogados que traigan al hombre del frac. Ha sido un placer conocerles. Les entreg\u00F3 una hoja con todos los datos bancarios y Selene asinti\u00F3, emocionada. - Igualmente, hasta el a\u00F1o que viene, entonces - dijo Selene. Cuando salieron de la casa y se metieron en su coche ambos se quedaron mirando la fachada durante un instante antes de soltar un largo suspiro. Henry arranc\u00F3 y cuando puso la mano sobre la palanca de las marchas sinti\u00F3 el suave roce de la mano de Selene sobre la suya. La mir\u00F3 y la vio sonriente, con su largo pelo negro cubriendo una parte de su cara pero tan radiante que pens\u00F3 que nunca la hab\u00EDa visto tan bella. - Te har\u00EDa el amor aqu\u00ED mismo - dijo ella. - Eso no tienes ni que ped\u00EDrmelo - replic\u00F3 \u00E9l. Se quedaron mirando unos instantes hasta que vieron alejarse el coche de la se\u00F1ora. Una vez se sintieron seguros de cualquiera que pudiera verlos echaron el asiento de ella hacia atr\u00E1s y se abrazaron llen\u00E1ndose de besos y sudando por todos sus poros una pasi\u00F3n desbordada. La felicidad se materializ\u00F3 en un acto de amor lleno de pasi\u00F3n desesperada. Invitaron a los padres de Selene a conocer la casa, de paso que les ayudaban a llevar las cajas. No ten\u00EDan mucho que mover pero, entre ropa, objetos personales y alg\u00FAn aparato que hab\u00EDan comprado juntos, llenaron hasta los topes la camioneta alquilada para el traslado. - Hija, es impresionante - dijo la madre -. Hasta podr\u00EDamos venir a vivir aqu\u00ED y vender nuestra casa. Henry carraspeo sonoramente y Selene le mir\u00F3 con preocupaci\u00F3n. - Mama, por favor, necesitamos vivir solos, intimidad y todo eso que no hemos tenido por estar con vosotros. - Ya lo s\u00E9, hija, era broma. Aunque dijo eso, era obvio por la expresi\u00F3n de su cara que estaba bromeando, pero no tanto. El padre miraba cada detalle de la mansi\u00F3n ensimismado y sin decir nada. Despu\u00E9s de meter todas las cajas en la mansi\u00F3n comieron en el gran comedor y ante el asombro de todos, la comida estaba servida aunque no vieron a ning\u00FAn sirviente. De alg\u00FAn modo hab\u00EDan visto cu\u00E1ntos eran y le hab\u00EDan puesto plato a cada uno de ellos. - Parece que somos miembros de la realeza - dijo la madre -. Y el cocinero tiene un gusto exquisito. - Me pregunto cu\u00E1nto os cobrar\u00E1n cuando pasen la factura de la comida y los sueldos del cocinero. - Pap\u00E1, eso va a cuenta de la due\u00F1a - replic\u00F3 Selene. - S\u00ED, claro, la due\u00F1a os paga la comida a diario. Eso no te lo crees ni t\u00FA - replic\u00F3 el padre. - Supongo que tiene raz\u00F3n tu padre, imagino que tendremos que llenar la nevera de vez en cuando. - Bueno, supongo... pero no s\u00E9 donde est\u00E1 la nevera- replic\u00F3 ella. - Todo esto me huele a broma de mal gusto. Seguro que hay una c\u00E1mara oculta vigilando vuestras reacciones. No puede ser que una casa tan magn\u00EDfica, que se podr\u00EDa alquilar por no menos de cuatro mil libras, sea vuestra por 600. - Son 500 libras, pap\u00E1 - Rectific\u00F3 Selene. - \u00BFQuinientas? Esto es una estafa te lo digo yo. Ni los pisos donde vivimos los alquilan por tan poco dinero. Hija, no firmes nada de lo que puedas arrepentirte. - El contrato ya est\u00E1 firmado y no hay nada que temer. El padre sigui\u00F3 discutiendo sobre la veracidad de aquel alquiler hasta que se terminaron la comida. Cuando comieron el postre la madre de Selene comenz\u00F3 a recoger los platos. Fue hacia la cocina y llam\u00F3 delicadamente con los nudillos. No obtuvo la menor respuesta. Trat\u00F3 de abrir la puerta pero estaba cerrada con llave. - Qu\u00E9 raro, \u00BFse habr\u00E1n marchado? - Tendr\u00E1n que comer, mam\u00E1 - dijo Selene, aburrida -. D\u00E9jalo, lo recoger\u00E1n cuando nos marchemos de aqu\u00ED, su trabajo consiste en que no les veamos hacer su trabajo y son muy eficaces en ello. - Denigrante - protest\u00F3 el padre-. Incre\u00EDble que por quinientas cochinas libras tengan estos lujos. Os acostumbrar\u00E9is a no cocinar y esto no durar\u00E1 para siempre. Al final os arrepentir\u00E9is, no es natural y esto no es independizarse. Es como estar con nosotros pero sin nosotros. Henry se mordi\u00F3 la lengua aunque le hubiera encantado decirle que hubiera preferido cocinar y limpiar \u00E9l antes que seguir bajo su mismo tiempo. - \u00BFEs que solo sabes ver problemas a todo? - protest\u00F3 Selene. - Lo siento hija, no me f\u00EDo de estas cosas. - Ya lo has repetido doscientas veces - le rega\u00F1o su esposa. Despu\u00E9s de aquella comida los padres de Selene se despidieron y se marcharon en su coche. Henry y Selene fueron a devolver la camioneta a la agencia de alquiler y regresaron juntos en el coche. La oscuridad no favorec\u00EDa a la mansi\u00F3n que con solo verla daban escalofr\u00EDos. Al no conocer la casa, cuando abrieron la puerta necesitaron usar sus tel\u00E9fonos m\u00F3viles para tener luz suficiente hasta que encontraron el interruptor. No se separaron ni un segundo porque Selene estaba aterrada con tan opresiva oscuridad. Al encenderse las dos luces del pasillo no se diluy\u00F3 el ambiente t\u00E9trico en absoluto. Al contrario, iluminaba \u00FAnicamente las paredes con bombillas amarillentas que provocaban sombras fantasmag\u00F3ricas con las columnas. - Parece una de esas mansiones de pel\u00EDculas de terror - dijo Selene. - Es la misma casa incre\u00EDble que vimos esta ma\u00F1ana - la tranquiliz\u00F3 Henry. - Que p\u00EDcara la vieja\u2026 Por eso quiso quedar a medio d\u00EDa y no por la tarde noche, despu\u00E9s de nuestros trabajos. Si la veo as\u00ED de oscura no la alquilo ni borracha. - Mujer, es cuesti\u00F3n de a\u00F1adir nuevas luces que alumbren todo. Esta iluminaci\u00F3n debe tener m\u00E1s de cuarenta a\u00F1os desde que se instal\u00F3. - Y no lo hicieron muy bien, que digamos - dijo ella. Subieron por las escaleras a ver la planta de arriba y al encender la luz del pasillo de arriba Selene dio un brinco del susto. Justo al lado del interruptor hab\u00EDa una armadura de acero que parec\u00EDa una persona. - \u00BFEsto estaba antes aqu\u00ED? - pregunt\u00F3, alterada. - Seguramente - respondi\u00F3 Henry -, no me acuerdo. Tranquil\u00EDzate, ya iluminaremos esto a nuestro gusto. - Y yo que ven\u00EDa pensando en darme un ba\u00F1o en la piscina de abajo antes de dormir\u2026 pero ni sue\u00F1es que pasear\u00E9 por la casa y menos desnuda, como estabas imaginando. Imag\u00EDnate, los empleados viven aqu\u00ED y no dan se\u00F1ales de vida. \u00BFPodr\u00EDan estar espi\u00E1ndonos? \u00BFC\u00F3mo sabemos que no nos ven? Esos t\u00EDos sab\u00EDan cu\u00E1ntos \u00E9ramos cuando pusieron la mesa. - Te est\u00E1s volviendo una paranoica. Tranquil\u00EDzate, mujer. Es solo tu miedo cr\u00F3nico a la oscuridad, ma\u00F1ana lo veras todo de otro modo. - \u00BFPor qu\u00E9 no hicimos caso a mi padre? No deb\u00ED firmar tan r\u00E1pido - se rega\u00F1\u00F3 a s\u00ED misma ella. Henry sacudi\u00F3 la cabeza desesperado. Era in\u00FAtil tratar de tranquilizarla. - Te propongo algo\u2026 Vamos a la camita, nos desnudamos y nos escondemos en esas s\u00E1banas de seda y hacemos el amor toda la noche. Ma\u00F1ana mismo llamar\u00E9 al electricista para que venga a ponernos una iluminaci\u00F3n propia de nuestro siglo, \u00BFte parece? - Est\u00E1 bien, pero no sue\u00F1es que me alejar\u00E9 de ti ni cuando vayas al ba\u00F1o. - No te voy a discutir eso. No pienso perderte de vista. Atravesaron el pasillo, Selene abrazada con fuerza el brazo de Henry y entraron en la primera habitaci\u00F3n de la izquierda. Seg\u00FAn abrieron la puerta vieron la silueta de una mujer recortada en la luz que entraba por la ventana. Selene chill\u00F3 con todas sus fuerzas y Henry encendi\u00F3 la luz lo m\u00E1s r\u00E1pido que pudo. Teniendo en cuenta que no sab\u00EDa d\u00F3nde estaba el interruptor el grito de Selene fue tan largo que le dej\u00F3 medio sordo. Cuando al fin hubo luz de una triste bombilla situada encima del escritorio, vieron que se trataba de un maniqu\u00ED que se usaba para colgar la ropa sin que se arrugara. Selene estaba tan nerviosa que no pod\u00EDa dejar de temblar. - Tienes que calmarte - dijo Henry, con paciencia infinita -. No hay nada que temer, es la misma casa incre\u00EDble que vimos esta ma\u00F1ana. - Te juro que la vi moverse - dijo ella, aterrada. - Pues ser\u00EDa el viento - replic\u00F3 \u00E9l, quit\u00E1ndole impotencia. - Cari\u00F1o, no quiero vivir aqu\u00ED\u2026 Siento que esta casa est\u00E1 llena de malas vibraciones. - No digas tonter\u00EDas, en cuanto haya luz suficiente dejar\u00E1s de decir esas cosas. - \u00BFMe dejar\u00EDas dormir con todas las luces encendidas? - Pues claro que no, eso es una locura. \u00BFSabes el gasto que puede tener esta casa? - No podr\u00E9 dormir con la luz apagada - dijo ella, casta\u00F1eando los dientes. - S\u00ED podr\u00E1s. Yo estar\u00E9 contigo y ma\u00F1ana te reir\u00E1s conmigo por este ataque de p\u00E1nico que te ha entrado. Se desvistieron y se metieron en la cama. Estaban agotados por tener que empaquetar sus cosas tan deprisa y luego el traslado de su casa a la camioneta y de la camioneta al hall de entrada de la mansi\u00F3n. Ni se les pas\u00F3 por la cabeza bajar a colocar nada, ni siquiera para sacar sus pijamas. Se acurrucaron en sus camas, abrazados y tratando de dormir. Sin embargo, al poco rato Henry se tuvo que soltar del abrazo de Selene y le dijo que necesitaba ir al ba\u00F1o. Selene no le solt\u00F3 ni un instante y le sigui\u00F3. Entraron en el ba\u00F1o y se cepillaron los dientes y todas esas cosas cotidianas que son necesarias antes de dormir. Al salir al pasillo escucharon pasos en el piso de abajo. Selene apret\u00F3 con fuerza el brazo de Henry, que ya empezaba a acostumbrarse a cargar con ella por todas partes. - \u00BFQu\u00E9 pasa? Seguro que son los del servicio. - \u00BFY c\u00F3mo sabemos que no son ladrones? Podr\u00EDan entrar y llevarse nuestras cosas. - \u00BFQuieres que baje a ver? - pregunt\u00F3 \u00E9l. - Ni se te ocurra, al menos sin m\u00ED. - Bajaremos los dos. - \u00BFTienes miedo de bajar solo? - acus\u00F3 ella, medio en broma -. Admite que est\u00E1s tan asustado como yo. - No - replic\u00F3 \u00E9l -. No tengo miedo, pero \u00BFte quedar\u00EDas t\u00FA sola aqu\u00ED? - No. - Entonces vamos. Quiero acostarme pronto que hay que madrugar para llegar a trabajar. Bajaron por la escalera y encontraron que la planta baja volv\u00EDa a estar a oscuras. - Alguien ha apagado la luz - dijo ella. - El servicio, como siempre, tan eficiente - contest\u00F3 \u00E9l, dando por zanjado el misterio. Volvieron a su cuarto y se metieron en la cama. Esta vez se quedaron dormidos casi al instante hasta que el resplandor del Sol entr\u00F3 por la ventana y les despert\u00F3. Un nuevo d\u00EDa les daba los buenos d\u00EDas y con \u00E9l todas las sombras y miedos escondidos en las esquinas desaparecieron por completo. Se cambiaron r\u00E1pido, se asearon, se ducharon, cada uno en su ba\u00F1o y cuando bajaron al comedor se encontraron la comida puntualmente preparada para desayunar: Huevos revueltos con bac\u00F3n, tostadas, zumo de naranja, caf\u00E9 con leche y una bandeja repleta de panes de leche reci\u00E9n salidos del horno. - Umm\u2026 esto es vida - dijo Henry, relami\u00E9ndose. - Si desayunamos todo esto terminaremos tan gordos que no subiremos las escaleras ni con gr\u00FAa - dijo Selene. - Come lo que te apetezca, los sirvientes comer\u00E1n el resto. Desayunaron hasta hartarse y se fueron al coche, listos para trabajar. Henry llam\u00F3 a un electricista que conoc\u00EDa de toda la vida y le pidi\u00F3 que por favor le hiciera un presupuesto por iluminar una casa. \u00C9ste le dijo que estar\u00EDa esa misma tarde en la casa para evaluar lo que les podr\u00EDa costar. Henry le pidi\u00F3 que llevara alg\u00FAn material provisional ya que no quer\u00EDan pasar tanto miedo por la noche y el electricista le dijo que llevar\u00EDa un par de focos. Henry le pidi\u00F3 que por favor llevara al menos diez. La noche lleg\u00F3 y el electricista no apareci\u00F3. Henry se impacient\u00F3 a las nueve y le llam\u00F3 pero no cogi\u00F3 el tel\u00E9fono. Cenaron, como la noche anterior, iluminados tan solo por un viejo candelabro con siete velas que iluminaban a duras penas la mesa con la comida y con poca intensidad las paredes y cuadros fantasmag\u00F3ricos del comedor. A\u00FAn entraba algo de luz por las ventanas as\u00ED que no encendieron nada. Selene juraba que todos esos retratos no le quitaban los ojos de encima pero no dijo nada. No quer\u00EDa discutir con Henry. Se hizo de noche mientras cenaban y cuando terminaron \u00E9l quiso dar la luz para volver a su habitaci\u00F3n. La luz del candelabro se estaba volviendo macabra. El peor de los temores de ambos se confirm\u00F3. - No hay luz - dijo Henry. - Oh, mierda\u2026 qu\u00E9 d\u00EDa es hoy - dijo Selene. - D\u00EDa 1, \u00BFllamaste a la compa\u00F1\u00EDa el\u00E9ctrica para cambiar el contrato? - pregunt\u00F3 \u00E9l. -No, lo olvid\u00E9, estuve muy liada en la oficina. - No fastidies - reneg\u00F3. - Lo siento\u2026 - \u00BFTenemos que pasar una noche aqu\u00ED sin luz? Hoy no necesitamos tele porque vamos a vivir una pel\u00EDcula de terror - barbot\u00F3 Henry. - No digas eso, vamos a dormir y ya est\u00E1. No hay que dramatizar - se defendi\u00F3 ella. - Solo digo que si hubiera sido yo quien se olvida de\u2026 - Ay, c\u00E1llate, pesado. \u00BFMe lo vas a recordar toda la vida? - Pero\u2026 - Vamos a dormir y d\u00E9jalo, ma\u00F1ana llamo sin falta - le cort\u00F3 Selene, enojada. Cuando subieron a su cuarto escucharon un sonido nuevo. Era un piano, sonando con fuerza en alguna habitaci\u00F3n de la mansi\u00F3n. Selene se abraz\u00F3 con tanta fuerza al brazo de Henry que le cort\u00F3 la circulaci\u00F3n. - \u00BFHay un piano aqu\u00ED? - pregunt\u00F3 ella -. \u00BFQui\u00E9n lo est\u00E1 tocando? - Mujer, se oye abajo, quiz\u00E1s sea la radio. - \u00BFLa radio? Ah, claro una a pilas\u2026 - Ser\u00E1n los empleados. Ya sabes que no les gusta que les veamos. - Si son ellos vete y diles que dejen de tocar. Henry la mir\u00F3 con el ce\u00F1o fruncido. - \u00BFQuieres que te deje sola con el miedo que tienes? - Puede que tenga miedo, pero me da m\u00E1s miedo bajar otra vez ah\u00ED abajo. - \u00BFSegura? - Vete. - Est\u00E1 bien, mujer, no me empujes\u2026 Espera, no puedes llevarte t\u00FA el candelabro. - Enciende tu m\u00F3vil, \u00BFno lo usas cuando vas al ba\u00F1o? Eso da luz. - Ah Genial. Henry se llev\u00F3 la mano al bolsillo y lo sac\u00F3 -. Si oyes un ruido raro no llames a los cazafantasmas, seguro que me he ca\u00EDdo por las escaleras, nada m\u00E1s. Si no vuelvo, llama a urgencias, me habr\u00E9 atravesado con alguna espada de esas viejas armaduras del pasillo. - Procura no caerte, te espero en la habitaci\u00F3n. Selene no le ri\u00F3 ninguna de sus bromas y se qued\u00F3 el candelabro de siete velas. Henry se alej\u00F3 refunfu\u00F1ando mientras escuchaba el portazo de su cuarto. Aunque aparentemente no ten\u00EDa ning\u00FAn miedo, lo cierto es que cuando perdi\u00F3 de vista a Selene en la habitaci\u00F3n la luz de su m\u00F3vil se le antoj\u00F3 insuficiente. Entr\u00F3 en la configuraci\u00F3n del tel\u00E9fono y le puso al m\u00E1ximo brillo. - Bueno, al menos veo el suelo - se dijo, susurrando. Camin\u00F3 hacia las escaleras y las siluetas amenazantes de las armaduras le flanqueaban el paso. No quiso mirarlas, estaba convencido de que los fantasmas no son m\u00E1s que nuestros miedos liberados. Mirar fijamente una cosa buscando fantasmas terminar\u00EDa cre\u00E1ndolos. Ignor\u00F3 todas las sombras que se encontraba, asum\u00EDa que eran sillas, muebles y cuadros. No pretend\u00EDa hacer mucho m\u00E1s que bajar, llamar la atenci\u00F3n al empleado que estuviera tocando el piano y subir. Acostarse y al d\u00EDa siguiente poner en su sitio al cerdo electricista que le hab\u00EDa dejado tirado a \u00FAltima hora y cruzar los dedos para que Selene se acordara de llamar a la compa\u00F1\u00EDa. Lleg\u00F3 a las escaleras y agradeci\u00F3 que su mirada se acostumbrara m\u00E1s a la oscuridad ya que pod\u00EDa ver m\u00E1s all\u00E1 del segundo escal\u00F3n. Una sombra se movi\u00F3 justo ante la ventana derecha de la puerta. Henry levant\u00F3 la mirada instintivamente y no vio nada. El recibidor estaba completamente a oscuras, era imposible ver nada. Sin embargo estaba seguro, algo hab\u00EDa cruzado frente a la ventana a mucha velocidad y no hab\u00EDa hecho el menor ruido. Henry se hab\u00EDa quedado petrificado en el cuarto escal\u00F3n. Sigui\u00F3 mirando fijamente la ventana por si ve\u00EDa la forma de quien hab\u00EDa pasado y estir\u00F3 el brazo con el Mobil apuntando hacia all\u00E1. No alumbraba nada, como era de esperar. - \u00BFQui\u00E9n est\u00E1 ah\u00ED? - pregunt\u00F3-. No pasa nada, si es un empleado a m\u00ED no me importa que se deje ver. Estamos bajo el mismo techo. Sus palabras resonaron en la estancia con fr\u00EDos ecos. Nada ni nadie se movi\u00F3 en la densa oscuridad. - Podemos ser amigos - a\u00F1adi\u00F3 Henry, con tono amistoso. Sin embargo la voz le temblaba. Estaba aterrado. - Est\u00E1 bien\u2026 - sus pies siguieron bajando las escaleras y antes de llegar a la mitad pudo apreciar mejor la m\u00FAsica que estaba sonando en el piano. Era una melod\u00EDa que alguien practicaba y siempre se cortaba en la misma parte, aleatoriamente se paraba un poco antes y un poco despu\u00E9s, pero luego empezaba de nuevo. Estaba claro que no era una radio. Alguien tocaba el piano y lo hac\u00EDa francamente mal. La m\u00FAsica le sonaba, pod\u00EDa ser de Beethoven o Mozart, nunca hab\u00EDa sido aficionado a escuchar la m\u00FAsica cl\u00E1sica, no le gustaba mucho. Aunque esa canci\u00F3n que estaban tocando era especialmente horrible, sonaba como un miserere y pon\u00EDa los pelos de punta. Adem\u00E1s se repet\u00EDa una y otra vez, fallando siempre en la misma parte. \u00BFEs que no pod\u00EDa pasar de ah\u00ED? \u00BFPor qu\u00E9 no practicaba fragmentos distintos? Quien quiera que fuese era incansable y le estaba desquiciando. Baj\u00F3 hasta el recibidor, con el m\u00F3vil en alto, y escuch\u00F3 atentamente para saber de d\u00F3nde ven\u00EDa la m\u00FAsica. Se hab\u00EDa olvidado por completo de la sombra cuando algo le toc\u00F3 la pierna. - Ahh - grit\u00F3, aterrado. Salt\u00F3 y subi\u00F3 al segundo escal\u00F3n apuntando con la escasa luz de su m\u00F3vil hacia el suelo. No vio nada pero estaba seguro de que una cosa le hab\u00EDa tocado el tobillo. No pod\u00EDa ser una rata ya que era m\u00E1s alto. Era una mano, estaba totalmente seguro, pero, \u00BFd\u00F3nde estaba la mano? - Maldita sea, si es una broma no tiene gracia - grit\u00F3, hist\u00E9rico -. \u00BFQui\u00E9n est\u00E1 ah\u00ED? Salga ahora mismo o llamo a la polic\u00EDa. El piano fue el \u00FAnico sonido que le respondi\u00F3. Cuando decidi\u00F3 que no hab\u00EDa peligro en el suelo, volvi\u00F3 a bajar y fue corriendo hasta la puerta del comedor. La m\u00FAsica ven\u00EDa de por all\u00ED. Entonces se detuvo. No, no era del comedor, proven\u00EDa de debajo de la escalera. Se acerc\u00F3 a la puerta que daba a la piscina y se dio cuenta de que ven\u00EDa de all\u00ED. - \u00BFHay un piano en la piscina? - susurr\u00F3. Agarr\u00F3 el pomo de la puerta y respir\u00F3 profundamente. Lo que menos le apetec\u00EDa era entrar en una sala tan grande, en la m\u00E1s absoluta oscuridad, solamente ilumin\u00E1ndose con un m\u00F3vil. Luego pens\u00F3 que el que tocaba el piano deb\u00EDa tener alg\u00FAn tipo de luz. Abri\u00F3 la puerta y \u00E9sta chirri\u00F3 poni\u00E9ndole los pelos de punta. Ninguna puerta de esa casa chirriaba y justo cuando menos ruido quer\u00EDa hacer, esa chirri\u00F3. Como supon\u00EDa, no vio m\u00E1s que alg\u00FAn reflejo en la cristalera del fondo. El m\u00F3vil a duras penas le iluminaba el suelo que pisaba. - \u00BFHay alguien? - pregunt\u00F3 Henry. Al entrar en la sala de la piscina distingui\u00F3 un candelabro con dos velas. Dio gracias a Dios y las encendi\u00F3 con el mechero. La luz no le reconfort\u00F3 demasiado porque segu\u00EDa escuch\u00E1ndose el piano a lo lejos. Sonaba como si alguien tocara en el centro de aquella sala. - No puede ser, en el centro est\u00E1 la piscina\u2026 y no hay luz. \u00BFC\u00F3mo demonios est\u00E1n tocando? Debe haber una sala\u2026 Al resonar su propia voz haciendo fr\u00EDos ecos, el piano se silenci\u00F3 de golpe y dej\u00F3 de sonar. - \u00BFOiga? No pretendo hacerle da\u00F1o, solo quiero que deje de tocar para que podamos dormir. Estaba seguro de que quien fuera le estaba escuchando. Se acerc\u00F3 al centro de la piscina y busc\u00F3 el piano por ah\u00ED. Sin embargo no hab\u00EDa nada, solo un par de tumbonas, unas mesillas y unas estanter\u00EDas con adornos in\u00FAtiles. Rode\u00F3 la piscina y no encontr\u00F3 ning\u00FAn piano, ni puerta ni nada m\u00E1s que le llamara la atenci\u00F3n. Entonces mir\u00F3 la piscina y vio el agua negra reflejando la luz de las velas. Pens\u00F3 en que cuando vio esa piscina hab\u00EDa deseado ba\u00F1arse todas las noches, nadar al acostarse y al levantarse, pero esa agua parec\u00EDa petr\u00F3leo con la total ausencia de luz. Parec\u00EDa que saldr\u00EDa de all\u00ED un pulpo o un monstruo marino as\u00ED que se alej\u00F3. - \u00A1Qu\u00E9 raro, aqu\u00ED no hay ning\u00FAn piano! Dicho eso la m\u00FAsica volvi\u00F3 de repente. Se escuchaba justo delante de \u00E9l, a escasos dos metros. - Es imposible - susurr\u00F3 -. He pasado por ese lado y no hay piano. Acerc\u00F3 el candelabro al agua y pudo distinguir casi toda la superficie. All\u00ED no estaba el piano. Entonces mir\u00F3 hacia el agua y vio que en el fondo hab\u00EDa un bulto oscuro que reflejaba la luz de sus velas de forma distinta. Se agach\u00F3 sobre el borde de la piscina y aguz\u00F3 la vista. Lo que vio le dej\u00F3 fr\u00EDo. En el fondo hab\u00EDa un piano y sentada frente a \u00E9l hab\u00EDa una ni\u00F1a de vestido negro toc\u00E1ndolo. - No puede ser\u2026 - dijo, at\u00F3nito-. Esto es demasiado\u2026 Aterrado corri\u00F3 hacia la puerta y la abri\u00F3 con prisa. Se llev\u00F3 un susto may\u00FAsculo al ver una armadura justo al salir, a un lado de la puerta. Corr\u00EDa escaleras arriba cuando escuch\u00F3 el grito de Selene. Subi\u00F3 corriendo las escaleras tropezando en algunos escalones y subiendo a trompicones. Lleg\u00F3 a su habitaci\u00F3n y abri\u00F3 la puerta de golpe. Selene se despert\u00F3 asustada con el ruido. - \u00BFQu\u00E9 ocurre? - exclam\u00F3 Henry alterado y con la mirada de un loco. - \u00BFQu\u00E9 te pasa a ti? - pregunt\u00F3 ella -. Menudo susto me has dado. - T\u00FA has gritado. - Estaba dormida hasta que abriste la puerta como un demente. - Pues si no gritaste t\u00FA\u2026 - Henry no quiso continuar -. Quiz\u00E1s tuviste una pesadilla y gritaste en ella. - Te digo que yo no he gritado. - Est\u00E1 bien, cari\u00F1o, creo que vamos a dormir y no vamos a salir de nuestro cuarto hasta ma\u00F1ana. - \u00BFQui\u00E9n tocaba el piano? - pregunt\u00F3 Selene, m\u00E1s tranquila. - Ehmm\u2026 - Henry no sab\u00EDa c\u00F3mo explicarle lo sucedido -. \u00BFQu\u00E9 piano? - El que est\u00E1 sonando todav\u00EDa. \u00BFNo lo has encontrado? - Ver\u00E1s, cari\u00F1o\u2026 ese piano\u2026 est\u00E1 en la piscina. - Y no te atreviste a entrar. - S\u00ED me atrev\u00ED, y el piano est\u00E1 en la piscina. Henry hizo \u00E9nfasis en los art\u00EDculos utilizados pero Selene segu\u00EDa mir\u00E1ndole enojada. - \u00BFY? No pudiste entrar. - Selene, el piano est\u00E1 en el fondo de la piscina. Y est\u00E1 sonando desde ah\u00ED. - Muy gracioso. - Te lo juro. - T\u00FA lo que quieres es que vaya contigo. - Al contrario, quiero meterme en la cama y olvidarme de esta pesadilla. Ma\u00F1ana sin falta llamamos a la compa\u00F1\u00EDa el\u00E9ctrica para que nos den la luz. Henry se quit\u00F3 la bata y se meti\u00F3 en la cama. Despu\u00E9s de acomodarse \u00E9l y acomodar la almohada se tap\u00F3 hasta las orejas con el edred\u00F3n n\u00F3rdico y dijo: - Hasta ma\u00F1ana, cari\u00F1o. Selene se qued\u00F3 mir\u00E1ndolo durante unos segundos. La luz del candelabro que hab\u00EDa tra\u00EDdo segu\u00EDa encendida y estaba sobre la mesita de noche del lado de Henry. - Amor - susurr\u00F3 ella. - \u00BFQu\u00E9 quieres? Duerme - orden\u00F3 Henry. - \u00BFNo piensas apagar tu candelabro? - Oh, claro. Se incorpor\u00F3 y sopl\u00F3 las dos velas. Luego se volvi\u00F3 a acurrucar en la cama y se volvi\u00F3 a quedar inm\u00F3vil. - No hablabas en serio - supuso ella. - Tengo pinta de estar ri\u00E9ndome - respondi\u00F3 \u00E9l de mal humor. - \u00BFQu\u00E9 ha pasado ah\u00ED abajo? - Ya te lo he dicho. - Est\u00E1s demasiado raro para que sea todo lo que has visto. - \u00BFQu\u00E9 quieres que te diga? He visto una cosa pasar junto a la ventana, luego algo me toc\u00F3 el tobillo. Pero no s\u00E9 lo que era. Luego fui a la piscina y vi a una ni\u00F1a vestida de negro tocando el piano en el fondo\u2026 y t\u00FA no me crees, \u00BFqu\u00E9 quieres que te cuente? Oh, cari\u00F1o no he visto nada. Porque si es eso lo que quieres, ya est\u00E1 dicho. \u00BFEst\u00E1s m\u00E1s tranquila? - Est\u00E1s cansado, solo has cre\u00EDdo ver esas cosas. - S\u00ED, debe ser eso - replic\u00F3 \u00E9l, abruptamente. - \u00BFVamos a ver lo que hay abajo juntos? - Ni hablar, yo no salgo de esta cama hasta ma\u00F1ana. - \u00BFVas a dejar que vaya sola? - No, t\u00FA no te mueves de ah\u00ED. - Pero Henry, no puedo dormir sabiendo lo que me has dicho. \u00BFY si hay alguien en casa? - Que se largue, que se lo lleve todo. - Podr\u00EDa venir y matarnos mientras dormimos, no puedo dormir as\u00ED. Henry solt\u00F3 un suspiro de impotencia. Se incorpor\u00F3 y solt\u00F3 otro largo suspiro. - \u00BFY crees que esa persona tan mala que piensa matarnos mientras dormimos va a dejarse intimidar por nosotros si vamos a su encuentro? - Somos m\u00E1s y estamos despiertos, lo tendr\u00E1 m\u00E1s dif\u00EDcil. - \u00BFY si son varios? - protest\u00F3 Henry. - Al menos estaremos despiertos. No puedo dormir con esa incertidumbre. - Cerraremos la puerta con cerrojo, as\u00ED no entran y se llevan todos esos horribles muebles, armaduras y cuadros que me ponen los pelos de punta. No voy a echar de menos nada. Henry se levant\u00F3 y fue hacia la puerta. Corri\u00F3 el cerrojo y volvi\u00F3 a la cama. - Pareces un ni\u00F1o peque\u00F1o - protest\u00F3 ella -. Tenemos\u2026 - Hazme caso por una vez, Selene. Intenta dormir y si no puedes, ponte a leer, haz yoga, t\u00F3cate, o haz lo que te de la gana pero no salgas. - Eres un guarro. - Soy inteligente. Sea lo que sea lo que esconde esta mansi\u00F3n, no nos quiere aqu\u00ED. Mejor ser\u00E1 que simplemente no molestemos a los inquilinos nocturnos. Cuando una relaci\u00F3n no funciona solo sirve la estrategia de respetar los espacios vitales. El nuestro es esta habitaci\u00F3n el suyo es toda la casa. - \u00BFQu\u00E9 tonter\u00EDa es esa? - protest\u00F3 ella. - Lo que oyes. - \u00BFCrees que son fantasmas? - pregunt\u00F3 Selene, al fin. - No, porque creer supone un acto de fe. Algo que puedes elegir creer o no. Puedo creer en que Dios existe o que no existe, puedo creer que tu abuela me tuvo cari\u00F1o aunque siempre me trat\u00F3 como una sombra tuya, puedo creer cosas que no tengo pruebas, pero lo que he visto es un hecho. No s\u00E9 si hay fantasmas por ah\u00ED, pero s\u00ED que hay una ni\u00F1a vestida de negro tocando el piano en el fondo de la piscina. Eso es un hecho. \u00BFEs una sirena? No lo s\u00E9, ni me importa, no quiero hacerme amigo de una ni\u00F1a que toca el piano a esas horas debajo del agua, no es una de las metas de mi vida as\u00ED que me da igual, que toque, tiene que aprender, as\u00ED que mejor no la interrumpimos. - Quiero verla. - No, no quieres. - Henry la mir\u00F3 suplicante. - Tengo que verla, nunca he visto un fantasma. Debe ser alucinante. Henry se sent\u00F3 a su lado en la cama. - Es incre\u00EDble- dijo, ri\u00E9ndose -. En serio, no puedo creer lo que oigo. - \u00BFQu\u00E9? - replic\u00F3 ella, seria. - Pues que nunca quieres ver pel\u00EDculas de miedo porque te dan pesadillas. Nunca quieres ir al cine o meterte en las casas de terror de los parques de atracciones. \u00BFPor qu\u00E9 s\u00ED quieres ver a un fantasma de verdad? - Por eso mismo, porque es de verdad. A lo mejor vamos los dos con los candelabros y descubrimos que el piano y la ni\u00F1a es un dibujo del fondo de la piscina. A lo mejor hay altavoces y los del servicio tratan de asustarnos para que nos vayamos. No quiero irme de esta casa, me encanta. Viviremos como reyes y estoy segura de que esa gente no nos quiere aqu\u00ED. No vamos a dejar que se salgan con la suya. Henry asinti\u00F3 de mala gana y ayud\u00F3 a Selene a levantarse. Volvieron a encender los dos candelabros y le acerc\u00F3 la bata a ella para que no tuviera fr\u00EDo. Selene se levant\u00F3 y agarr\u00F3 su candelabro. Henry sostuvo el suyo bien alto y quit\u00F3 el pestillo de la puerta. - \u00BFVamos? Cuando llegaron abajo Henry se sinti\u00F3 rid\u00EDculo por haber tenido tanto miedo cuando baj\u00F3 en solitario. Quiz\u00E1s era por que entre los dos llevaban mucha m\u00E1s luz o bien porque estaba acompa\u00F1ado. Lo cierto es que ninguna sombra le sobresalt\u00F3 y la piscina no parec\u00EDa tan t\u00E9trica como momentos antes. Selene observaba el fondo de la piscina con curiosidad mientras las notas del piano resonaban con fuerza desde el centro de la misma. - Henry, est\u00E1 claro que es un efecto sonoro - dijo ella -. Se escucha en toda la sala. Sin duda los altavoces est\u00E1n repartidos de tal modo que parece que suena en el centro de la piscina. Es una broma de mal gusto. - \u00BFY la ni\u00F1a que toca en el fondo? - dijo \u00E9l, tratando de verla, alumbrando con ambos candelabros. - Debe ser el dibujo del fondo - replic\u00F3 ella -. Puede que con menos luz te pareciera una ni\u00F1a. - Debe ser eso - dijo \u00E9l, poco convencido. - Es eso. Vamos, tengo sue\u00F1o. Ma\u00F1ana sin falta nos tienen que poner la luz. Ver\u00E1s como lo ves diferente con varios focos iluminando el fondo de la piscina. Henry acept\u00F3, mucho m\u00E1s tranquilo. La soledad y la falta de luz hab\u00EDan creado fantasmas en su cabeza. Al menos eso se dijo a s\u00ED mismo, mientras volv\u00EDan a la cama. En cuanto viera una ferreter\u00EDa al d\u00EDa siguiente comprar\u00EDa la linterna m\u00E1s potente que encontrara y as\u00ED se acabar\u00EDan todos sus miedos. Cuando llegaron a la habitaci\u00F3n vieron algo en el interior de la cama, bajo las mantas. Selene se qued\u00F3 paralizada y Henry dej\u00F3 de respirar por un instante. - \u00BFT\u00FA tambi\u00E9n lo ves? Hay un bulto que se mueve bajo las s\u00E1banas. - S\u00ED\u2026 - dijo ella, aterrada. Henry se acerc\u00F3 con mucha cautela, sin hacer ruido con sus pisadas y agarr\u00F3 un extremo de la colcha. Lo agarr\u00F3 con fuerza y tir\u00F3 de \u00E9l hasta dejar al descubierto la cosa que hab\u00EDa debajo. Se trataba de una forma peluda de color negro que estaba encogida sobre s\u00ED misma y se revolcaba sobre las s\u00E1banas de forma despreocupada. - Ohhhh - dijo Selene, enternecida. - Qu\u00E9 diablos - dijo Henry, perdiendo el miedo por completo. - Es un perrito. Seguro que esto era lo que viste que se mov\u00EDa en la oscuridad. Selene se acerc\u00F3 al simp\u00E1tico animal y cuando le acarici\u00F3 \u00E9ste abri\u00F3 los ojos y movi\u00F3 la cola graciosamente. Se estir\u00F3 y se dej\u00F3 acariciar m\u00E1s como si la conociera desde mucho antes. - \u00BFNo es mono? - dijo ella. - Es una perra, no un perro - se\u00F1al\u00F3 Henry, cuando la perrita se dio la vuelta para que le rascaran la barriga y mostr\u00F3 sus numerosas tetillas y su ausencia de pene. Se uni\u00F3 a Selene junto al animal y le acarici\u00F3 el cuello y la panza. - \u00BFQu\u00E9 hace aqu\u00ED? - pregunt\u00F3 \u00E9l. - Se habr\u00E1 perdido, deber\u00EDamos llevarla a un veterinario ma\u00F1ana y que nos diga de qui\u00E9n es. Debe tener su chip implantado\u2026 - Claro, pobrecita, \u00BFdesde d\u00F3nde habr\u00E1 venido? - \u00BFY c\u00F3mo ha entrado? - Puede que sea de los del servicio - apunt\u00F3 Selene -. Qu\u00E9 raro, no lleva collar. - Puede que tengas raz\u00F3n, quiz\u00E1s sea de alguien del servicio. - Es una buena ocasi\u00F3n de conocerlos - dijo Selene, feliz -. No me gusta que est\u00E9n tan apartados y que siempre se escondan. Parecen fantasmas, por eso estamos tan susceptibles. - S\u00ED, seguro que es eso\u2026 - Henry suspir\u00F3 y se tumb\u00F3 en su lado de la cama, sin poder apartar a la perrita del centro. - Ma\u00F1ana les preguntamos - dijo Selene, acost\u00E1ndose al otro lado. Apagaron las velas y, sintiendo el calor de la perrita junto a sus piernas, no tardaron en dormirse profundamente. - Espera un momento - rompi\u00F3 el silencio Henry -. \u00BFRecuerdas que hablamos de tener un perrito delante de la due\u00F1a de la casa? Ella dijo algo de los cachorros pero que s\u00ED pod\u00EDamos tener un perrito adulto. Selene sonri\u00F3, acariciando a la perrita detr\u00E1s de las orejas. - Creo que los del servicio son incre\u00EDbles. Si nos han regalado esta perrita es porque les gustamos. Con la llegada de las primeras luces del alba Henry vio la casa de otra manera. Lo que antes le provocaba escalofr\u00EDos, con un ba\u00F1o de luz diurna se convert\u00EDa en toda una mansi\u00F3n de la que se sent\u00EDa orgulloso de ser propietario. Lo que antes eran sombras escalofriantes movi\u00E9ndose en la lejan\u00EDa, ahora era una graciosa perrita negra de unos ocho kilos, de largos bigotes y graciosa cola juguetona. Estaba convencido de que el origen de todos sus miedos era la oscuridad y el catastr\u00F3fico error de la compa\u00F1\u00EDa de electricidad por no haber cogido bien su n\u00FAmero de cuenta. Una vez en la oficina, se escap\u00F3 al descansillo de la escalera para poner en orden cuanto antes sus problemas con la compa\u00F1\u00EDa el\u00E9ctrica. - Se\u00F1orita - le dijo a la chica que le cogi\u00F3 el tel\u00E9fono -. Ayer estuvimos toda la noche sin luz, \u00BFpueden explicarme el motivo? - D\u00EDgame su NIF por favor. Henry se lo dio y la chica se mantuvo en silencio unos segundos. Despu\u00E9s ella recit\u00F3 su nombre y apellidos y la direcci\u00F3n. - Eso es - dijo Henry. - Bien, se\u00F1or. Al parecer el contrato es correcto y est\u00E1 en vigor desde ayer. Disculpe pero no hay ninguna incidencia. - Disculpe se\u00F1ora, no tuvimos luz en toda la noche. Henry empezaba a enojarse, de ah\u00ED que de se\u00F1orita la comenzase a llamar se\u00F1ora. - \u00BFEst\u00E1 seguro de que no saltaron los plomos? Henry se qued\u00F3 blanco y no respondi\u00F3. - \u00BFSe\u00F1or? - No\u2026 no estoy seguro. Ni siquiera sab\u00EDa d\u00F3nde se activaban los plomos. Se sinti\u00F3 tan avergonzado que no supo qu\u00E9 decir. - Bueno, eso explica todo el mal entendido - replic\u00F3 ella con fingida amabilidad. - Muchas gracias, se\u00F1orita. - Henry colg\u00F3 el tel\u00E9fono deseando que le tragara la tierra. Ten\u00EDa que contarle a Selene que ni siquiera hab\u00EDa buscado los plomos de la casa. Ni se le hab\u00EDa pasado por la cabeza buscarlos. Claro que no sab\u00EDa d\u00F3nde empezar a buscarlos. \u00BFEstar\u00EDan en alg\u00FAn s\u00F3tano de la casa?, \u00BFd\u00F3nde estaba la entrada al s\u00F3tano? Recordar los momentos de terror vividos la noche anterior hac\u00EDa que pensar en ir a un s\u00F3tano le pusiera los pelos de punta. Ten\u00EDa que llamar a la due\u00F1a de la casa y no se hab\u00EDa llevado el tel\u00E9fono al trabajo. Lament\u00F3 que la gente del servicio no estuviera a su disposici\u00F3n y que aunque les llamara por tel\u00E9fono nunca lo coger\u00EDan. Una vez m\u00E1s se arrepinti\u00F3 profundamente de haberse mudado a esa peculiar casa de los horrores. - Un momento - susurr\u00F3 para s\u00ED mismo -. \u00BFY por qu\u00E9 no activaron los plomos los criados? \u00BFO fueron ellos los que quitaron la luz? Aquella deducci\u00F3n le hizo enojarse. No hab\u00EDa sido casualidad que saltara el autom\u00E1tico; precisamente los altavoces de la piscina segu\u00EDan funcionando con el \u00FAnico prop\u00F3sito de causarles terror. La gente del servicio les quer\u00EDa fuera de la casa y si segu\u00EDan as\u00ED conseguir\u00EDan su prop\u00F3sito en menos de un mes. De ese modo se quedar\u00EDan solos. Seguramente ya echaron a la propietaria con artima\u00F1as similares. - Tenemos que impedir que se salgan con la suya - se dijo Henry, m\u00E1s para animarse que por saber c\u00F3mo hacerlo. Esa tarde Selene le pidi\u00F3 que fueran al veterinario m\u00E1s cercano para llevar a su nueva mascota. La perrita les recibi\u00F3 alegremente en la puerta cuando llegaron y se preguntaron qu\u00E9 clase de gente eran los criados, que permit\u00EDan que su mascota siguiera con ellos sin ir a buscarla. Lo normal habr\u00EDa sido que la hubieran recuperado cuando la casa se qued\u00F3 vac\u00EDa, al irse ellos a trabajar. - Este animal no tiene chip - asegur\u00F3 el veterinario -. De alg\u00FAn modo lleg\u00F3 a su casa pero no est\u00E1 registrada. Si lo desean podemos llevarla a una perrera\u2026 - No, por Dios - dijo Selene -. \u00BFPodemos qued\u00E1rnosla? - Puede tener enfermedades propias de perros callejeros. - H\u00E1gale los chequeos oportunos - orden\u00F3 Selene -. No la quedaremos entonces. La perrita ten\u00EDa pelo ondulado y deb\u00EDa ser una mezcla de caniche y doberman pincher. Su alegr\u00EDa era contagiosa con su cola, que se mov\u00EDa tanto que parec\u00EDa estar a punto de salir volando. La alegr\u00EDa de tener un nuevo miembro en la familia mitig\u00F3 el hecho de que al llegar a casa no hubiera luz y tuvieran que buscar durante horas el interruptor del autom\u00E1tico. En alg\u00FAn sitio ten\u00EDa que estar y solo pod\u00EDa ser el s\u00F3tano o en alguna sala de las que habitaban los del servicio. Al tener que buscar ambas cosas descubrieron la inquietante realidad de que no hab\u00EDa salas de servicio. Solo una vieja puerta en la base de la escalera, que no sab\u00EDan a donde llevaba. En cuanto a la inexistencia de habit\u00E1culos ocultos prefirieron pensar que los empleados entraban y sal\u00EDan o bien ten\u00EDan habitaciones escondidas a simple vista. - La puerta del s\u00F3tano, supongo - dijo Henry, mirando a Selene, frente a la puerta de debajo de las escaleras. - \u00A1Guau! - dijo la perrita. - Ella te ha contestado - brome\u00F3 Selene. Henry encendi\u00F3 la linterna. A\u00FAn era de d\u00EDa pero era f\u00E1cil imaginar que ah\u00ED abajo estar\u00EDa muy oscuro. Cogi\u00F3 el pomo de la puerta y lo gir\u00F3 haciendo crujir la vieja hoja de madera sobre sus goznes. Alumbr\u00F3 la entrada y vio que se ve\u00EDa un habit\u00E1culo muy peque\u00F1o. Luego alumbr\u00F3 al suelo y vio que unas viejas escaleras de piedra descend\u00EDan a una oscuridad inofensiva, vi\u00E9ndola desde el comedor iluminado por el sol vespertino. - Bajemos - dijo Selene, decidida -. Deben estar ah\u00ED abajo. Henry alumbr\u00F3 hacia abajo y vio que las escaleras mor\u00EDan a escasos tres metros de profundidad. All\u00ED se ve\u00EDa suelo de piedra sin pulir, como una bodega. - Mal sitio para poner el autom\u00E1tico. Alguien podr\u00EDa matarse al ir a dar la luz - dijo Henry. - \u00A1Guau!, \u00A1guau!, \u00A1guau!, \u00A1guau! - la perrita se puso nerviosa y comenz\u00F3 a ladrar a la oscuridad. Iba a correr hacia ella pero Selene la sujet\u00F3, asustada. - \u00BFQu\u00E9 le pasa? - pregunt\u00F3 Henry -. C\u00E1llala. - Ssss - pidi\u00F3 con ternura ella -, ssss, calmante peque\u00F1a. La perrita dej\u00F3 de ladrar pero comenz\u00F3 a gru\u00F1ir a lo que quiera que hubiera en aquella bodega. - \u00BFHay alguien ah\u00ED? - pregunt\u00F3 Henry. El eco le lleg\u00F3 lejano. Fuera lo que fuera eso, no era una estancia peque\u00F1a. - Genial, yo no bajo ah\u00ED\u2026 - dijo Henry, agarrando el pomo de la puerta para volver a cerrarla. - Ni hablar, vamos a averiguar qui\u00E9n est\u00E1 ah\u00ED - orden\u00F3 ella, decidida -. No pienso dejar que nos asusten otra vez esta noche. - Y supongo que yo ir\u00E9 delante - dijo Henry, asustado. - \u00BFNo llevas t\u00FA la linterna? - respondi\u00F3 Selene. Henry suspir\u00F3 rendido. No ten\u00EDa la menor intenci\u00F3n de bajar ah\u00ED y m\u00E1s viendo la reacci\u00F3n de la perrita. - Deber\u00EDamos llamarla \"Miedosa\" o algo as\u00ED - sugiri\u00F3 Henry. Se adentr\u00F3 en la estrecha estancia y baj\u00F3 las escaleras con cautela, alumbrando bien lo m\u00E1s abajo posible. - Necesitamos luz - le anim\u00F3 Selene desde atr\u00E1s. La perrita hab\u00EDa dejado de gru\u00F1ir y ahora que estaba en brazos de ella le lam\u00EDa copiosamente la cara. - Aqu\u00ED estamos - dijo Henry, una vez se acabaron los escalones -. Vaya, menuda bodega. Ambos se detuvieron a contemplar lo que ve\u00EDan sus ojos a la luz de la linterna. All\u00ED abajo deb\u00EDa haber cientos de toneles de madera ordenados en filas de m\u00E1s de diez metros de largas. Eran cubas de vino que por su aspecto, deb\u00EDan llevar a\u00F1os sin usarse ya que estaban llenas de polvo y arena. Henry quiso asegurarse y se acerc\u00F3 a una de las cubas. Junto al grifo de madera hab\u00EDa un vaso de cristal que parec\u00EDa de barro por todo el polvo que lo cubr\u00EDa. Gir\u00F3 la llave, sosteniendo el sucio vaso debajo, por si hab\u00EDa vino y el grifo dej\u00F3 salir un l\u00EDquido rojizo oscuro como la sangre, pero m\u00E1s fluido. Su aroma era tan fuerte que una vez en el vaso sinti\u00F3 la tentaci\u00F3n de probarlo a pesar de haberse ensuciado de arena. - Huele bastante bien - dijo Henry -. Si es un vino a\u00F1ejo debe costar un dineral\u2026 y con todas las cubas que hay aqu\u00ED podr\u00EDamos hacernos millonarios. - Olvidas que no es nuestro - aleg\u00F3 Selene. - Nadie dice que no podamos beberlo, al menos - respondi\u00F3 Henry. - Amor, si quieres bajar aqu\u00ED a buscar el vino, all\u00E1 t\u00FA. A m\u00ED me pone la piel de gallina, hay telara\u00F1as por todas partes y quien sabe si no habr\u00E1 hasta murci\u00E9lagos, ratones o cosas peores. Esta miedosa gru\u00F1\u00EDa por algo. - A lo mejor le da miedo la oscuridad. - Deja de perder el tiempo, hay que encontrar los plomos - orden\u00F3 ella, nerviosa. - A ver - Henry enfoc\u00F3 con su linterna a la pared del fondo de donde bajaba la escalera. En \u00E9sta hab\u00EDa utensilios del campo llenos de telara\u00F1as polvorientas. Luego llev\u00F3 la luz justo hasta la base de la escalera y vio una caja oscura sostenida de la pared. - All\u00ED - dijo \u00E9ste. Se acercaron y la abrieron con precauci\u00F3n. Dado el estado que estaba aquel s\u00F3tano, no ser\u00EDa raro que ah\u00ED dentro hubiera bichos de todas las clases. Tiraron del asa y vieron dentro lo que tanto buscaban. Cables y fusibles antiguos, tan sucios que daba asco tocarlos. - Mierda, esta instalaci\u00F3n es de hace m\u00E1s de cincuenta a\u00F1os. - F\u00EDjate, ah\u00ED est\u00E1n los fusibles de recambio - se\u00F1al\u00F3 Selene una cajita de cart\u00F3n. - Son de esos que se ve el filamento. Impresionante, no los ve\u00EDa desde que estuve en casa de mis abuelos hace treinta a\u00F1os. - Comprueba todos los que hay puestos. Alguno debe estar fundido. As\u00ED lo hizo Henry. Uno a uno los fue extrayendo y limpiando el polvo para comprobar el estado del filamento interior. Los tres primeros estaban bien, el cuarto estaba fundido. Lo cambi\u00F3 por uno nuevo y sigui\u00F3 el escrutinio. Cuando termin\u00F3 ten\u00EDa cuatro fusibles fundidos en la mano y la caja de repuestos se hab\u00EDa vaciado por completo. - \u00BFHabr\u00E1 vuelto ya la luz? - No s\u00E9, aqu\u00ED desde luego no hay. - \u00A1Guau! - dijo la perrita, como si alguien la hubiera preguntado a ella. - \u00BFT\u00FA crees? - respondi\u00F3 Selene como si la hubiera entendido -. Dice que s\u00ED, que nos vayamos para arriba. - Ahora entiendes su idioma - se burl\u00F3 Henry. - Claro, habla muy bien. Ambos se rieron y acariciaron la cabecita de la perra, que incluso en los brazos de Selene mov\u00EDa fren\u00E9ticamente la cola. - Vamos, funcione o no, aqu\u00ED no hay mucho m\u00E1s que hacer. Cuando Henry se dirig\u00EDa hacia las escaleras se escuch\u00F3 un golpe en alguna de las filas de cubas. Fue un chasquido como una madera rota que les paraliz\u00F3 a ambos por un instante y provoc\u00F3 que la perrita ladrara nerviosamente hacia atr\u00E1s peleando con los brazos de Selene por que la soltara. - Quieta, quieta, c\u00E1llate, me pones nerviosa y no oigo. Henry alumbr\u00F3 hacia all\u00E1 y no vio nada. - \u00BFHay alguien ah\u00ED? - pregunt\u00F3. - Si hubiera alguien, obviamente no va a contestar - dijo Selene, nerviosa -. Ve a ver. Henry camin\u00F3 hacia la fila donde escuch\u00F3 el chasquido y cuando lleg\u00F3 apunt\u00F3 con la linterna desde lejos. Al no ver nada, se meti\u00F3 en la hilera de barriles y Selene le perdi\u00F3 de vista. - Ten cuidado - le grit\u00F3. El eco de su voz les record\u00F3 las enormes dimensiones de esa bodega. - Aqu\u00ED no hay nada, habr\u00E1 sido cosa de la dilataci\u00F3n - dijo Henry -. En mi casa, cuando viv\u00EDa con mis padres se escuchaba toda clase de ruidos detr\u00E1s de la nevera. - Entonces v\u00E1monos - pidi\u00F3 Selene, que al marcharse Henry con la \u00FAnica linterna se dio cuenta, de repente, que no sab\u00EDa lo que ten\u00EDa a su alrededor ya que no ve\u00EDa absolutamente nada. La tranquilidad de la perrita era un consuelo pero no demasiado ya que al parecer ladraba cuando no ten\u00EDa que hacerlo. La luz de la linterna se aproxim\u00F3 de regreso y cuando sali\u00F3 de la hilera de barriles la deslumbr\u00F3 por un instante. - \u00A1No me alumbres a la cara! - le rega\u00F1\u00F3 ella. Como respuesta, la linterna la alumbr\u00F3 dos veces m\u00E1s a los ojos. - Est\u00FApido, \u00BFno me oyes? Cuando lleg\u00F3 a su lado el que llevaba la linterna se alumbr\u00F3 el rostro mostrando una imagen inquietante de la cara de Henry haciendo el tonto como si le hubieran ahorcado. - No juegues con asustarme, te lo advierto - dijo ella. - Es una broma, mujer. Aqu\u00ED abajo hay muchas cosas vivas, pero ninguna conspira contra nosotros. - Eso es lo m\u00E1s inquietante, \u00BFno crees? - dijo ella -. \u00BFD\u00F3nde est\u00E1 la gente de servicio? - Habr\u00E1 habitaciones secretas para ellos. - Claro, d\u00F3nde. - Entre las paredes. - Bueno, vamos arriba a ver si ha vuelto la luz que me pone nerviosa este sitio. Subieron las escaleras y la falta de luz les hizo suponer que no deb\u00EDa haber vuelto. Sin embargo al llegar a la parte m\u00E1s alta se encontraron algo mucho peor. La puerta se hab\u00EDa cerrado y no hab\u00EDa picaporte en ese lado de la puerta. - \u00BFQu\u00E9 pasa? Abre la puerta - dijo Selene al ver indeciso a Henry. - \u00A1Guau, guau! - dijo la perrita, como si tradujera a Henry lo que hab\u00EDa dicho Selene. - No puedo, est\u00E1 cerrada. - \u00BFC\u00F3mo que est\u00E1 cerrada? - \u00BFRecuerdas el ruido? - pregunt\u00F3 \u00E9l -. Tuvo que ser el portazo. - Pero si lo escuchamos en el otro lado de la bodega - reneg\u00F3 Selene. - Pues debi\u00F3 ser el eco del portazo. - Abre la puerta Henry o te juro que me pondr\u00E9 a gritar como una loca. - \u00BFCrees que me divierto con esto? Es de madera maciza y tiene el marco por el otro lado. Se abre hacia fuera. Me puedo romper el hombro y la puerta no se abrir\u00E1. - Al menos int\u00E9ntalo - dijo Selene, comenzando a poner voz hist\u00E9rica. - Est\u00E1 bien - acept\u00F3 \u00E9l. La angustia que sent\u00EDa el muchacho iba en aumento a medida que su cerebro le dec\u00EDa lo aislados que estaban del mundo y la cantidad de tiempo que pod\u00EDa pasar hasta que alguien entrara en ese s\u00F3tano. Su coraz\u00F3n se aceler\u00F3 por el p\u00E1nico pero trat\u00F3 de canalizar todas sus fuerzas y su rabia en un empell\u00F3n que fuera capaz de echar abajo los muros de la casa. Lo peor era que apenas ten\u00EDan espacio para coger impulso y sus primeros intentos parec\u00EDan de broma. Entonces golpe\u00F3 con todas sus fuerzas y ni siquiera escuch\u00F3 un crujido de la madera. - Henry, tienes que poner m\u00E1s empe\u00F1o. - No puedo, no hay espacio. - Dale una patada. - Ni siquiera tengo espacio para estirar el pie. - \u00A1Llama a los bomberos! \u00A1Haz algo! La perrita comenz\u00F3 a gru\u00F1ir y gimotear. Empezaba a estar asustada. - No tengo el m\u00F3vil encima. \u00BFLo tienes t\u00FA? - Lo dej\u00E9 en mi bolso. - Genial, a lo mejor ella\u2026 - trat\u00F3 de bromear Henry, que ni siquiera pudo hacerlo bien pues su voz estaba empezando a temblar por el p\u00E1nico que sent\u00EDa. - Espero que las pilas s\u00ED sean nuevas - dijo Selene. - Las compr\u00E9 con la linterna, son alcalinas. - Al menos tendremos un buen rato de luz - trat\u00F3 de suavizar la situaci\u00F3n Selene -. Esto empieza a ser rid\u00EDculo, la gente del servicio debe estar ah\u00ED fuera, si les pedimos ayuda nos abrir\u00E1n. - No s\u00E9 por qu\u00E9 lo dudo. - \u00A1Eh! - grit\u00F3 Selene, haciendo caso omiso de Henry -. \u00A1Socorro! Comenz\u00F3 a golpear la puerta con ambas manos, arrinconando a Henry en una esquina llena de telara\u00F1as. \u00C9ste al ver que hac\u00EDa bastante ruido, comenz\u00F3 a gritar como ella golpeando y pateando la puerta lo m\u00E1s fuerte que pod\u00EDa. - \u00A1S\u00E1quennos de aqu\u00ED! - \u00A1Guau, guau, guau! - hasta la perrita hac\u00EDa lo que pod\u00EDa por hacer ruido. As\u00ED estuvieron unos minutos hasta que comenz\u00F3 a fallarles la voz y la \u00FAnica que gritaba era la peluda perra, que parec\u00EDa incansable. - Es in\u00FAtil, nunca se dejar\u00E1n ver - se rindi\u00F3 Selene. - No podemos quedarnos de brazos cruzados, igual hay otra salida. Hay que inspeccionar la bodega a fondo. - Buena idea, aprovechemos la poca luz que tenemos. Volvieron a bajar las escaleras y al iluminar las hileras de toneles los vieron con otros ojos ahora. Ya no les parec\u00EDa tan grande, ahora les daba la sensaci\u00F3n de estar en una enorme tumba moderna. - Si salimos de aqu\u00ED, recu\u00E9rdame que le quite la cerradura a esa puerta. - No te has parado a pensar\u2026 - dijo Selene -, que no ten\u00EDa pomo por dentro a prop\u00F3sito. - \u00BFQu\u00E9 quieres decir? - replic\u00F3 Henry. - \u00A1Que nos han encerrado! Ayer qued\u00F3 claro que no nos quieren en la casa. Hoy nos dicen que nos quieren muertos. No lo entiendes, no les importa lo que nos pase aqu\u00ED dentro, quieren librarse de nosotros a cualquier precio. - A lo mejor solo quieren asustarnos - dedujo Henry -. Quieren que nos vayamos de la casa y solo tenemos que decirles que nos iremos. Quiz\u00E1s nos abran la puerta si lo hacemos. - Tengo much\u00EDsimo miedo, Henry - Selene comenz\u00F3 a llorar y la perrita le lami\u00F3 la cara para enjuagarle las l\u00E1grimas. - Al menos tenemos bebida en abundancia y comida - trat\u00F3 de bromear Henry. - \u00BFComida? \u00BFD\u00F3nde? - Bueno, la tenemos a ella - dijo, mirando de reojo a la perrita. - \u00A1Por Dios! No bromees as\u00ED - ella llor\u00F3 a\u00FAn m\u00E1s intensamente. - Lo siento, solo quer\u00EDa animarte. No soporto que llores. - \u00BFY qu\u00E9 quieres que haga? Estamos encerrados en una casa horrible que no ha hecho m\u00E1s que darnos un susto detr\u00E1s de otro y ahora encima no podemos salir de este nido de ratas, ara\u00F1as y vete t\u00FA a saber qu\u00E9 m\u00E1s cosas hay aqu\u00ED encerradas. La retah\u00EDla de Selene recorri\u00F3 la bodega de una punta a otra rebotando varias veces como en una cueva. - Busquemos otra salida - sugiri\u00F3 Henry -. Tiene que haberla. Caminaron hasta el extremo m\u00E1s alejado de la hilera de toneles y alcanzaron una pared de piedra. Luego la bordearon por la \u00FAltima hilera y vieron que hab\u00EDa colgadas en la pared varias herramientas de trabajo. Por lo que pod\u00EDan apreciar aquella mansi\u00F3n debi\u00F3 ser la antigua casa de una poderosa familia que viv\u00EDa del trabajo del campo y del vino. Pero a juzgar por las telara\u00F1as y lo viejas que estaban las herramientas, deb\u00EDa haber sido hace mucho tiempo. Henry vio una tijera de podar del tama\u00F1o de un brazo y la cogi\u00F3 esperanzado. - \u00BFQu\u00E9 haces? - pregunt\u00F3 ella. - Con esto podremos abrir la puerta a lo bestia. Si es que no encontramos otro modo de salir, claro. - Buena idea - apoy\u00F3 ella, recuperando parte de su serenidad perdida. Siguieron la vuelta por el per\u00EDmetro de la bodega y terminaron el recorrido en menos tiempo del esperado. No hab\u00EDa puertas, ni subidas, ni bajadas, ni ventanas, ni respiraderos. No era tan grande como imaginaron en principio. Volvieron hacia la escalera pero Selene sujet\u00F3 del brazo a Henry. - Espera, a\u00FAn falta ver las hileras. Puede que haya unas escaleras en alguna. - De acuerdo - dijo Henry. Les llev\u00F3 unos minutos recorrer con la luz cada una de las hileras y ninguna de ellas ten\u00EDa escalera. - Creo que solo podemos hacer una cosa - dijo Henry, decidido -. Voy a despedazar esa puerta si es necesario. Subieron las escaleras y Henry entreg\u00F3 la linterna a Selene para que le alumbrase la puerta. Al coger la tijera pens\u00F3 que si encontraba un hacha ser\u00EDa mejor herramienta, pero no hab\u00EDa m\u00E1s que tornaderas, guada\u00F1as y tijeras como esa. Ning\u00FAn hacha. A\u00FAn as\u00ED, aunque le costase llenarse la mano de ampollas, con esa tijera pod\u00EDa picar la puerta hasta que de un simple empuj\u00F3n pudiera echarla abajo hecha astillas. Comenz\u00F3 su agotador trabajo destrozando la superficie de la puerta con su herramienta y \u00E9sta era m\u00E1s efectiva de lo que pens\u00F3 en un principio. La hoja de madera era vieja y la punta era afilada y de hierro. Poco a poco se fue llenando de astillas el suelo y despu\u00E9s de un agotador esfuerzo la punta cruz\u00F3 al otro lado. Un fino rayo de luz entr\u00F3 en la estrecha estancia y eso les anim\u00F3. Pronto estar\u00EDan fuera y adem\u00E1s, hab\u00EDa luz. Concentr\u00F3 todo su esfuerzo en la parte de alrededor de la cerradura y finalmente consiguieron desprenderla. Luego Henry simplemente meti\u00F3 los dedos por el agujero y abri\u00F3 la puerta hacia \u00E9l, sin ning\u00FAn problema. La hogare\u00F1a luz del recibidor les dio la bienvenida. La perrita sali\u00F3 corriendo y moviendo la cola como un helic\u00F3ptero. Estaba tan feliz como ellos dos. - Ma\u00F1ana no se lo van a creer en la oficina - dijo Selene, al fin, aliviada. - Lo peor es que estoy casi seguro de que fue un accidente fortuito. En esta casa no hay fantasmas, solo cosas viejas. - Claro, los fantasmas no existen - declar\u00F3 Selene. La tranquilidad regres\u00F3 y volvieron a sus que haceres dom\u00E9sticos. Henry ten\u00EDa que colocar unos focos que hab\u00EDa comprado para iluminar el recibidor con una bater\u00EDa de emergencia y Selene se fue arriba a cambiarse de ropa. La perrita iba y ven\u00EDa de uno a otro para ver qu\u00E9 hac\u00EDan. La noche lleg\u00F3, y con ella, la hora de cenar. Henry hab\u00EDa estado todo el tiempo en el recibidor donde estaba la escalera y Selene arriba. Por ello cuando \u00E9l fue a la cocina para prepararse algo y vio la mesa puesta con toda la comida preparada se asust\u00F3. Hab\u00EDa olvidado a la gente del servicio. Hasta tal punto que ver una cena tan bien preparada fue algo que no esperaba. Pens\u00F3 que esas personas no volver\u00EDan a dar se\u00F1ales de vida. Malhumorado cogi\u00F3 su tel\u00E9fono m\u00F3vil y llam\u00F3 a la due\u00F1a de la casa. - Se\u00F1ora Lafuente - dijo Henry -. Le llamo con motivo de la gente del servicio. - \u00BFTiene alguna queja de ellos? - S\u00ED, no nos han ayudado cuando les necesit\u00E1bamos. - Es natural, ellos cumplen sus horarios, preparan la comida, limpian la casa y se marchan. No viven all\u00ED con ustedes. Seguramente ellos no hab\u00EDan llegado. - D\u00EDgame, \u00BFen serio nos habr\u00EDan ayudado aunque hubieran estado? - Probablemente no - dijo Isabel, la due\u00F1a -. Pero es que no es su obligaci\u00F3n ayudarles. Solo est\u00E1n all\u00ED para limpiar y cocinar. Tienen \u00F3rdenes estrictas de no intervenir ni molestar a los ocupantes de la casa. - Ayer se fue la luz y no\u2026 - \u00A1Ah, los plomos!-.La due\u00F1a pareci\u00F3 recordar algo -. Deb\u00ED advertirles que est\u00E1n en el s\u00F3tano. Tengan mucho cuidado con la puerta, se cierra sola y podr\u00EDan quedar encerrados. - \u00BFNo me diga? - respondi\u00F3 Henry, malhumorado y mordi\u00E9ndose la lengua para no insultar a esa mujer. - Espero que no hayan tenido problemas en encontrarlos. - Bueno, s\u00ED los encontramos aunque eran m\u00E1s antiguos que los de casa de mi abuelo. - Probablemente sean mejores que los modernos - replic\u00F3 la due\u00F1a -. Solo aseg\u00FArese de que no le falten repuestos porque saltan cada pocos meses. - Hablando de bodega - dijo Henry -. Nos quedamos encerrados y nadie nos ayud\u00F3. Tuvimos que emplear una de las herramientas del campo para destrozar la puerta y poder salir. - Uy, qu\u00E9 desagradable - replic\u00F3 ella -. No saben cu\u00E1nto lo lamento. - \u00BFArreglar\u00E1 la puerta usted? Pudimos morir ah\u00ED dentro si no hubi\u00E9ramos podido romperla. - Por supuesto, no se preocupe, llamar\u00E9 al seguro. - Y otra cosa, d\u00EDgale al que venga que ponga un picaporte en ambos lados de la puerta. - Est\u00E1 bien, \u00BFalguna cosa m\u00E1s? - No, es todo - dijo Henry, satisfecho. - Entonces hasta otro d\u00EDa - se despidi\u00F3 ella, muy cort\u00E9s. - Espere, espere - dijo \u00E9l, pero escuch\u00F3 que la se\u00F1ora Isabel ya hab\u00EDa colgado -. Quer\u00EDa preguntarle si era normal la m\u00FAsica de piano de ayer\u2026 qu\u00E9 m\u00E1s da. Ya se lo dir\u00E9 otro d\u00EDa. Puede que los cambios traigan siempre sucesos inquietantes como los que les ocurri\u00F3 a Henry y Selene, ya que tras los primeros d\u00EDas y el encierro del s\u00F3tano no tuvieron mayores percances durante semanas. La inquietud por la m\u00FAsica del piano pas\u00F3 cuando pasaron los d\u00EDas sin que se escuchara nada. En cuanto a los empleados que trabajaban en la casa, salieron de dudas en cuanto a por qu\u00E9 nunca les ve\u00EDan, cuando la due\u00F1a de la casa les inform\u00F3 que no viv\u00EDan all\u00ED sino que iban en determinados horarios que ellos no estaban. No averiguaron de qui\u00E9n era la perrita de modo que la adoptaron y le pusieron el nombre de Thai. Empezaron a usar la piscina apenas unas noches despu\u00E9s del suceso del s\u00F3tano y Henry comenz\u00F3 a coger la costumbre de nadar cada noche, antes de acostarse. Las escasas luces de la casa dejaron de ser fantasmag\u00F3ricas a medida que se acostumbraron a ellas y dejaron de temer cada sombra que ve\u00EDan. Tras ese tiempo, ambos se sent\u00EDan tan felices en su nuevo hogar que no imaginaron que nada pudiera hacerles salir de all\u00ED nunca. Pero un d\u00EDa Henry recibi\u00F3 la llamada de un familiar y le anunciaron la muerte de su abuela. Casi sin poder despedirse de Selene, tuvo que coger el primer avi\u00F3n a Espa\u00F1a, donde se realizar\u00EDa el entierro y se reunir\u00EDa con sus padres. Aquella noche fue la primera que Selene pas\u00F3 sola en casa, con la \u00FAnica compa\u00F1\u00EDa de su perrita Thai. Estaba tumbada en la cama, leyendo un libro cuando la perrita se puso alerta levantando la cabeza de la cama y mir\u00F3 la puerta con inquietud. Selene se la qued\u00F3 mirando, sonriendo, pensando que habr\u00EDa tenido alguna pesadilla pero cuando fue a acariciarla Thai se puso en pie y se puso a ladrar hacia la puerta. - \u00A1C\u00E1llate Thai! - orden\u00F3 ella. El animal obedeci\u00F3 a rega\u00F1adientes, aunque no sigui\u00F3 ladrando, gru\u00F1\u00EDa hacia donde deb\u00EDa haber escuchado algo. - Est\u00E1 bien, Thai, ahora vamos a dormir y vamos a olvidarnos de que has escuchado algo. Selene estaba temblando de miedo. Seguramente hab\u00EDa sido alguna termita que hab\u00EDa alertado a la perra, pero eso no la tranquilizaba y se sinti\u00F3 desprotegida y sola. Nunca pens\u00F3 que echar\u00EDa tanto de menos a su esposo. Justo en ese momento un zumbido son\u00F3 a su lado y la hizo saltar del susto. Era su tel\u00E9fono m\u00F3vil, estaba vibrando antes de hacer sonar la melod\u00EDa de llamada. Era Henry. Cogi\u00F3 el tel\u00E9fono y puls\u00F3 el bot\u00F3n verde. - \u00BFQu\u00E9 tal va todo? - pregunt\u00F3 ella, tratando de aparentar tranquilidad. - Bien - dijo \u00E9l -. Bueno ya sabes, todo lo bien que puede ir un velatorio. Hay bastantes primos... La verdad todos est\u00E1n muy serios y me siento un poco mal porque veo a mi abuela tan p\u00E1lida, sabiendo que nunca m\u00E1s la ver\u00E9 hablar ni preguntarme cosas y es extra\u00F1o... no me siento triste. Hasta me alegro de que al fin se reuniera con mi abuelo en el cielo. - Eso no es malo, cari\u00F1o. Todo el mundo deber\u00EDa morir as\u00ED, llegando a la ancianidad y rodeado de sus seres queridos. Morir as\u00ED es parte de la vida. - Lo s\u00E9, lo s\u00E9, pero me siento mal porque no me siento mal... Es extra\u00F1o. - Hablando de cosas extra\u00F1as - dijo ella -. Acaba de pasar algo de lo m\u00E1s inquietante. Nunca hab\u00EDa estado sola en casa y ahora que no est\u00E1s todo parece que vuelve a dar miedo. Encima Thai se puso a ladrar hacia la puerta como una loca y me ha puesto de los nervios... No pienso salir de la cama hasta ma\u00F1ana. Si veo una de esas sombras que t\u00FA viste me vuelvo loca, estoy segura. - No vas a ver nada, las sombras esas eran Thai. - Ya, ya, por si acaso mejor no salgo. - Como quieras cari\u00F1o. Te dejo. Si pasa cualquier cosa y quieras comentarlo como si estuviera contigo, ll\u00E1mame. - Est\u00E1 bien, espero que no se alargue mucho el entierro - a\u00F1adi\u00F3 ella -. Ll\u00E1mame antes de ir a dormir y me cuentas m\u00E1s. - De acuerdo, te quiero. - Chao. Selene presion\u00F3 el botoncito rojo de su m\u00F3vil y lo dej\u00F3 encima de su mesita de noche. Mir\u00F3 a Thai y la acarici\u00F3 durante unos instantes, al parecer escuchar su voz la hab\u00EDa calmado. Hab\u00EDan puesto una televisi\u00F3n en el dormitorio y Selene la encendi\u00F3 para escuchar noticias. Sin darse cuenta, paulatinamente, sus p\u00E1rpados se cerraron y se qued\u00F3 profundamente dormida. Hasta que Thai volvi\u00F3 a ladrar, esta vez con una rabia propia de una perra endemoniada. Se hab\u00EDa situado justo detr\u00E1s de la puerta y ladraba como una loca. Selene abri\u00F3 los ojos y encendi\u00F3 la luz. Esta la deslumbr\u00F3 moment\u00E1neamente. Mir\u00F3 el reloj de su tel\u00E9fono y vio que eran las doce de la noche en punto. - Thai, c\u00E1llate por favor - suplic\u00F3, agarr\u00E1ndose las sienes. La perrita obedeci\u00F3 pero sigui\u00F3 gru\u00F1endo a la puerta. Se levant\u00F3 de la cama y la cogi\u00F3 en brazos para tratar de calmarla. Dese\u00F3 con todas sus fuerzas tener un pestillo es esa puerta pero no era momento de pon\u00E9rselo y no ten\u00EDa la menor intenci\u00F3n de abrir la puerta a ver lo que hab\u00EDa al otro lado. - \u00BFHay alguien ah\u00ED, Thai? - pregunt\u00F3 aterrada. La perrita sigui\u00F3 gru\u00F1endo y ni siquiera la mir\u00F3. - \u00BFHola? - dijo Selene en voz m\u00E1s alta, esperando que nadie contestara. Cuando su voz dej\u00F3 de resonar al otro lado por el eco de la casa se arrepinti\u00F3 de haber hecho eso. Si hab\u00EDa alguien ahora sab\u00EDa que hab\u00EDa una mujer y probablemente dedujera que estaba sola con un perro. Por suerte Thai ten\u00EDa un ladrido fuerte y era dif\u00EDcil saber su tama\u00F1o por el sonido de su voz. Pod\u00EDan dejarla en paz por miedo al perro, que se llevaran lo que quisieran con tal de que las dejaran en paz, total, todas sus cosas estaban en esa habitaci\u00F3n... Claro que si ya conoc\u00EDan a la perrita, no la tendr\u00EDan miedo en absoluto. Apenas era una bola de pelos de unos siete u ocho kilos. - Al menos no estoy tan sola - susurr\u00F3, viendo que su perrita hac\u00EDa bastante compa\u00F1\u00EDa. Volvi\u00F3 a la cama y se tap\u00F3 toda, hasta la frente dejando \u00FAnicamente la apertura de la cara. Apag\u00F3 la luz y trat\u00F3 de dormir de nuevo. Thai se subi\u00F3 a la cama de un salto y se acurruc\u00F3 a sus pies. Selene se sinti\u00F3 m\u00E1s tranquila al notar el peque\u00F1o cuerpecito respirando junto a sus pies, sobre las s\u00E1banas. El tel\u00E9fono no volvi\u00F3 a sonar y Selene se durmi\u00F3. Henry volvi\u00F3 la tarde siguiente y el trabajo y la actividad diaria hizo que Selene se olvidara de todo el miedo que hab\u00EDa pasado la noche anterior. Al levantarse y salir de su cuarto se encontr\u00F3 con que el desayuno estaba servido y dese\u00F3 m\u00E1s que nunca ver a la gente del servicio para saber al menos qu\u00E9 clase de gente era. \u00BFY si hab\u00EDa entrado uno de ellos y la hab\u00EDa estado espiando desde alguna de las galer\u00EDas secretas que solo usaban ellos? Era lo \u00FAnico que detestaba de la casa, no se sent\u00EDa c\u00F3moda cuando se cambiaba. Sent\u00EDa que hab\u00EDa mil ojos observ\u00E1ndola. Adem\u00E1s en ocasiones cre\u00EDa escuchar pisadas lejanas dentro de las paredes o detalles que pod\u00EDan pasar desapercibidos durante el d\u00EDa pero no durante la noche, como peque\u00F1os golpecitos que sonaban de forma muy leve y que parec\u00EDa como si alguien hiciera bailar sus dedos sobre la madera. En cualquier caso Selene estaba feliz con su casa, se estaba acostumbrando a esos ruidos y en cuesti\u00F3n de semanas los sustos se convirtieron en graciosas an\u00E9cdotas que contar de cuando llegaron a la casa. Hasta que un d\u00EDa, mientras Selene se duchaba sinti\u00F3 una mano sobre su hombro. Al girarse esperaba ver a Henry pero solo encontr\u00F3 el vac\u00EDo y el vapor del agua. - \u00BFPero qu\u00E9\u2026 - susurr\u00F3, asustada. Sigui\u00F3 duch\u00E1ndose con cierto temor pero no volvi\u00F3 a sentir nada m\u00E1s. Cuando sali\u00F3 de la ducha se encontr\u00F3 a Henry, leyendo en la cama. - Cari\u00F1o, acaba de pasarme algo raro. Henry apart\u00F3 la vista del libro y la mir\u00F3 fijamente. - Define raro. - Me estaba duchando y he sentido como dos dedos toc\u00E1ndome en el hombro, pens\u00E9 que eras t\u00FA\u2026 - Te prometo que no me he movido de aqu\u00ED. - Lo s\u00E9, me di la vuelta y no hab\u00EDa nadie. - Caramba, s\u00ED que es raro. Ninguno de los dos quiso darle m\u00E1s importancia al asunto. En esa casa ocurr\u00EDan cosas extra\u00F1as y esa quedar\u00EDa como una m\u00E1s de ellas. Dos d\u00EDas despu\u00E9s Henry fue a coger unas tijeras para recortar una etiqueta de una camisa y vio que no estaban en el caj\u00F3n. Suspir\u00F3 pensando que Selene las hab\u00EDa cogido y ella le asegur\u00F3 que no las hab\u00EDa tocado desde hac\u00EDa tiempo. \u00C9l record\u00F3 que las hab\u00EDa utilizado el d\u00EDa anterior y pens\u00F3 que estar\u00EDan en alg\u00FAn lugar donde \u00E9l estuvo. Las busc\u00F3 y no las encontr\u00F3. Tuvieron que comprar otras. Una semana despu\u00E9s Selene iba a pintarse las u\u00F1as y no encontr\u00F3 la lima en su sitio. Busc\u00F3 en todos los lugares donde sol\u00EDa ponerla y no la encontr\u00F3. Enojada le dijo a Henry que estaba harta de que desaparecieran cosas, que deb\u00EDa hablar muy seriamente con los empleados, quisieran o no dejarse ver. Henry estaba de acuerdo, no pod\u00EDan vivir en una casa donde ni siquiera sab\u00EDan qui\u00E9n era quien les hac\u00EDa la comida, donde desaparec\u00EDan cosas como por arte de magia y\u2026 no sab\u00EDa si eran capaces de espiarles en la ducha e incluso tocarles con alg\u00FAn tipo de puerta secreta. Ten\u00EDa que saber d\u00F3nde pod\u00EDan estar en cada momento y entre los dos decidieron que lo averiguar\u00EDan colocando c\u00E1maras en las estancias donde se supon\u00EDa que el personal de la casa ten\u00EDa que hacer su trabajo. Decidieron poner una en el comedor, una en el ba\u00F1o y una en su habitaci\u00F3n. Henry sugiri\u00F3 la piscina pero Selene se neg\u00F3 diciendo que ya era bastante caro comprar tres. As\u00ED lo hicieron. Conectaron las c\u00E1maras al ordenador de la habitaci\u00F3n y las programaron para que grabaran en cuanto hubiera el m\u00E1s m\u00EDnimo movimiento. Se fueron a trabajar y cuando regresaron examinaron los resultados. La c\u00E1mara de la habitaci\u00F3n no capt\u00F3 nada m\u00E1s que movimientos de la perrita. Se tumbaba, agitaba las orejas, sal\u00EDa al pasillo, regresaba, se tumbaba de nuevo en el centro de la cama, se rascaba\u2026 Nada m\u00E1s. Al menos pod\u00EDan estar seguros de que su perrita hac\u00EDa bien su trabajo de defender su territorio. La c\u00E1mara del ba\u00F1o no ten\u00EDa ninguna grabaci\u00F3n, como era de esperar. Eso les dej\u00F3 m\u00E1s tranquilos aunque lo preocupante era saber si alguien les espiaba desde alg\u00FAn agujero entre los azulejos o bien pod\u00EDan entrar y salir r\u00E1pidamente desde alguna puerta secreta cuando ellos estuvieran ah\u00ED. Deb\u00EDan esperar a la siguiente ducha para saber si pod\u00EDan hacerlo sin ser vistos o tocados. La que promet\u00EDa tener cosas interesantes era la del comedor. Se hab\u00EDan marchado dejando la mesa con los platos del desayuno y al regresar estaba la cena al fin ver\u00EDan a los empleados. El video ten\u00EDa solamente dos minutos lo que extra\u00F1\u00F3 a Henry y Selene. El del ba\u00F1o duraba poco menos. En \u00E9l se les ve\u00EDa a ellos levantarse y marcharse (el resto lo borr\u00F3 Henry antes de irse a trabajar). La mesa se qued\u00F3 con los platos y el tiempo se aceler\u00F3 una hora, dos horas, tres horas, a la una, en apenas un pesta\u00F1eo, de una imagen a la siguiente, los platos desaparecieron de la mesa. - P\u00E1ralo - dijo Selene. - No puede ser, deben haberlo borrado\u2026 no pueden saber que pusimos las c\u00E1maras\u2026 Henry abri\u00F3 las propiedades del video y busc\u00F3 en la fecha de creaci\u00F3n y modificaci\u00F3n. Sin embargo pon\u00EDa la \u00FAltima fecha de grabaci\u00F3n, hac\u00EDa escasos minutos. - No importa pon el resto - dijo ella, preocupada. Henry puls\u00F3 el play, y en apenas un par de segundos apareci\u00F3 de la nada la comida. - Espera, espera\u2026 - intervino Selene. - \u00BFQu\u00E9 pasa? - pregunt\u00F3 \u00E9l. - Mira la hora - se\u00F1al\u00F3 ella a la esquina superior derecha de la pantalla -. Dale para atr\u00E1s. Colocaron la imagen de la mesa vac\u00EDa y marcaba las 18:45, un cuarto de hora antes de llegar ellos. - Dale al play - orden\u00F3 Selene. Henry obedeci\u00F3 y apareci\u00F3 toda la comida, de repente sobre la mesa. La hora que marcaba era exactamente la misma. - No lo han trucado - dijo ella, impresionada. - \u00BFC\u00F3mo demonios lo han hecho? - \u00BFPero eres tonto? \u00BFNo te das cuenta de que es imposible? En esta casa hay entes sobrenaturales y tengo miedo. \u00BFHemos estado comiendo cosas que surg\u00EDan de la nada? - Tiene que haber una explicaci\u00F3n l\u00F3gica para esto - dijo Henry, visiblemente preocupado. - S\u00ED, que el cocinero tiene el poder de detener el tiempo y hacer la comida y servirla en cuesti\u00F3n de mil\u00E9simas de segundo - replic\u00F3 ella, malhumorada. - Eso no puede ser. - Pues es. - Y\u2026 y\u2026 \u00BFQu\u00E9 quieres que haga? - Hay que exorcizar a esos fantasmas, tenemos que llamar a una m\u00E9dium o a un sacerdote que sepa de estas cosas. \u00BFRecuerdas la pel\u00EDcula de \u201CEl exorcismo de Emily Rose\u201D? Era una historia basada en hechos reales, a nosotros tiene que estar pas\u00E1ndonos algo parecido. - Espero que no seamos pose\u00EDdos, por Dios - Henry la cogi\u00F3 de la mano. Decidieron llamar a una m\u00E9dium del peri\u00F3dico pero \u00E9sta aleg\u00F3 que solo hac\u00EDa tarot y les dijo que pod\u00EDa echarles las cartas por tel\u00E9fono. Selene colg\u00F3 antes de que les arruinara por ser una l\u00EDnea de tel\u00E9fono car\u00EDsima. Todas las m\u00E9diums hac\u00EDan lo mismo, lo \u00FAnico que cambiaba en sus frases era el tel\u00E9fono y el orden de sus poderes. Localizaron por Internet a un sacerdote que pod\u00EDa exorcizar demonios. Era un evangelista que ten\u00EDa varios videos en los que alegaba que \u00E9l hab\u00EDa sido un militante sat\u00E1nico y que Dios le hab\u00EDa transformado. Aseguraba que pod\u00EDa exorcizar cualquier demonio porque esa era la misi\u00F3n que Dios le hab\u00EDa encomendado para exculparse de su vida anterior. Le escribieron un email y le contaron su problema. Supon\u00EDan que no les contestar\u00EDa ya que miles de personas segu\u00EDan a ese hombre y sin duda no tendr\u00EDa tiempo ni de leerlo. Sin embargo respondi\u00F3 esa misma noche. \u201CEstar\u00E9 encantado de ayudarles, d\u00EDganme su direcci\u00F3n y me presentar\u00E9 all\u00ED en cuanto pueda.\u201D Se preguntaron si podr\u00EDa ir a su casa, a Londres, cuando \u00E9l viv\u00EDa en Venezuela. Se lo comentaron, le especificaron tel\u00E9fono y direcci\u00F3n exacta y esperaron su respuesta. Esta vez tuvieron que apagar el ordenador e irse a dormir antes de tener la respuesta. Ninguno de los dos ten\u00EDa hambre as\u00ED que ni bajaron al comedor. Fue inquietante que el ordenador les mostrara c\u00F3mo la com\u00EDa desaparec\u00EDa instant\u00E1neamente a las diez de la noche. Lo grab\u00F3 delante de ellos y ahora estaban seguros de que nadie hab\u00EDa borrado ning\u00FAn fragmento. Antes de acostarse llamaron a la due\u00F1a para pedir explicaciones y como adivinando lo que hab\u00EDa pasado, no les cogi\u00F3 el tel\u00E9fono. A la ma\u00F1ana siguiente se despertaron recordando lo que les hab\u00EDa pasado. Era curioso que lo que les hab\u00EDa aterrado hac\u00EDa unas horas, en la tenebrosa noche neblinosa, resultara durante el d\u00EDa algo fascinante y gracioso con lo que hab\u00EDan estado conviviendo durante dos meses sin enterarse. Decidieron que fueran quienes fueran esos \"empleados\", fantasmas, extraterrestres o personajes con poderes para detener el tiempo y cambiar las cosas de sitio, no eran hostiles y pod\u00EDan seguir viviendo con ello hasta que alguien les ayudara a resolver el misterio. En el email encontraron la respuesta del sacerdote evangelista. \"Siento mucho no poder asistir, no tengo ning\u00FAn viaje planeado a Inglaterra pero en cuanto tenga la ocasi\u00F3n tratar\u00E9 de visitarles y juntos resolveremos el misterio.\" - Menudo charlat\u00E1n - dijo Selene, que en realidad no esperaba otra cosa. - Tiene que haber alg\u00FAn sitio d\u00F3nde buscar a gente as\u00ED - dijo Henry. - \u00BFEn serio crees que son fantasmas? - \u00BFQu\u00E9 otra cosa puede ser? - No lo s\u00E9, pero tenemos una prueba y estoy pensando que si lo ense\u00F1amos en televisi\u00F3n, nos dar\u00E1n un dineral no solo por mostrarlo sino ... - \u00BFEst\u00E1s loca? - se exalt\u00F3 Henry -. \u00BFQuieres convertir la casa en un circo? No quiero responder llamadas de chiflados pidiendo cita para poder entrar a verla ni que la gente me se\u00F1ale por la calle como \"el de los fantasmas\". - Est\u00E1 bien, ha sido una mala idea... - dijo ella, poco convencida. Henry medit\u00F3 unos instantes. - \u00BFUn dineral? - Seguro, imag\u00EDnate que vienen y lo filman ellos, lo podr\u00EDan sacar en directo c\u00F3mo ocurre todo. Seguro que nos hacemos famosos y entonces ser\u00E1 m\u00E1s f\u00E1cil que la propia cadena contrate expertos... - Mira esto - interrumpi\u00F3 Henry. Se\u00F1al\u00F3 a la pantalla donde se ve\u00EDa el comedor. Era la hora del desayuno y se supon\u00EDa que ten\u00EDan que aparecer los panecillos, la mantequilla, los huevos, el bac\u00F3n,... sin embargo la mesa estaba vac\u00EDa y una especie de sombra con forma humana se desplazaba alrededor de la mesa pero su due\u00F1o no aparec\u00EDa en la pantalla. De repente el candelabro del centro de la mesa cay\u00F3 con fuerza y fue a terminar al suelo. No sab\u00EDan por qu\u00E9, la pantalla comenz\u00F3 a oscurecerse y la se\u00F1al sufri\u00F3 interferencias antes de cortarse. Lo que qued\u00F3 fue un hormigueo negro y gris interminable. - No puedo creer lo que he visto. - Hay pel\u00EDculas de fantasmas que salen menos cosas que en esta casa - dijo Henry, empezando a asustarse. - No digas eso, ser\u00E1... - Es un puto fantasma - bram\u00F3 Henry -. Y se ha dado cuenta de que sabemos lo que es. No ha puesto el desayuno y est\u00E1 dando vueltas como un loco. - Claro que se ha dado cuenta, ayer no cenamos - explic\u00F3 ella. - Espera, \u00BFno hueles algo? - Selene olisqueaba sobre el ordenador. Se fijaron que la m\u00E1quina comenz\u00F3 a echar humo y de repente se prendi\u00F3 fuego dentro, como por un cortocircuito. - \u00A1Demonios! - exclam\u00F3 Henry -. Voy a por una toalla h\u00FAmeda. - Date prisa - dijo Selene, apartando el monitor TFT del peque\u00F1o incendio, luego apart\u00F3 la mesa de las cortinas y desenchuf\u00F3 la regleta de enchufes. Henry volvi\u00F3 con una toalla empapada en agua, mojando todo el suelo, y la extendi\u00F3 sobre la caja del PC. Contemplaron como el fuego se ahogaba en el interior de la toalla y suspiraron con cierto alivio. Cuando dej\u00F3 de salir humo la apartaron y vieron c\u00F3mo su ordenador se mostraba irreparable. No solo el ordenador, sus fotos, sus documentos, pero principalmente los videos que hab\u00EDan filmado de la noche anterior. - Creo que ya no podemos ir a la televisi\u00F3n - dijo Henry. - V\u00E1monos de aqu\u00ED, Henry, sea lo que sea se ha enfadado. - Mujer, creo que lo \u00FAnico que le molesta es que le observemos. - No seas est\u00FApido, \u00E9l nos escucha, nos observa a cada minuto. Ha escuchado lo que dec\u00EDamos, por eso ha quemado la computadora. Tengo mucho miedo Henry, v\u00E1monos de aqu\u00ED. - Voy a llamar a la due\u00F1a, ella tiene que saber... Selene llor\u00F3 desconsoladamente mientras se sentaba en la cama y se cubr\u00EDa el rostro con las manos temblorosas. Hab\u00EDa escuchado historias de fantasmas y nunca las hab\u00EDa cre\u00EDdo. Ahora recordaba el desenlace de casi todas ellas, que los testigos se terminaban volviendo locos o bien desaparec\u00EDan misteriosamente. No pod\u00EDa soportar la idea de pasar un minuto m\u00E1s en esa casa pero Henry no parec\u00EDa entenderlo. Henry cogi\u00F3 el tel\u00E9fono m\u00F3vil y marc\u00F3. El tel\u00E9fono dio la se\u00F1al de llamada una vez, dos veces, tres veces... Selene le miraba suplicante. Cuatro tonos, cinco tonos... - D\u00EDgame - dijo la voz \u00E1spera de la due\u00F1a. - \u00BFSe\u00F1ora Lafuente, Gilda? Soy Henry, el inquilino de su mansi\u00F3n. - Ah, s\u00ED, d\u00EDgame. - Hemos estado teniendo... A ver c\u00F3mo se lo explico... Tenemos que hablar de la gente del \"servicio\". - \u00BFTienen alg\u00FAn problema? - No, en realidad sabemos lo que son... - No entiendo - respondi\u00F3 la mujer. - Sabemos que son fantasmas. Quiero que me diga c\u00F3mo... - \u00BFQu\u00E9 son qu\u00E9? - replic\u00F3 ella. Henry se qued\u00F3 mudo. Esa mujer no sab\u00EDa nada, lo supo por el tono incr\u00E9dulo de su voz. - \u00BFEs que no lo sab\u00EDa? - No diga tonter\u00EDas, hombre, los fantasmas no existen. - Mire, les hemos grabado con c\u00E1maras ocultas y hemos visto que la comida aparece de la nada. Luego una especie de sombra ha venido y a destrozado nuestra computadora y todas las grabaciones han desaparecido. Esos entes son peligrosos, nos observan y a mi mujer incluso la han tocado en la ducha. Si no me propone una soluci\u00F3n... y hasta que no se resuelva - a\u00F1adi\u00F3 al ver la mirada suplicante de Selene -, no pensamos volver a esta casa. - No s\u00E9 qu\u00E9 decirle - respondi\u00F3 la se\u00F1ora con tono amable-. En todos los a\u00F1os que viv\u00ED all\u00ED, jam\u00E1s vi nada igual. - Me da igual que no me crea - dijo Henry. - Les dije claramente que no molestaran a los del servicio - explic\u00F3 Gilda -. \u00BFPor qu\u00E9 tuvieron que filmarlos? - S\u00ED... \u00BFqu\u00E9? - Henry no esperaba algo as\u00ED. - No puedo responsabilizarme de que ustedes rompan una cl\u00E1usula del contrato - a\u00F1adi\u00F3 la mujer, enojada. - \u00BFQu\u00E9 cl\u00E1usula? - Se lo especifiqu\u00E9 claramente: \"no molesten a los del servicio y ellos no les molestar\u00E1n\". - \u00BFQu\u00E9 quiere decir? - No pienso volver a intervenir... - a\u00F1adi\u00F3 ella en tono amenazador. - \u00BFEs que ha intervenido antes? - Pues claro, \u00BFcree que son los primeros que van a mi mansi\u00F3n? Los \u00FAltimos se marcharon sin avisar. Ni siquiera el banco pudo encontrarlos. - \u00BFQu\u00E9? \u00BFMe est\u00E1 diciendo que desaparecieron? - S\u00ED, el d\u00EDa despu\u00E9s de que me llamaran como pose\u00EDdos por mil demonios asegurando que unas sombras quer\u00EDan asesinarlos. No entiendo por qu\u00E9 la gente enloquece en mi mansi\u00F3n, con lo grande y acogedora que es. \u00BFA cu\u00E1nto voy a tener que bajar su precio? Apenas cubre los gastos que me genera, casi no puedo pagar los impuestos de vivienda con lo que me dan ahora - Gilda comenz\u00F3 a llorar -. No puedo bajarla m\u00E1s, d\u00E9jenme tranquila, esa casa es el lugar donde pas\u00E9 los a\u00F1os m\u00E1s felices de mi vida... Henry no pod\u00EDa seguir escuchando a esa mujer. Cada vez que abr\u00EDa la boca sent\u00EDa que quer\u00EDa matarla con m\u00E1s y m\u00E1s ganas. \u00BFLa gente desaparec\u00EDa en esa casa?, \u00BFlo sab\u00EDa y se la hab\u00EDa alquilado igualmente?, \u00BFlos inquilinos enloquec\u00EDan, la llamaban, y en lugar de llamar a la polic\u00EDa para ir a ayudarles se enojaba con ellos por desaparecer? \u00BFLe estaba culpando de llamarla para que le bajara la cuota de alquiler? Con los dedos temblorosos Henry presion\u00F3 el bot\u00F3n rojo de su tel\u00E9fono m\u00F3vil y mir\u00F3 a Selene intentando aparentar calma. Ella le miraba ansiosa. - \u00BFQu\u00E9 ha dicho? - Recoge lo que puedas en una mochila, nos vamos a casa de tus padres. - Gracias, amor, gracias - dijo, con l\u00E1grimas en los ojos. La chica se levant\u00F3 y sac\u00F3 deprisa la mochila del armario. Meti\u00F3 la ropa sin doblar, a toda prisa mientras le temblaban las rodillas por la ansiedad y el miedo. - Pienso denunciar a esa chiflada - amenaz\u00F3 Henry m\u00E1s para s\u00ED mismo que para que Selene le escuchara. Cuando tuvieron preparadas las mochilas y una maleta cada uno con toda su ropa y cosas importantes salieron por la puerta y, cargando cada uno con dos maletas, atravesaron el pasillo de las armaduras, derechos a las escaleras. Las formas met\u00E1licas de los antiguos caballeros medievales parec\u00EDan observarlas desde dentro de los cascos. Ten\u00EDan la impresi\u00F3n de que uno de ellos dejar\u00EDa caer su lanza sobre ellos. En ese momento, ni siquiera la luz del d\u00EDa pod\u00EDa contrarrestar el terror que sent\u00EDan. No quer\u00EDan ni imaginar lo que ser\u00EDa pasar una noche m\u00E1s en esa casa. Alcanzaron las escaleras sin que ninguna de las armaduras la emprendiera a hachazos con ellos. Parec\u00EDa una locura pero de alg\u00FAn modo sab\u00EDan que cualquier cosa, por extra\u00F1a que pareciese, pod\u00EDa ocurrir all\u00ED. Bajaron lentamente los escalones sintiendo que hasta las paredes estaban pendientes de ellos. - Espera... - dijo Selene, deteni\u00E9ndose de repente. - \u00BFQu\u00E9? - replic\u00F3 \u00E9l con impaciencia. - \u00BFD\u00F3nde est\u00E1 Thai? Henry se puso blanco. Desde el incidente del ordenador no la hab\u00EDan vuelto a ver. - Salgamos, luego la llamaremos - sugiri\u00F3, suplicando en su interior que Selene aceptara ese plan. - Est\u00E1 bien, esto pesa bastante. Suspir\u00F3, aliviado, no quer\u00EDa contarle que estaban huyendo porque tem\u00EDa que esas sombras intentar\u00EDan matarlos, como hab\u00EDan hecho con otras personas. Solo ten\u00EDan que seguir un poco m\u00E1s y saldr\u00EDan por la puerta, estar\u00EDan fuera, a la luz del Sol a salvo. Cada paso se le antoj\u00F3 lento y ag\u00F3nico, ella ven\u00EDa detr\u00E1s y quer\u00EDa salir corriendo pero no quer\u00EDa dejarla sola en casa. La dejar\u00EDa salir delante, se asegurar\u00EDa de que se pusiera a salvo antes de llamar a Thai, la perrita que esa casa les hab\u00EDa regalado. Llegaron a la mitad del pasillo y escucharon un ladrido en la sala de la piscina. - \u00A1Thai! - grit\u00F3 Selene, hist\u00E9rica de preocupaci\u00F3n. Solt\u00F3 las maletas y corri\u00F3 hacia la puerta de debajo de las escaleras. - Maldita sea, no vayas, luego entro yo a buscarla. - No podemos dejar que se quede solita - aleg\u00F3 ella, abriendo la puerta. Henry la sigui\u00F3 lo m\u00E1s r\u00E1pido que pudo y lament\u00F3 perderla de vista en aquella sala de la piscina. \u00BFPor qu\u00E9 ten\u00EDa que ser tan imprevisible? \u00BFTanto le costaba esperar un poco a que \u00E9l volviera a por Thai? - Amor, vuelve aqu\u00ED - suplic\u00F3. Alcanz\u00F3 la puerta de la piscina y entr\u00F3, agitado y nervioso. Vi\u00F3 que Selene corr\u00EDa por el borde de la piscina hacia la perrita negra que ladraba al fondo. Parec\u00EDa que no hab\u00EDa ning\u00FAn peligro, corri\u00F3 para reunirse con ellas. Cuando Selene alcanz\u00F3 a Thai, la cogi\u00F3 en brazos y trat\u00F3 de calmarla acarici\u00E1ndola entre las orejas. Sin embargo la perrita segu\u00EDa ladrando al agua insistentemente. Por instinto Henry mir\u00F3 al fondo y vio una sombra desplaz\u00E1ndose a un lado y a otro como si alguien estuviera nadando o buceando. Su coraz\u00F3n se detuvo cuando vio que la superficie estaba completamente en calma, como un espejo, y la sombra iba directa hacia ellas. - \u00A1Selene, corre, ven enseguida! Demasiado tarde, algo tir\u00F3 de ella y cayeron en la piscina la perrita y ella. Henry a\u00FAn estaba a m\u00E1s de cinco metros cuando pas\u00F3 y sin pens\u00E1rselo salt\u00F3 al agua, con zapatos y todo, para salvar a su mujer. La piscina era muy profunda, en la m\u00E1s honda, justo en el centro, a\u00FAn no hab\u00EDa logrado tocar suelo en los dos meses que llevaban viviendo ah\u00ED. Si Selene era arrastrada al fondo por esa sombra, no podr\u00EDa sacarla. Ni siquiera pens\u00F3 que, al tirarse \u00E9l, la sombra pod\u00EDa arrastrar a los tres hasta que se ahogaran. Su mente no pod\u00EDa asumir que ella pudiera morir. Mientras buceaba y segu\u00EDa el descenso de su esposa y la perrita, sinti\u00F3 que sus o\u00EDdos empezaban dolerle intensamente. Entonces comenz\u00F3 a escuchar el piano m\u00E1s claramente que nunca, como si sus notas resonaran solamente en sus o\u00EDdos. Esta vez la melod\u00EDa sonaba perfecta, sin errores. Alcanz\u00F3 a Selene y la cogi\u00F3 en brazos. Alguna fuerza sobrenatural segu\u00EDa tirando de ella hacia el fondo. Deb\u00EDan estar a dos metros de profundidad y a\u00FAn hab\u00EDa m\u00E1s de la mitad de trecho para llegar al suelo cubierto de teselas. Henry pate\u00F3 con fuerza el agua, resisti\u00E9ndose a la fuerza y al menos logr\u00F3 detener su descenso. Sus pulmones ard\u00EDan, no hab\u00EDa cogido suficiente aire y la desesperaci\u00F3n hizo que empezara a bracear con la mano derecha mientras sosten\u00EDa a Selene con la izquierda. Ella segu\u00EDa aferrando con fuerza a Thai. Esta vez s\u00ED, Henry consigui\u00F3 contrarrestar la fuerza que les hund\u00EDa y comenzaron a ascender. En un par de segundos salieron a la superficie y respiraron con fuerza, entre toses. Ambos nadaron hacia la escalerilla y Selene puso a la perrita fuera antes de salir ella. Henry no perd\u00EDa ojo del fondo de la piscina, rezando en su interior para que ninguna sombra fuera hacia ellos. La falda de Selene le entorpec\u00EDa los movimientos y subi\u00F3 pesadamente las escaleras. Cuando alzaron la vista no pod\u00EDan creer lo que sus ojos les mostraban, la casa ard\u00EDa en llamas y parec\u00EDa a punto de colapsar en cualquier momento. Henry sostuvo con fuerza el brazo de Selene y paso a paso decidieron atravesar ese infierno. La casa parec\u00EDa que se les ven\u00EDa encima pero por suerte o por intervenci\u00F3n de una fuerza oculta, ninguna viga cay\u00F3 sobre sus cabezas. Salieron al exterior y corrieron hacia el coche. Se volvieron y vieron que la mansi\u00F3n estaba ardiendo por todas partes, cay\u00E9ndose en pedazos devorada por las llamas. Su casa, el lugar al que no ten\u00EDan intenci\u00F3n de volver, estaba siendo reducida a cenizas y contemplarlo les llen\u00F3 de paz. - \u00BFQu\u00E9 es lo que ha pasado? - pregunt\u00F3 \u00E9l, cuando ya estaban m\u00E1s tranquilos. - No lo s\u00E9... - dijo ella, tiritando y con el shock de la escena. - \u00BFEscuchas lo mismo que yo?- Henry no lo pod\u00EDa creer. - Si... \u00A1Por Dios! -replic\u00F3 Selene. La m\u00FAsica del piano hac\u00EDa eco en toda la casa y pod\u00EDan ver desde afuera un sin n\u00FAmero de sombras que parec\u00EDan danzar con el fuego, el espect\u00E1culo era aterrador, ambos p\u00E1lidos al admirar aquel horror. Ya no pod\u00EDa ver mas, solo salir de ah\u00ED y no volver jam\u00E1s. Volvieron a la casa de los padres de Selene y Henry, hizo la demanda correspondiente. Pero claro, la se\u00F1ora Isabel no se iba a quedar de brazos cruzados y contrat\u00F3 un buen abogado que aseguraba que lo m\u00E1ximo que pod\u00EDa hacerles era no devolverles el mes de fianza ya que iba a cobrar una jugosa suma por el seguro de la casa y ning\u00FAn juez les podr\u00EDa culpar a ellos del accidente dom\u00E9stico. Incluso podr\u00EDa sospechar que ella misma la quem\u00F3 para cobrar esa cifra por un lugar con tan poco valor. Al parecer, en la regi\u00F3n era tristemente famosa por los truculentos hechos del pasado y nadie, que preguntara antes en el vecindario, ni siquiera se acercaba a las verjas. Cuando se reunieron las dos partes y su abogado expuso eso ante la se\u00F1ora Isabel, \u00E9sta retir\u00F3 la denuncia con gesto sombr\u00EDo. Poco tiempo despu\u00E9s restauraron la vieja mansi\u00F3n e incluso volvieron a ofrecerla en renta. Cuando Henry vio el anuncio en el peri\u00F3dico quiso denunciarlo a la polic\u00EDa, pero Selene le dijo que nada ganar\u00EDa. Esa mujer era muy rica y ya no quer\u00EDan m\u00E1s problemas. - No lo hagas mi amor, es in\u00FAtil, olvidemos todo. - Ya pasaron dos semanas, quitaron el anuncio, al parecer ya hay nuevos inquilinos en esa casa. - \u00A1Que Dios los ampare! Ambos ignoraban si en el futuro aquellas personas empezar\u00EDan a experimentar las mismas situaciones extra\u00F1as que ellos vivieron, en el fondo sab\u00EDan que as\u00ED seria y que ahora, la Mansi\u00F3n de las Sombras ten\u00EDa nuevos hu\u00E9spedes que atormentar. Categor\u00EDa:Lugares Categor\u00EDa:Fantasmas Categor\u00EDa:Mentes trastornadas Categor\u00EDa:CC"@es . "La mansi\u00F3n de la sombras"@es . . "-Esa casa tiene m\u00E1s de cuatrocientos metros cuadrados y solo est\u00E1 a una hora de nuestros trabajos -dijo Henry a su novia, mientras se\u00F1alaba el anuncio del peri\u00F3dico. -Piden muy poco - replic\u00F3 Selene -. F\u00EDjate, est\u00E1 amueblada y solo piden 500 libras al mes. Eso es una estafa, olv\u00EDdalo. -Podemos ir a verla, tiene que ser una pasada. -Bueno, por verla no vamos a perder nada. Pero yo hab\u00EDa pensado algo m\u00E1s cerca. - Ver\u00E1, tiene que ser por la ma\u00F1ana porque es cuando est\u00E1 el mozo de la piscina. \u00C9l es el que tiene las llaves de la mansi\u00F3n. - \u00BFPiscina? \u00BFEs que tiene piscina? - Es natural - dijo Selene."@es .